No nos ha costado nada decidir que nuestra primera medida en caso de gobernar la Comunidad de Madrid sería introducir de una vez y de manera real el feminismo en la escuela. La candidatura que voy a encabezar, si así lo deciden las personas inscritas en Podemos, va a ser una candidatura feminista. No de manera impostada, sino que es algo congruente con toda mi trayectoria personal y política y con lo que siempre he defendido: la educación en feminismo me parece imprescindible para construir la sociedad que queremos.
Reivindico el feminismo en la convicción de que es, hoy por hoy, el movimiento social y político con mayor capacidad para proponer una transformación radical de la sociedad; una transformación que nos ayude a construir vidas vivibles y valiosas para todas y todos. En definitiva, pienso que el feminismo es fundamental en la construcción de una sociedad del buen vivir, de la justicia social, de la igualdad. Y por esta capacidad que tiene el feminismo para plantear nuevos mundos es por lo que la derecha lo ha señalado como enemigo principal y por lo que en Podemos queremos hacer del feminismo uno de los ejes de nuestro discurso y de nuestra práctica política. Y en un momento en el que partidos con propuestas claramente contrarias a los derechos y los intereses de las mujeres quieren subirse al carro del oportunismo y añadir confusión al término, nos parece importante que niños y niñas sepan exactamente lo que supone el feminismo; que sepan que sin feminismo no hay democracia; que sepan que en todas las constituciones democráticas del mundo se menciona la igualdad entre mujeres y hombres como uno de sus principios básicos y que todas ellas se obligan a remover los obstáculos que la impiden o dificultan. Y que sepan también que la igualdad entre mujeres y hombres no se consigue sólo obligando por ley que haya mujeres sentadas en los Consejos de Administración, y ni siquiera consiguiendo que se igualen los salarios (con lo importante que es esto). Es necesario que los jóvenes sepan que el feminismo explica la sociedad en su conjunto y que lo sepan igual que saben qué son los derechos humanos y por qué hay que defenderlos. Y tienen que conocerlo para que no sea tan fácil confundirles. Para que no sea fácil cubrir de mentiras y falsas interpretaciones una teoría crítica, una ética, un movimiento social, una práctica política y personal tan fundamental para la democracia y para los derechos humanos como es el feminismo. Que conozcan su historia, que sepan por qué no hay mujeres en los libros de texto, qué conozcan la lucha de las mujeres por sus derechos básicos, por el voto, por la educación, por sus libertades, contra la violencia que hemos padecido a lo largo de la historia y aun ahora, por convertirse en sujetos, por ser iguales, por construir un mundo a la medida de todos los seres humanos; que sepan lo que significa el trabajo que se hace gratuitamente para que la vida continúe y la sociedad funcione, y que sepan lo que hace falta para que no seamos las mujeres las que tengamos que cargar sobre nuestras espaldas y nuestras vidas el peso de ese trabajo gratuito e invisible. Todo eso es el feminismo y mucho más. Y los jóvenes tienen que saberlo.
Tienen que saberlo como saben lo que es la democracia y en qué mejora el mundo. Y tienen que saberlo porque reconocer lo que ha sido y lo que es la lucha de las mujeres contra las violencias, definir y categorizar adecuadamente estas violencias, ayuda a luchar contra ellas y ayuda a construir un mundo más igualitario. Y porque en la lucha que mantenemos contra las violencias machistas no podemos dejarnos arrastrar por la conciencia de que es el punitivismo el que va a acabar con esta violencia. Por supuesto que la sociedad debe castigar la violencia pero si no atacamos el problema desde su raíz jamás conseguiremos que aquella disminuya. A la vista está.
Y no soy ninguna ingenua. No creo que el peso de la construcción de un mundo mejor tenga que recaer sobre la educación en exclusiva. No creo que la educación por sí sola vaya a transformar la sociedad para mejor, pero sí creo que sin la educación que necesitamos no podremos construir una sociedad que defienda valores democráticos, de justicia, y de derechos humanos. Durante años se han aprobado leyes autonómicas y leyes estatales que se supone que incorporan estos valores de manera transversal a la educación. En la Comunidad de Madrid se han aprobado dos leyes que hacen obligatoria la educación transversalizada en valores de diversidad y feministas: la llamada Ley de Identidad y Expresión de Género y la Ley de Igualdad LGTBI. No sólo nada de lo aprobado se ha puesto nunca en práctica sino que se ha caminado en la dirección contraria promocionando a quienes defienden la desigualdad, como al alcalde de Alcorcón, a los colegios que segregan por sexo, o a los concertados que reparten folletos de Hazte Oír. Lo que en la actualidad existe es una educación antifeminista y antiigualitaria. Esa sí que se les enseña a muchos de nuestros niños y niñas. El PSOE jamás confió en Educación para la Ciudadanía, cuyo contenido acerca de feminismo podía ser libremente restringido por aquellos colegios cuyo ideario es, de hecho, contrario a la igualdad (cosa esta que no se permitiría en la mayor parte de los países europeos) La realidad es que cuando se habla de transversalizar un contenido, la historia nos demuestra que esa es la mejor manera de diluir la propuesta para que quede en nada.
Por eso proponemos una materia que habla específicamente de feminismo. También nos parece necesario reintroducir la asignatura de filosofía en el bachillerato. Nos quieren adormecidos y fácilmente manipulables y nosotras queremos una sociedad que se enorgullezca de saber qué es el feminismo y por qué tiene capacidad para contribuir a construir un mundo mejor, más habitable, más justo, más libre, más igualitario. Voy a trabajar en ello con todas mis fuerzas porque es en lo que siempre he creído.