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Cuando fichar a un entrenador no es noticia

Luis Padilla (ACAN) / Luis Padilla

Santa Cruz de Tenerife —

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Es posible que los problemas del Tenerife sean muchos y se repartan entre el césped, el banquillo, los despachos y el palco. Y que también estén en el entorno tóxico que rodea al club, empeñado en llevar hasta sus últimas consecuencias una política de tierra quemada y de “cuanto peor, mejor” en su objetivo de provocar a cualquier precio la marcha de Miguel Concepción de la presidencia. Repito que los problemas pueden ser miles, sin duda, pero creo que las soluciones más inmediatas, esas que pueden evitar el descenso del equipo blanquiazul a Segunda División B, pasan exclusivamente por una mejora futbolística.

Y por esa sencilla razón, el fichaje de un entrenador debería ser una buena noticia, por lo que su presencia puede significar de ayuda a unos jugadores tan honestos y comprometidos como desacertados en algunas acciones individuales de valor gol y con una pérdida de rumbo colectiva. En la Isla, sin embargo, la llegada de Rubén Baraja al banquillo del Heliodoro no sólo no se ve como una buena noticia, sino que algunos hasta tratan de minimizar la propia existencia de la noticia. Tan empeñados están en su deseo legítimo de aupar a Corviniano Clavijo a la presidencia del Tenerife, que hasta se olvidan del periodismo.

Dios y Kapuscinski me libren de dictar la política informativa de otros medios informativos, práctica fascista que, curiosamente, estos medios sí aplican a aquellos que no siguen la doctrina del 'nacionalclavijismo', pero sí me van a permitir que muestre mi asombro cuando, con un nuevo inquilino en el banquillo, nos interesa poco su fútbol y mucho lo que pueda pasar en el palco. Porque me pueden llamar loco –o vendido, o estómago agradecido, que los insultos son norma de estos fascistas–, pero creo firmemente que el Tenerife corre un serio riesgo de descender a Segunda División B. Y que la solución no pasa por un cambio en la presidencia.

Así que, aunque no encuentre esta información en algunos medios, en las próximas semanas intentaré saber mucho sobre las ideas de Baraja, sus planteamientos, sus propuestas futbolísticas, su diagnóstico sobre la situación actual y acerca de las necesidades futuras de la plantilla, los posibles cambios que pueda introducir en el once o en el dibujo... y todo aquello que tenga que ver con el fútbol y pueda hacer que el Tenerife juegue –o compita– mejor y gane partidos. Porque sigo pensando que la solución a la errática marcha del Tenerife 19-20 está, fundamentalmente, en el césped, en el banquillo o hasta en los despachos.

Y en estos casos, la llegada de un nuevo entrenador siempre es una buena noticia. O al menos, es  noticia.

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