Ya empezamos
No llevamos ni una semana y ya se ha liado por una estampita de una vaquilla, símbolo del programa más familiar y más blanco que uno pueda imaginar desde la Santa Misa, evocando al sagrado corazón de Jesús al cual tan devotamente oran los feligreses congregados ante Ferraz, con sus corazones más rebosantes de odio que de amor al prójimo si este es socialista. Serán malos tiempos para la lírica, pero son los mejores tiempos para el integrismo.
No llevamos ni una semana y ya se les ha agotado el stock de espíritu navideño en el seno del gobierno de coalición. Yolanda Díaz ha acusado al ministro Carlos Cuerpo de ser “casi una mala persona” -faltada, pero con sentidiño- por andar enredando con los empresarios en la reducción de jornada labora en plan poli bueno; despacharse así debe ser esa política “con altura de miras” que tanto se reclama, evitando los ataques personales e inspirando confianza en los ciudadanos. Quién necesita oposición teniendo compañeros de gabinete. Puede que el ministro acabe el año echando de menos los felices días en que la oposición no le hacía una sola pregunta y la vicepresidenta regresando a Roma para presentar los papeles para la canonización.
No es todavía presidente y Donald Trump ya les ha dicho a los británicos qué tienen que hacer con el petróleo del Mar del Norte, a los daneses a cuánto venderle Groenlandia, a los panameños que le devuelvan el canal, a los canadienses que los va a nacionalizar y al juez Juan Merchán -latinos, ya se sabe-, que le ha citado el día 10 de enero para emitir sentencia por su condena en el caso Stormy Daniels, que la legalidad la dan los votos, no las leyes; que son un atraso y todo lo complican. Ya está todo listo para que comience el show de su segunda presidencia. Si les gustó la primera, la secuela les encantará a nada que consiga que los republicanos dejen de pelearse entre ellos y votarse los unos contra los otros.
No se ha cumplido aún la primera semana y ni los mismísimos Reyes Magos de Oriente se han librado de la mala onda que trae este año nuevo; han llegado llenos de regalos, pero empapados hasta la mirra y en horas y en días tan diferentes que casi parecían usuarios de Renfe en una jornada laborable cualquiera. Hay que reconocerle al 2025 que viene de frente desde el primer minuto. “BBQ sauce”, que diría Ted Lasso.
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