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El rey elige bando

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), y el Rey Felipe VI
4 de enero de 2025 21:27 h

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Hay muchas razones por las que el jefe del Estado de España puede ignorar y humillar la memoria de las víctimas de la dictadura, pero ninguna nos devuelve una bonita imagen como país. El primero de esos motivos es que el rey y la monarquía le deben su lugar en el poder, por simbólico que sea en 2024, a la dictadura y a Francisco Franco. Estar en un acto de desagravio a las víctimas en la efeméride de la muerte del sátrapa sería reconocer la ilegitimidad de su institución y por eso han evitado estar presentes el 8 de enero en el primer acto de conmemoración de 2025, que pretende honrar a quienes sufrieron represión durante la dictadura.

Huelga decir que la Casa Real jamás se habría planteado negarse a asistir a un acto que tiene como objetivo honrar a las víctimas de ETA, pero entiende que asistir a uno que honra a las de la dictadura supone enfrentarse a los partidos de derecha y extrema derecha, así que elige ceder a sus posiciones ideológicas y se pone del lado de los victimarios. Tampoco hubiera puesto excusa alguna para acudir, incluso sin invitación mediante, a cualquier acto que tuviera relación con las víctimas de la DANA ahora que ha cogido el evento como método populista para sacar rédito marketiniano después de la reacción inteligente que tuvo cuando los reyes fueron recibidos con barro e insultos. Pero son las víctimas del franquismo y se las puede despreciar poniendo como justificación para su ausencia que el acto del 8 de enero coincide con otro donde tiene que dar las acreditaciones diplomáticas al embajador de Gabón.

Las excusas que la Casa Real ha dado en connivencia con este gobierno son un compendio de nuestra memoria fallida y de cómo la monarquía está preocupada por no perder el favor de la extrema derecha y de los reaccionarios sin importarle humillar una vez más a quienes sufrieron la represión de la dictadura y a la izquierda de nuestro país sabiendo que esta es republicana y ya la tiene perdida. Lo que habría que preguntar al PSOE es cuándo va a dejar de proteger a una institución que opera en favor de sus adversarios políticos y que le debe la supervivencia, porque en el momento en que el PSOE le retire el apoyo no será más que una rémora a erradicar.

La Casa Real y el gobierno, porque Sumar es del gobierno y su silencio le hace cómplice, han argumentado que estará en actos en los campos de concentración de Auschwitz como ardid para excusarse de su ausencia. Es un tópico insultante querer utilizar a las víctimas del nazismo para evitar posicionarse en España y librarse así de su responsabilidad como jefe de Estado con las víctimas de su país. La derecha de este país no se atreve a criticar un acto en un campo nazi porque uno de los argumentos del revisionismo franquista es eludir su colaboración con el nazismo, como si pudiera ocultar que sin la invasión extranjera del fascismo y el nazismo la República jamás hubiera sido vencida. Utiliza esa artimaña mientras honra a los muertos de la división nazi 250 de la Werhmacht, que ellos llaman División Azul para que no nos demos cuenta de que están honrando a los nazis que perpetraron el Holocausto.

Los monárquicos no van a hacerse preguntas, pero aquellos que dicen tener el alma republicana y no dejan de proteger a Felipe VI como antes hicieron con Juan Carlos I tendrían que preguntarse qué le pasa a un país que tiene un rey que puede ignorar a las víctimas de su dictadura como no haría con cualquier otro colectivo de víctimas. Llegará un momento en el que todas estas utilizaciones instrumentales de la memoria no le servirán para ocultar la protección que otorga a una institución como la Casa Real, que se permite el lujo de despreciar a todos los que sufrieron represión para que un monarca pueda ser elevado a lo alto de jefatura del Estado como método de chantaje para poder vivir en democracia y hacer que olvidemos la posibilidad de hacer justicia a los represores y a los genocidas.

Si el rey quisiera de verdad honrar a los españoles a los que dice representar aparecería en una fosa de quienes lucharon por la democracia y todavía no tienen un lugar digno para descansar y que sus familiares puedan por fin darles sepultura, pero eso sería honrar a la verdad, la justicia y la dignidad. Felipe VI no tiene la altura suficiente como estadista para dar un paso de ese calibre y acobardado ha elegido bando, el de aquellos que quieren dejar la memoria de lo más grande que ha tenido este país en las cunetas uniéndose a sus victimarios. Hay quien dice que la reina Letizia tiene una sensibilidad diferente: veamos si es verdad y es capaz de influir y convencer al rey de que abandone el lado equivocado de la historia. A quienes luchamos por la restitución justa de la verdad nos importa poco lo que hagan, seguiremos peleando sin ellos porque estamos mejor sin aquellos que pisotean la memoria. 

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