Comienza el año 2019 cargado de efemérides, incluida la que probablemente es una de las más importantes en la historia reciente de España: el 80 aniversario del fin de la Guerra Civil y el inicio de una de las dictaduras más longevas y crueles de Europa.
Han pasado ocho décadas desde que el ejército sublevado del general Franco derrotó, con la inestimable ayuda de Hitler y de Mussolini, al legítimo ejército de la II República, lo que obligó a miles de españoles y españolas a huir para seguir siendo libres e incluso salvar la vida. Muchos de ellos no volvieron jamás a nuestro país. Muchos han fallecido, y otros, los menos, hoy aún viven en sus países de acogida, ya muy ancianos. Es hora de recordar su historia y, sobre todo, de rendir merecido homenaje a su lucha por la democracia y la libertad, una lucha por la que han tenido que pagar un precio demasiado alto. Para acordarnos de ellos y de ellas, 80 años no son demasiados.
La imagen de mujeres, ancianos y niños huyendo de los soldados franquistas hacia la frontera francesa o embarcando en buques atestados pertenece al recuerdo colectivo de muchas familias españolas. Cargados con sus escasas pertenencias, sin saber qué sería de su futuro, y aterrados por la amenaza de una represión segura en forma de cárcel, tortura y asesinato, miles de españoles y españolas, combatientes republicanos, militantes políticos de izquierda, sindicalistas, o simplemente demócratas y luchadores por la libertad, tuvieron que huir de España.
Se estima que unas 440.000 personas huyeron a Francia, de las que la mitad no regresó. Otros muchos se quedaron y pagaron el precio impuesto por el dictador: según estiman algunos historiadores, casi 200.000 personas fueron fusiladas. De esta manera, Franco diezmó a sus enemigos y así afianzó su férrea dictadura durante casi cuarenta años.
Recuperar el Senado para todos y todas
Este año 2019, ocho décadas después de esta tragedia, es hora de que las instituciones democráticas recuerden y rindan homenaje a estos españoles y españolas que se enfrentaron al fascismo y sufrieron el exilio precisamente por defender las instituciones democráticas existentes por entonces en nuestro país.
Por ello, el Grupo Parlamentario Socialista en el Senado organiza, junto a la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, un acto de reconocimiento a estas personas, que se celebrará en la Cámara Alta, la misma que las derechas quieren convertir en un mausoleo de las ideas más rancias y retrógradas. El PP y Ciudadanos usan su mayoría absoluta para imponer su voluntad en el Senado, mientras negocian con la ultraderecha, heredera del fascismo vencedor de 1939, para hacerse con el poder en Andalucía. No debemos olvidar que, en breve, se unirá un senador de extrema derecha a esta mayoría.
Desde hace tiempo, estas derechas quieren hacer del Senado un lugar inhóspito e irrespirable para el resto de fuerzas políticas. Ha sido allí donde, recientemente, han vetado la ampliación del techo de gasto para los presupuestos, hurtando así a la ciudadanía unos 6.000 millones de euros más en gasto social. Y también ha sido en el Senado donde las derechas se han negado a condenar el franquismo, el mismo régimen que fusiló, encarceló y obligó a exiliarse a miles de compatriotas.
Pero los socialistas nos negamos a aceptar que el Senado, que es de toda la ciudadanía, siga siendo percibido como un reducto partidista de las derechas. Por ello, la institución va a ser el marco de un merecido homenaje, por parte de los y las socialistas, a los exiliados y exiliadas, a aquellas personas que tanto han sacrificado por la libertad de nuestro país. Un acto que se celebrará el próximo 15 de enero, 80 años después de sufrir la represión y el miedo por defender la libertad, y que contará con la presencia de los propios exiliados y exiliadas, de familiares, de asociaciones, y por supuesto de cargos y responsables del PSOE.
Hoy, la democracia española está en deuda con ellos, y el Senado será el escenario donde se recordará y agradecerá su lucha y su sacrificio.