La verdad es que supone una tristeza para la izquierda que Podemos haya sufrido la debacle que se anunciaba, la misma que mucha gente del partido veíamos venir desde hace tiempo, desde Vistalegre II exactamente. Pero no es sólo eso, porque para mí, y para otras militantes de Podemos, ha supuesto un desgarro profundo el contemplar 'la foto de familia' de quienes han aparecido representándonos en la comparecencia después del recuento electoral. Es como si en una de aquellas fotos antiguas en la que aparecían los abuelos, los tíos, padres, madres, hermanos y primas te la cambiaran en un foto-montaje alevoso por unos parientes desconocidos, algún que otro cuñado y hasta el portero de la finca. Nada que ver. No puedes cambiar el recuerdo de la que fue tu familia por unos personajes que pretenden sustituirlos. Se pueden cambiar las caras, pero no el afecto vinculado a aquellos seres, que eran los tuyos, a los cuales vinculaste tus raíces y tu identidad. Esta noche de elecciones hemos entendido por qué Podemos ha perdido 30 escaños en tan poco tiempo y ha borrado su presencia en el Senado. Es que aquel Podemos, al que nos vinculamos tantas y tantos, ya no es el mismo. No había más que ver las caras de unos personajes desconocidos y, por tanto, no amados. ¿Dónde estaban aquellas y aquellos compañeros queridos y cercanos? Para Pablo han muerto. Y no parece estar muy afectado por mucho que se haya golpeado el corazón en esta campaña, puro postureo.
Ha sido sorprendentemente doloroso, porque en el resto de los partidos reconocía a las personas del staff, sólo del mío no sabía quiénes eran. Y eso, Pablo, es suficiente para que mucha gente que se entusiasmó con el Podemos original no te haya votado. Lo has conseguido. Has conseguido rescatar a IU de su insignificancia, al igual que al viejo PC, que fue la moneda de cambio para conseguir sus votos en Vistalegre II y poder derrotar la vía Errejón, mucho más fiel a los orígenes y las esencias propias del 15M. Sí, antes de aquel Congreso, mucha gente de CCOO y del viejo PC se inscribieron en Podemos para iniciar el asalto dentro de la panza de aquel caballo de Troya bajo apariencia de la más prístina democracia. Nadie pronunció entonces la frase de Virgilio en la Eneida: Timeo Danaos et dona ferentes (Temo a los griegos/dánaos hasta cuando traen regalos) Son los mismos inscritos que te exigen la enorme responsabilidad de estar de jefe hasta el 2021. ¡Vaya por Dios, las gabelas de la democracia! Y luego vendrá la feminización del Partido ¿no? ¿La vice tal vez?
La estrategia interna de Podemos ha representado una de las mayores imposturas políticas de toda la democracia desde la transición. Se cambió el espíritu de un Partido-movimiento transversal para una mayoría social por un partido leninista tradicional, vertical, lleno de sospechas, de enemigos traidores, de camarilla de leales, de comisarios políticos, de culto a la personalidad y de una inmadurez apabullante que no ha distinguido entre lo personal y lo político. Muchos votantes que jamás habían votado ni votarán a IU han tenido que comulgar con ruedas de molino para seguir manteniendo la ilusión de un Partido que ya no existe. No nos engañemos. El Unidas Podemos ha abducido a Podemos para mantener una marca que es ya puro nominalismo.
Todo ha sido un desmontaje programado desde la Secretaría de Organización Estatal y el Comité de Garantías primero, que se cargó al segundo porque no era pablista, que por lo visto es un requisito para cualquier merecimiento de confianza. Se vaciaron de sentido lo que suponía la fuerza real de Podemos: los círculos. Tanto los territoriales como los sectoriales. Para ello se cambiaron estatutos y se negaron cualquier tipo de ayudas y de colaboración. Han desmontado las bases y luego, en las elecciones, les piden colaboración, que peguen carteles o que difundan propaganda en las redes.
Lo más sangrante, la persecución cainita de Íñigo Errejón y los suyos. Bajo supuestas falacias han ido minando las fuerzas y segando la hierba bajo los pies de una gente que había creado un discurso para una mayoría social, que nos dio cinco millones de votos, de los que hemos perdido millón y medio o más. Ojalá nos devuelvan la ilusión en las próximas elecciones. En fin, que lo que queda de Podemos requiere una profunda reflexión y decisiones políticas que esta vez, sí, deberían ser dirigidas por las auténticas bases de Podemos, aquellas que creyeron y se comprometieron antes de Vistalegre II.
Lo siento, pero estoy viendo la foto de familia del PSOE en el balcón de Ferraz y la verdad es que los conozco a todos desde hace años. No me los han cambiado. Y me alegra especialmente ver a una antigua conocida del feminismo, Carmen Calvo, con una camiseta con la leyenda I’am a feminist, mientras que Podemos anda deshojando la margarita de si regulación o abolición de la prostitución, cuando el PSOE ya está definido a favor de esta última. Eso también ha hecho perder votos a Podemos por parte de un movimiento mayoritariamente abolicionista.
No estoy contenta, ni como feminista ni como militante de Podemos. Esperemos que la nueva era Sánchez, con ese magnífico Consejo de Ministras y Ministros, nos compense de otras miserias políticas.