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¿Radical? ¿De extrema izquierda? Los planteamientos de Kamala Harris son de puro sentido común

Kamala Harris y Tim Walz. EFE/EPA/WILL OLIVER

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Si escucháis a Donald Trump o ponéis Fox News oiréis una cantinela que se repite sin cesar: la candidata presidencial demócrata y actual vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, es más “radical” y está más escorada a «la extrema izquierda» que Bernie Sanders.

Por sorprendente que parezca, no es cierto.

Resulta muy complicado rebatir las mentiras de Trump porque cada día que pasa sus afirmaciones son más absurdas que el día anterior. En cualquier caso, mientras unimos nuestras fuerzas para derrotar a Trump y conseguir que Harris llegue a la Casa Blanca, permitidme que os recuerde una verdad: a pesar de lo que los medios de comunicación corporativos y el establishment político puedan afirmar, lo cierto es que la llamada agenda “radical” y de “extrema izquierda” por la que lucha el movimiento progresista goza de una enorme popularidad en Estados Unidos.

Una encuesta tras otra demuestra que los posicionamientos progresistas cuentan con el apoyo de una abrumadora mayoría de estadounidenses que comparten la idea descabellada de que, tal vez, sólo tal vez, el gobierno debería representar las necesidades e intereses de cada uno de nosotros y no sólo de los ricos donantes de la campaña presidencial. También es importante entender que países de todo el mundo ya están llevando a cabo muchas de estas propuestas “radicales”.

En otras palabras, lo que es “radical y descabellado” no son las propuestas en sí, sino el nivel de retraso de Estados Unidos en comparación con otros países ricos en lo relativo a las políticas de protección a las familias trabajadoras, los ancianos, los niños, los enfermos y las personas con discapacidad.

Algunos ejemplos:

Cuando hablamos de garantizar la asistencia sanitaria para todos por considerar que es un derecho humano, estamos hablando de que cada uno de nosotros, independientemente de nuestros ingresos, podamos ir a un centro médico cuando estemos enfermos y salir del hospital sin habernos arruinado. Hablamos del derecho a cambiar de trabajo sin miedo a perder la asistencia sanitaria. ¿Os parece radical?

Cuando hablamos de que nuestro gobierno utilice su poder de negociación para conseguir que las farmacéuticas accedan a poner precios más bajos para los medicamentos con receta, estamos hablando de acabar con el absurdo de que los estadounidenses paguen, con diferencia, los precios más altos del mundo por los medicamentos con receta. ¿Os parece radical?

Cuando hablamos de bajas familiares y médicas remuneradas, estamos hablando de que una madre y un padre puedan pasar los primeros meses con su hijo recién nacido sin tener que volver corriendo al trabajo a la semana siguiente, y estamos hablando de poder cuidar de un ser querido que está enfermo sin tener que preocuparnos de perder el sueldo o el trabajo. ¿Os parece radical?

Cuando hablamos de reforzar la educación pública y las escuelas infantiles y de pagar a los profesores un sueldo decente, estamos hablando de garantizar que todos nuestros hijos, independientemente de nuestros ingresos, reciban la educación de calidad que necesitan para prepararse para el futuro. ¿Os parece radical?

Cuando hablamos de universidades gratuitas, estamos hablando del derecho de todos los estadounidenses a obtener una educación superior sin tener una deuda descomunal cuando terminan los estudios universitarios. Hablamos de la capacidad de Estados Unidos para contar con la mano de obra altamente cualificada que necesitamos para competir eficazmente en una economía global altamente competitiva. ¿Os parece radical?

Cuando hablamos de un “nuevo pacto verde”, estamos hablando de crear millones de empleos bien remunerados que transformarán nuestro sistema energético, nos protegerán del cambio climático y crearán un planeta habitable para las generaciones futuras, con menos sequías, hambrunas, inundaciones, fenómenos meteorológicos extremos, enfermedades y sufrimiento humano. ¿Os parece radical?

Cuando hablamos de subir el salario mínimo para que sea un salario digno estamos hablando de acabar con unos salarios que son una miseria y así evitar que algunas personas tengan que aceptar dos o tres empleos simultáneos para poder llegar a fin de mes y mantener a sus familias. ¿Os parece radical?

Cuando hablamos de reforzar y ampliar la seguridad social, estamos hablando de garantizar que todas las personas mayores puedan jubilarse y tener una vida digna. ¿Os parece radical?

Cuando hablamos de ampliar la cobertura médica para las personas mayores, Medicare, para que cubra la asistencia dental, auditiva y visual, estamos hablando de que nuestros mayores puedan masticar los alimentos que comen, escuchar el sonido de las voces de sus seres queridos y ver el mundo que les rodea. ¿Os parece radical?

Cuando hablamos de aprobar el proyecto de Ley Pro (Pro Act por, Protección del derecho de sindicación), estamos hablando de dar a los trabajadores la posibilidad de ejercer su derecho constitucional a constituir sindicatos sin trabas legales o de las empresas. ¿Os parece radical?

Cuando hablamos de acabar con determinados grupos de incidencia y organizaciones conservadoras como Citizens United y avanzar hacia un sistema de financiación pública de las elecciones, estamos hablando de la necesidad de proteger nuestra democracia e impedir que los multimillonarios, y sus Super Pacs -comités de acción política que pueden recaudar dinero y apoya o desfavorece a candidatos políticos mediante la compra de anuncios impresos, de radio y televisión- puedan comprar unas elecciones. ¿Os parece radical?

Cuando hablamos de hacer que los ricos paguen la parte equitativa de impuestos, estamos simplemente afirmando que es hora de abordar el nivel sin precedentes de desigualdad de ingresos y riqueza que existe actualmente y acabar con un sistema fiscal regresivo que permite a los multimillonarios tener un tipo impositivo efectivo inferior al del personal de enfermería o los camioneros. ¿Os parece radical?

En resumen: en estas elecciones en Partido Demócrata no defiende un programa “radical”. Son propuestas de sentido común y que cuentan con el apoyo de la inmensa mayoría de los estadounidenses.

Pero dejadme que os diga lo que de verdad es radical. Es un Partido Republicano que quiere más exenciones fiscales para los multimillonarios, recortes masivos de las prestaciones de la seguridad social, Medicare (cobertura médica para las personas mayores) y Medicaid (cobertura médica para las personas con menos recursos), dejar que los contaminadores destruyan nuestro planeta y permitir que las farmacéuticas nos cobren lo que quieran.

Eso es radical.

¿Qué vamos a hacer al respecto?

En los próximos meses trabajemos las horas que haga falta para derrotar a Trump y lograr que los candidatos demócratas a la presidencia y vicepresidencia, Kamala Harris y Tim Walz, ganen las elecciones del 5 de noviembre. Hagamos también todo lo que podamos para apoyar a los candidatos progresistas de todo el país. Muchos de ellos se la juegan en estos comicios.

Y luego, a la mañana siguiente de ganar, tendremos que redoblar nuestros esfuerzos para educar y movilizar al pueblo estadounidense para que apueste por la agenda que le conviene, no por la agenda que le conviene al 1% más poderoso.

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