Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Feijóo y Vox: no debería de pasar, pero pasa

Captura de la campaña de la Xunta de Galicia por el 25N de 2022.

Marta Lois

Candidata al Congreso por A Coruña y presidenta de Sumar —
12 de julio de 2023 06:01 h

3

Han pasado meses desde que el señor Feijóo abandonó Galicia para irse a Madrid en una operación relámpago para deshacerse de Casado después de su denuncia sobre la corrupción de Ayuso. Atrás quedaron más de 13 años como presidente de la Xunta de Galicia, gobernando con mayorías absolutas y con un ecosistema mediático confeccionado a su medida, gracias al que labró fama de político moderado. No ha tenido escrúpulos en usar la televisión pública gallega para ese cometido; el colectivo de profesionales de la CRTVG, Defende a Galega  lleva ya cinco años denunciando la manipulación en los llamados venres negros. En realidad, su puesta en escena siempre ha sido un ejercicio de marketing para un líder que continúa ejerciendo de político líquido y banal, de persona que cada día puede defender una cosa y su contraria. Porque Feijóo siempre ha contorsionado sus “convicciones” vacuas en función de los intereses políticos más rentables. 

En esta campaña Feijóo navega claramente en el océano de los simulacros y las contradicciones: amaga con desmarcarse de Vox mientras lo convierte en su socio de gobierno en importantes comunidades autónomas y ayuntamientos amparando sus gestos más extremos. 

Los debates relacionados con la igualdad, el feminismo y los derechos lgtbi+ son temas cruciales de la agenda política y ahí el señor Feijóo apuesta, una vez más, por el ejercicio de cinismo: con la boca pequeña condena la violencia de género al tiempo que la justifica y legitima con declaraciones lamentables como que el hombre condenado “tuvo un divorcio duro”. Declara que la defensa de la igualdad resulta una “obviedad” al tiempo que desautoriza a María Guardiola en Extremadura sometiéndola a la disciplina partidista que propicia los pactos con Vox. Feijóo no tiene reparos en contradecir su gestualidad crítica sobre la violencia de género para asegurar un poder que ya en sus primeros pasos supone la eliminación de las consejerías y concejalías de Igualdad, el cuestionamiento del concepto de violencia de género y la retirada de las banderas lgtbi+ de los edificios institucionales. Y es que, tal y como comentamos al comienzo, el líder del PP es, sobre todo, un gran profesional de la manipulación política, pero también un pionero de las políticas conservadoras que han supuesto importantes retrocesos en los Derechos de las mujeres. En realidad, Feijóo en Galicia -su laboratorio político- ha sido un precursor de la contrarreforma feminista de la que ahora hace bandera la extrema derecha con decisiones organizativas, legislativas, económicas y de propagación del discurso machista. Hagamos memoria.

En el plano organizativo, Feijóo llevó a cabo importantes recortes en estructuras, presupuestos y políticas de igualdad a partir de 2009; el más significativo quizás fue la eliminación del SGI (Servizo Galego de Igualdade), una estructura equivalente al Instituto de la Mujer, en 2010 tras diez y nueve años de funcionamiento. Además puso al frente de la Consejería de Sanidad a una reconocida antiabortista, cerrando prácticamente el acceso a la interrupción del embarazo en la red pública gallega, con consecuencias a veces dramáticas para las mujeres.

En el plano legislativo y económico, durante sus mandatos, se produjeron iniciativas legislativas populares (ILPs) promovidas por organizaciones anti-abortistas como Red Madre, que fueron acogidas entusiastamente por la mayoría gubernamental de Feijóo, cuestionando los Derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. La Ley 5/2010, que regula una red de apoyo a la mujer embarazada, y la Ley 3/2011, de apoyo a la familia y a la convivencia de Galicia, han sido pioneras en el Estado español contra las conquistas feministas. Leyes que, además, se acompañaron de importantes ayudas económicas que fueron directamente a los bolsillos de las organizaciones de mujeres ultra-conservadoras al tiempo que se reducían drásticamente las ayudas a los colectivos feministas.

En el plano de la propagación del discurso machista merece la pena recordar dos campañas institucionales de igualdad del PP de Feijóo tristemente célebres. Y es que mientras en 2017 Galicia comenzaba a teñirse de negro gracias a la exitosa campaña, nacida desde el municipalismo, En Negro contra as violencias, la Xunta del señor Feijóo difundía un cartel con tres mujeres junto a los principales monumentos del país en el que se podía leer “Lo más grande de Galicia no se maltrata”. Una esperpéntica cosificación de las mujeres que provocó que todos los partidos y organizaciones feministas exigieran, sin éxito, su retirada. 

Lejos de ser esa campaña únicamente un resultado puntual de la torpeza e ignorancia institucional, hubo más. En noviembre de 2022, sus herederos populares en el gobierno autonómico impulsaron una nueva campaña de (in)sensibilización contra las violencias machistas que responsabilizaba y revictimizaba a las mujeres. De nuevo, el PP de la Xunta de Galicia recibió numerosas críticas por el uso parternalista y desenfocado de la misma. En esta campaña se alertaba de los peligros de correr sola, y con ropa ajustada, o de los riesgos de acercarse a la barra de un bar y desatender tu copa durante el ocio nocturno. Y es que el lema institucional decía: “no debería de pasar pero pasa”. 

Feijóo, en Galicia, ha sido el gran precursor del marco de las políticas de Vox contra la Igualdad y los Derechos de las mujeres. Bajo esa proyección de supuesta imagen moderada, ha sido el representante de la vieja derecha de siempre, defensora de un pasado en blanco y negro que no queremos olvidar, porque no queremos repetirlo. Tal y como ha vuelto a demostrar en estas últimas semanas. Feijóo no tiene líneas rojas para alcanzar el poder, nunca las ha tenido, por mucho que quiera aparentar que navega entre dos aguas. Feijóo y Vox, no debería de pasar pero pasa.

Etiquetas
stats