Carta de un preferentista a los exdirectivos de las tarjetas black de Caja Madrid y Bankia
Preferentista por accidente desde el 28 de febrero de 2014, cuando falleció mi padre, súbitamente, el mismo día que recibió en su oficina de Bankia de toda la vida (más de 40 años como cliente), los 25.268,74€ provenientes del arbitraje de consumo de las preferentes de Caja Madrid. Fallecimiento sobrevenido, posiblemente, por el desenlace de tanta angustia contenida durante los dos años previos, sin saber, si recuperaría los ahorros de toda una vida de 83 años de sacrificio y moderación.
Sacrificio y moderación que no habéis tenido ninguno de los 63 exconsejeros y exdirectivos de Caja Madrid y Bankia, que ahora estáis sentados en ese banquillo de la vergüenza. No vergüenza por los delitos que se os imputan, si no por los usos que habéis hecho del dinero ajeno. Ahora queréis evitar la condena con argucias jurídicas de plazos y defectos formales, sin asumir vuestra responsabilidad, ni pedir siquiera disculpas por tanto daño como habéis infringido a través de la entidad de la que erais consejeros o altos directivos.
Lo que mi padre ganó con sudor, vosotros sudabais por gastarlo en un obsceno catálogo de vicios, sin importaros que ese dinero había sido sustraído con engañosas prácticas comerciales a cerca de 300.000 ancianos de sus casi 11.000 millones de euros ahorrados, en esa otra vergüenza que fueron las preferentes.
Mi padre no se dejó aconsejar por mí en agosto de 2009, cuando por dificultades tuvo que recuperar parte de su inversión (8.000€). Mi insistencia a que retirara toda la inversión ante la demora en la devolución de parte de sus preferentes no pudo contra los argumentos que esgrimían los empleados de Caja Madrid. De haber conocido en aquel momento vuestra dudosa moral, que desde octubre de 2014 sabemos a través del uso que hacíais del dinero de las black card, no hubieran faltado argumentos para ni siquiera comprar vuestras preferentes.
En mi peregrinar, acompañando a mi padre por instituciones, manifestaciones, partidos políticos, medios de prensa y un largo etcétera, pude acercarme y comprender a mi padre y a cientos de ancianos más con similares circunstancias.
Sin embargo, no comprendo ni comprenderé como vosotros, excúpula directiva y exconsejeros de Caja Madrid y Bankia pudisteis derrochar casi 11 millones de euros para unos usos tan ajenos de los objetivos que deben prevalecer en una entidad financiera, que fue reconocida como una de las más solventes de Europa. Vuestra moral cuan diferente es del origen filantrópico de las Cajas de Ahorros del siglo XIX, y que para el caso de Caja Madrid surgiera en 1702 como Monte de Piedad por iniciativa del sacerdote aragonés Francisco Piquer, para lucha contra la usura, dando a los pobres préstamos gratuitos prendarios con alhajas y ropas para satisfacer las necesidades más básicas como la salud.
Y de salud quiero hablar, no de la que hayáis podido sentir mermada en este inefable proceso, exconsejeros y exdirectivos, sino de la que perdió mi padre José Manuel, antes de morir, con noches de insomnio y pensamientos en bucle por haber sido engañado. También de la salud de los otros tantos, compañeros de lucha, que ya no están y que estando se sienten peor en sus dolencias. Este hecho, es lo que hace dos años nos unió a un grupo de afectados y científicos, para estudiar desde la evidencia qué efectos tuvieron sobre la salud de los afectados la circunstancia de haber perdido todos sus ahorros depositados en una entidad bancaria como Bankia.
El próximo lunes 3 de octubre, estos científicos se reunirán en la Escuela Nacional de Sanidad y debatirán todo el día, desgranando los datos obtenidos de cientos de afectados para, a través de la evidencia, llegar a conclusiones. Todos, sin conocer los resultados del estudio que publicará próximamente FinSalud, creemos saber cuáles son.
Roberto Serrano LLuch es hijo de afectado y presidente de AdaBankia y Patrono de Finsalud.Finsalud