Al ritmo actual, tardaríamos 217 años más para alcanzar la igualdad de género a nivel global, según los cálculos de Naciones Unidas. Al conformar el Gobierno con más mujeres de la historia de nuestra democracia y encargarles las carteras de mayor relevancia, el presidente Sánchez ha apostado claramente por acelerar de manera significativa el proceso en España. Desde la distancia, produce una profunda emoción que las políticas de igualdad tengan ahora rango vicepresidencial y de nuevo Ministerio de Igualdad. Sánchez y su equipo hacen suyas las reivindicaciones y las voces del 8M. Las de millones de mujeres cansadas de ser tratadas como ciudadanas de segunda, hastiadas de la desigualdad, de la violencia y la discriminación, mujeres que quieren ver garantizados sus derechos y ejercer el rol transformador que les corresponde en la sociedad.
España, al retomar el impulso decidido a las políticas de igualdad, que ya iniciara el Presidente Zapatero, se convierte en un ejemplo y en un referente a seguir. En una inspiración para avanzar hacia el cumplimiento de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, que tiene como uno de sus pilares el avance en igualdad de género a partir de la certeza de que es imposible alcanzar el desarrollo sostenible si se le sigue negando a la mitad de la población el pleno disfrute de sus derechos humanos y de sus oportunidades.
La Agenda 2030 recoge el enorme potencial transformador que significa reconocer la indivisibilidad y la interdependencia de los derechos, las interrelaciones entre la igualdad de género y las dimensiones del desarrollo sostenible, y la necesidad de contar con un enfoque integral para su implementación. Confiar en mujeres la gestión de temas y momentos complejos y apostar por la igualdad como condición necesaria para el desarrollo sostenible, significa dar un gran paso en el ajuste del modelo social. Incorporar el potencial femenino represado durante siglos genera beneficios en todos los campos, así lo confirman miles de estudios en el mundo.
También significa valorar el trabajo realizado por tantas mujeres a lo largo de la historia para llegar al momento en el que estamos hoy de un gobierno de mayoría femenina y feminista; destruyendo mitos, rompiendo techos de cristal, convirtiéndose en ejemplo e inspiración no solo para otros países sino también para otras esferas de poder. Las cifras globales confirman que hoy más mujeres que hombres obtienen títulos universitarios, masters y también doctorados en algunos países. Sin embargo, continúan enfrentando multitud de obstáculos para acceder a puestos de responsabilidad por la falta de redistribución de las tareas de cuidado y por la visión patriarcal que sigue considerando a las mujeres como intrusas en determinados espacios.
La importancia de una mayor participación de las mujeres en la política es enorme. Un aporte claro es que se enriquece la lista de asuntos y cuestiones que entran a formar parte de la agenda pública. La pluralidad de visiones y perspectivas que aportan las mujeres, permite abordar las necesidades de la población de una manera integral y más profunda, con dimensiones que estaban excluidas. La identificación correcta de los problemas y el espectro y los matices de las posibles soluciones aumenta.
Sin embargo, gran parte del mundo está todavía lejos de entender la relevancia de cambios como el que impulsa Sanchez. A nivel global, solo 1 de cada 5 parlamentarios son mujeres. Apenas el 7% de los jefes de estado y/o de gobierno de los miembros de las Naciones Unidas lo son. Y solo 14 gobiernos en el planeta cuentan con un 40% o más de mujeres en sus gobiernos. El año pasado el Parlamento Europeo advirtió que con el ritmo actual se necesitarían 20 años para alcanzar la paridad de género en política en Europa. En Suecia, el único gobierno del mundo que se define como feminista, la paridad en el gabinete se alcanzó en 2016, en el gobierno de Stefan Löfven, tres décadas después de presentado el proyecto de ley que buscaba ese objetivo. En América Latina la representación parlamentaria femenina alcanzó en 2017 el 28,1%, lo que la ubica como la región con mayor participación de mujeres en la función legislativa. Sin embargo, la región pasó de tener el mayor número de Presidentas, a no tener ninguna en muy poco tiempo.
Al mismo tiempo los niveles de violencia política crecen y son intolerables. La más visible y cruel se expresa en asesinatos de líderes emblemáticas, como fue el caso de Marielle en Brasil, hace pocos meses. Pero además las formas de violencia verbal, mediática y psicológica, siguen creciendo de una manera inusitada. Pareciera que ante el avance feminista surgen y se fortalecen las resistencias para tratar de frenar los avances, intimidar a las mujeres e impedir que ejerzan su liderazgo.
El nuevo Gobierno de España, con la inclusión de la igualdad de género en el corazón de la agenda política, lanza un mensaje inspirador al resto del mundo de que es posible reducir los 217 años que se prevén para alcanzar la igualdad de género. Y, asimismo relevante, recupera el optimismo de la ciudadanía que viene desde hace años protestando de muchas maneras contras las formas y expresiones políticas que se resisten a interpretar los anhelos e inquietudes de las mayorías. Repensar el ejercicio de la política, buscar que el poder ofrezca nuevas dimensiones económicas y sociales que permitan aumentar los aportes del talento, la creatividad y la productividad de las mujeres, es extraordinario. Sumar mujeres comprometidas y valientes, significa generar bienestar colectivo desde el centro del gobierno. Impulsar la igualdad de género es lo justo, lo inteligente y una respuesta inaplazable a la demanda ciudadana de cambio y modernización.