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Alertamos del golpe a la democracia en Brasil y sus consecuencias globales

Dilma Rousseff

Renata Ávila / Baltasar Garzón

y ocho firmas más —

La destitución de la presidenta Dilma Rousseff, el 31 de agosto de 2016, inició un ataque a la democracia en Brasil cuyo siguiente hito fue el pasado 1 de septiembre de 2018, la inhabilitación del ex presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, favorito en los sondeos para las presidenciales del 7 y 28 de octubre. Como efecto de ambos actos, se pone a la ciudadanía brasileña ante la peligrosa perspectiva de la posible victoria de un candidato fascista, racista, misógino y homófobo, autor de llamamientos a la violencia y represión armada.

Hacemos constar que estos dos golpes ilegítimos, golpe parlamentario contra la Presidenta Rousseff y golpe judicial, por la condena sin pruebas a 12 años de prisión y ahora inhabilitación del candidato a la reelección Lula, son pasos de un plan para impedir que el Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenecen, implemente el modelo de redistribución de riqueza, reducción de las desigualdades sociales, raciales y de género, que estos 16 años ha sido exitoso ejemplo de alternativa al neoliberalismo de la crisis global.

Alertamos de la instrumentalización del poder judicial, en Brasil y otros países en desarrollo, como punta de lanza de una estrategia general del capital financiero internacional y medios de comunicación incumplidores de su deber de veracidad. Estrategia que persigue, alegando la lucha anticorrupción que en realidad pervierten, eliminar de la carrera electoral, con condenas injustas, a los políticos vistos como freno de la agenda dictada por los mercados.

Particularmente grave es que el estado de Brasil que, con gran vigor, fue referente del multilateralismo e impulsó valiosas iniciativas como los BRICS, haya decidido desoír, ahora, la solicitud del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas de que se “garanticen los derechos políticos de Lula incluido el de ser candidato en las presidenciales de 2018”.

Nuestra preocupación es honda por las consecuencias que facilitar ilegítimamente la victoria del candidato fascista en Brasil pueden tener, tanto en el país como en un panorama internacional donde los líderes de la más belicosa ultraderecha ascienden y hasta Gobiernan con votos fruto de la frustración por la crisis de 2008 y el austericidio de los que el neoliberalismo es responsable.

Pero también porque para que el resultado electoral de los comicios del 7 y 28 de octubre sea pacíficamente aceptado por la sociedad, deben garantizarse las condiciones de justa concurrencia entre candidatos de todos los partidos, incluido el PT.

Madrid, septiembre de 2018

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