Tras la entrega por parte de las asociaciones vecinales de más de 40.000 firmas en contra del proyecto del macro parking del Retiro, han tenido lugar en las últimas semanas varios hitos significativos en la lucha contra este polémico proyecto: la aprobación en los plenos del Distrito Retiro y del Ayuntamiento de Madrid de mociones de rechazo de la propuesta del alcalde ante las que el Partido Popular se quedó solo. Sin embargo, hay diversos hechos que acompañan a esta noticia que resultan inquietantes para quienes nos oponemos al proyecto y que indican que aún estamos lejos de poder cantar victoria.
Políticos sin palabra y bajo sospecha
Esta misma semana, se producía la firma por parte del Ayuntamiento de Madrid y la Mancomunidad del Este del convenio que permitirá llevar cada año 220.000 toneladas de residuos de la comarca del Henares a Valdemingómez. Ciudadanos, que se había opuesto a dicha operación en el pleno, ha terminado por doblar la rodilla ante sus socios de gobierno sin rechistar. Esto nos da una idea del peso y la solidez de las posiciones de los de Villacís, dispuestos a regalar algunos gestos discrepantes para la galería, pero nunca a poner en riesgo su delicada posición en el Gobierno municipal, aunque el precio sea la calidad del aire, nuestro medio ambiente, la salud de los madrileños o su patrimonio común.
Tampoco resulta alentadora la aparición de informaciones que vinculan a Carabante, concejal responsable del desarrollo del proyecto del parking, con la “cláusula del 1%”, objeto de investigación en la Audiencia Nacional. Esta cláusula, incluida en los contratos públicos de los gobiernos de Aguirre e Ignacio Gonzalez, obligaba a las empresas adjudicatarias a abonar el 1% de cada contrato para pagar campañas publicitarias de mucho menor coste, y que en ocasiones nunca se llegaron a realizar, y que, tal y como se citaba en este mismo periódico, el Juez García Castellón sospecha que “este dinero acabó pagando las campañas electorales del PP o en el bolsillo de algunos políticos”.
Llama la atención poderosamente la actitud de un gobierno cuyo comportamiento está siendo más propio del comercial encargado de vender las futuras plazas de garaje, que del servidor público responsable de velar por los intereses de la ciudadanía y el bien común.
En este sentido, a la ausencia de estudios de impacto ambiental y de demanda real, se une la aparición de estudios de viabilidad comercial del proyecto de dudosa factura en los que se extrapolan y manipulan los datos, se confunde demanda potencial con demanda real, o, incluso, se llega a hacer alusión al “efecto llamada” como un elemento positivo para la futura viabilidad económica del proyecto. Para rematar la faena, el Gobierno crea una subdirección en la EMT, al frente de la cual coloca a quien firmó uno de los referidos “estudios de viabilidad”.
¿Se está preparando el engaño?
La posible y fatal combinación de poderosos y opacos intereses, con la falta de firmeza para oponerse a ellos, nos hace pensar que aún nos queda mucho por hacer para evitar el despropósito y que el desenlace depende de que ni el movimiento ciudadano, ni la oposición, nos dejemos seducir por los cantos de sirena de cualquiera de las facciones del equipo de gobierno.
Las declaraciones de la vicealcaldesa inmediatamente después de que el pleno votara en contra del parking, en las que abría la puerta a otras formulaciones, nos indica ya cuál va a ser el camino del Gobierno local para sacar adelante su proyecto.
Las políticas que están desarrollando los de Villacís en materia de participación ciudadana se han mostrado leales a las posiciones más retrógradas del equipo de gobierno y al pacto “discreto” con sus socios ultras, lo que tampoco nos permite confiar en las alusiones al diálogo y la participación que se hacen desde el partido naranja en relación al parking. La posibilidad de un proceso de pseudoparticipación hecho a medida, a imagen y semejanza de los estudios de mercado que han realizado hasta la fecha para justificar el proyecto, nos hace temer lo peor.
Teníamos razones de sobra para rechazar el proyecto: el impacto sobre el parque del Retiro, el efecto llamada y el aumento del tráfico en la zona, la incompatibilidad con la candidatura del Retiro como patrimonio de la humanidad, el deterioro de la calidad de vida en el barrio de Ibiza... en definitiva, una idea vinculada a la transformación del barrio de Ibiza en la “milla de oro de la hostelería” en detrimento de la calidad de vida de los residentes y de la conservación del parque de El Retiro.
El equipo de gobierno ya ha declarado que no asume el mandato democrático del pleno. Tras la impostura de ciudadanos en la cuestión de Valdemingomez y su demostrada aversión por la participación ciudadana, nada nos permite cantar victoria ni bajar la guardia.
El barrio de Ibiza, el parque del Retiro y nuestra ciudad siguen en peligro. No es el momento de bajar la guardia.