Se acerca la fecha de constitución de los Ayuntamientos y la formación de los Gobiernos Locales. Y es oportuno plantear cómo ensanchar los límites de la democracia representativa en la institución más próxima a la ciudadanía. Esto solo será posible si las Alcaldías promueven con procesos innovadores, presenciales y online, una democracia de participación -deliberación y transparencia- en la toma de decisiones públicas.
La democracia local se fortalece con una Gobernanza compartida con los agentes y organizaciones sociales que sea inclusiva y favorezca la cohesión ciudadana, con un liderazgo en las Alcaldías basado en la ética pública y la integridad institucional, con buenas prácticas de transparencia para evitar abusos de poder y con un ejercicio periódico de rendición de cuentas.
Las ciudades son el territorio idóneo para reconstruir la frágil democracia. Es lo contrario de las intenciones del Frente Nacional que forman las tres derechas. Estas plantean, en tiempo de pactos, una regresión del sistema democrático. Lo que significaría más desigualdades y amurallar la democracia. Y como respuesta una mayor desafección ciudadana.
En este escenario, animo a los gobiernos de progreso en los pueblos y ciudades de España a impulsar medidas de regeneración democrática:
- Creer en la democracia participativa supone pasar de la idea de un Gobierno Local, como único protagonista en la toma de decisiones, a una Gobernanza cívica y compartida. Nos enfrentamos al desafío de desarrollar prácticas de decisión y coproducción de políticas públicas que supongan una nueva relación entre la sociedad y los Ayuntamientos. Es otra forma de gestionar las políticas públicas desde los Ayuntamientos, con implicación de la ciudadanía, agentes sociales, otras administraciones públicas y sectores privados. Todos en relación de diálogo y cooperación para dar respuestas compartidas a las problemáticas del territorio. El Código de Buenas Prácticas para la participación de las ONG's en el proceso de toma de decisiones, así como la participación de la sociedad civil en la política pública, propuestas recogidas en un importante acuerdo aprobado en 2009 por el Consejo de Europa, constituyen un documento de referencia.
- Tras la formación de los gobiernos debería formalizarse un contrato con la ciudadanía que recoja las prioridades del mandato. Esto significa abrir un proceso de 2-3 meses de duración máxima, con debates y consultas deliberativas, entre el Gobierno Local y las organizaciones y entidades ciudadanas. Permitiría determinar cuál o cuáles deben ser los objetivos que requieren una atención prioritaria (entre servicios sociales, empleo y desarrollo económico local, vivienda, seguridad, cultura, transportes, mejoras en barrios, educación, etc.,) en los próximos 4 años.
- Del mismo modo, es necesario abrir un proceso de consultas para acordar con los colectivos, entidades y agentes del municipio aquellos proyectos de inversión más importantes a incluir en el Programa de Gobierno para su ejecución desde los presupuestos municipales. Todo ello puede conformar un Plan de Acción Municipal (PAM), en un ejercicio responsable de coproducción de políticas.
- Se ha de someter cada año a información y debate público, en foros y audiencias convocadas, las propuestas del Gobierno Local en materia de Ordenanzas Fiscales así como el borrador del Presupuesto, reservando en él partidas concretas cuya aplicación sea el resultado de un proceso de participación ciudadana.
- Las estructuras estables de participación, como el Consejo Social de Ciudad o los consejos sectoriales y territoriales, han de ser representativos, autónomos y no burocratizados. Servirán, en especial el Consejo Social, para las deliberaciones sobre el contenido del PAM y de los Presupuestos, planificar actuaciones, analizar las problemáticas y estudiar soluciones. El Consejo permiten también realizar el seguimiento y un control cívico de los compromisos del contrato con la ciudadanía; esto es, controlar la aplicación del PAM y de los Presupuestos Municipales.
- Los sistemas de participación incluyen diferentes modelos de reuniones deliberativas del Gobierno Local con los Consejos, las asociaciones y la ciudadanía a nivel individual. Pueden adquirir la forma de audiencias públicas, foros de trabajo, consultas municipales regladas y asambleas territoriales o sectoriales para informar de actuaciones, debatir propuestas ciudadanas y para la rendición de cuentas.
- La voluntad de primar una mayor participación, diálogo y transparencia ha de ampliarse a las relaciones entre gobierno y oposición para garantizar la calidad de la democracia local y el control sobre la gestión del gobierno. En esta línea, aparecen medidas como la consecución de un pacto sobre el Reglamento de organización y funcionamiento del Ayuntamiento, la opción de estudiar que la presidencia del Pleno la ostente una persona de consenso, diferente al alcalde o alcaldesa pero sin que por ello la Alcaldía pierda la competencia en la fijación del orden del día o la presencia de la oposición en los organismos y sociedades municipales.
- La transparencia exige desarrollar políticas de información municipal objetiva, tratada y accesible, utilizando desde los formatos tradicionales hasta las aplicaciones más innovadoras en internet para comunicar e interactuar con la ciudadanía. Mediante programas y aplicaciones en la web del Ayuntamiento se puede promover la participación online, formulando preguntas, quejas, propuestas e iniciativas ciudadanas que han de obtener respuesta, así como para la realización de consultas y encuestas.
- Hay problemáticas, más allá de las locales, que precisan activar procesos novedosos de concienciación y colaboración ciudadana en el marco de una sociedad compleja que ha de sentirse corresponsable del futuro de la humanidad. Desde los municipios, con la acción de sus Gobiernos Locales, se ha de provocar entre la población una toma de conciencia sobre el hecho de formar parte de una ciudadanía global. De esa manera se motivará a los vecinos a participar en un cambio de hábitos y comportamientos más sostenibles de cara a una transición energética justa hacia un nuevo modelo energético y de movilidad sostenible.
Se necesitan hábitos de consumo más ecológicos, una vida urbana más sostenible y un compromiso de solidaridad planetaria con el objetivo de frenar el Cambio Climático para defender nuestra casa común que es el planeta Tierra. Porque el agua, los ríos, los océanos, las playas, la Antártida y el Ártico, el aire que respiramos y la capa de ozono son comunes a toda la humanidad. Y las islas de plásticos que provocamos en los mares, el uso indebido de los vehículos y las emisiones de gases de efecto invernadero, la producción desmedida de residuos, los consumos insostenibles de agua y energía o la reducción de la mancha verde, son el producto de malas prácticas urbanas colectivas a corregir.
Estas iniciativas, en defensa de la calidad de la democracia, representan una nueva cultura política que responde a las demandas ciudadanas y a las potencialidades de las tecnologías. Sin duda que supondrá más esfuerzo a las Alcaldías pero también mayor legitimidad para las políticas de los Gobiernos Locales de la izquierda.