La iglesia de la Cienciología se basa en un curioso precepto: “Si para ti es verdad, entonces lo es”. A veces en el debate de ciertos temas se aprecia cómo se utilizan conceptos de forma que el que los expresa parece poseedor de la “verdad absoluta”, llevando a discusiones técnicas formas de razonar más propias de los pensamientos mágicos. Cuando estas discusiones transcurren en el campo de las ideas, es difícil rebatirlas, pero cuando entran en el campo de la posible constatación empírica la cosa cambia. No hay mayor enemigo de la mitología que la matemática.
En el debate sobre el autoconsumo se quiere hacer pasar la idea a la opinión pública de que su utilización es regresiva e incluso personas que en otros aspectos se consideran liberales en términos económicos en este caso ven bien la introducción de barreras al libre mercado como es el llamado popularmente “impuesto al sol”. Claro que esto aparentemente sucede solo en nuestro país, ya que por ejemplo en Estados Unidos los partidarios del Tea Party los son a su vez del uso del autoconsumo, por lo que significa de defensa de la libertad de los ciudadanos frente a las grandes corporaciones y el Estado.
Su justificación se basa en la idea que los autoconsumidores son “insolidarios” porque no contribuyen a pagar los gastos del sistema. La realidad es que estos consumidores siguen pagando tanto el término fijo de la factura, que permanece inalterado, como el término variable en función de la energía que utilizan de la red. Con este respecto, es importante recordar que el 70% de los cargos y de los peajes del sistema se paga con la parte fija de la tarifa, mientras que el restante 30% se paga con la parte variable, de la que los autoconsumidores dejan de pagar la parte proporcional de los cargos de la energía que no consumen del sistema. Estos números demuestran que los autoconsumidores, aunque reduzcan el consumo de electricidad que usan de la red, no dejan de contribuir al mantenimiento del sistema, como cualquier otro ciudadano.
Hablando de un caso concreto, si tomamos como referencia una instalación de autoconsumo situada en una zona con buena insolación y con una potencia instalada igual o menor a la potencia contratada, vemos que ésta produce aproximadamente el 35% de la electricidad total que se necesita, por lo que es necesario adquirir el restante 65% de la red, por la que se seguiría pagando los cargos correspondientes. Lo que se dejaría de pagar es la cuota correspondiente a la parte variable de la tarifa: el 35% del 30%, es decir, un 11,6%.
Entonces, ¿cuál sería el verdadero impacto del desarrollo del autoconsumo en España? Por cada 100 MW de autoconsumo instalado, los autoconsumidores dejarían de pagar el 11,6% de la parte variable de la tarifa, lo que implicaría una reducción de los ingresos del sistema de 2,6 M€, es decir, un 0,01% del total de ingresos del sistema.
Las previsiones de crecimiento del autoconsumo en España, que se basan en estudios de mercado y comparaciones de la experiencia de países en los que existe un marco normativo similar a la propuesta recogida en la Proposición de Ley para el Fomento del Autoconsumo Eléctrico, presentada hace unos días en el Parlamento, nos indican que este mercado podría crecer alrededor de los 400MW al año, lo que implicaría que el sistema dejaría de ingresar 10,4M€, cantidad irrelevante si comparada con los más de 18.000 M€ que éste factura al año. Repartida entre los consumidores, esta cantidad supondría un recargo de 11c€ al año, cifra que pone de manifiesto la insensatez del alarmismo que se pretende crear.
Asimismo, una mayor penetración del autoconsumo implicaría una reducción del precio del mercado pool, que se traduciría en un importante ahorro económico en la factura para todos los consumidores. El autoconsumo, por lo tanto, es solidario con el resto de ciudadanos también desde un punto de vista económico, no solo ambiental, beneficio reconocido también por el Ministerio de Energía, en su reciente informe enviado al Parlamento para justificar su veto a la Proposición de Ley de Autoconsumo de Ciudadanos.
Además, el autoconsumo es desarrollo tecnológico, generación de empleo; es poner al ciudadano en el centro de decisión del modelo energético en la transición hacia las ciudades del futuro o ciudades inteligentes. Sería una grave irresponsabilidad dejar a nuestro país al margen de este camino.