La importancia de la inversión privada en I+D
Recientemente hemos visto en la prensa el llamado Pacto por la Ciencia donde el Ministerio de Ciencia con su ministro Pedro Duque a la cabeza ha llegado a un acuerdo con diferentes asociaciones científicas y empresariales para reforzar la inversión en I+D. En este Pacto se habla de la necesidad de alcanzar una inversión pública del 1,25 % del PIB para 2030 aumentando muy significativamente el actual 0,52 % del PIB de 2018. Al mismo tiempo se indica que para llegar al objetivo marcado por la UE del 3 % del PIB de inversión total en I+D en 2030 también, la inversión privada tiene que acompañar en el camino. Aunque se menciona en el documento se pone poco énfasis en la importancia de ese 1,75 % restante y de lo que significa que las empresas españolas cambien el chip, y empiecen a invertir mucho más en I+D, incluso más teniendo que afrontar la inesperada crisis motivada por la pandemia de Covid-19.
Es bastante clarificador mirar los datos recogidos por Eurostat (Figura 1) donde se recoge la inversión total en I+D en los últimos tres años y donde se comparan los países de nuestro entorno con los países escandinavos, países que siempre suelen marcar muy alto en todos los ranking internacionales. Se puede ver como España invierte 4,8 veces menos que Suecia o incluso 2,4 veces menos que Francia. ¿Pero qué ocurre en la I+D privada y en la pública?.
La Figura 2 refleja la inversión pública y privada en I+D para los mismos países. Se puede observar como la distancia en la inversión pública es mucho menor que respecto a la inversión privada. Nuestros organismos públicos invierten 3,2 veces menos que los de Suecia y 1,8 veces menos que los de Francia, pero nuestras empresas invierten 6 veces menos que las de Suecia y 2,9 menos que las Francia. Por lo tanto tenemos claramente un mayor problema en la inversión privada que en la pública, aunque la pública no tiene nada que celebrar tampoco y por tanto todo incremento público es más que bienvenido.
Estos datos se ponen de manifiesto en el ranking de las 1000 empresas que más invierten en I+D de la UE de 2019. España sólo situó 21 empresas en ese ranking frente a 112 de Francia, 39 de Italia, 5 de Portugal, 44 de Dinamarca o 78 de Suecia, lo que hace que si normalizamos estos datos por millón de habitante España sitúe hasta casi 9 veces menos de empresas que Dinamarca en ese ranking. Además, la menor inversión de I+D privada se traduce también en la consecución de un menor número de patentes: 927 por parte de España frente a 3.838 de Suecia en el año 2019 por ejemplo. Si tenemos en cuenta que España es un país 5 veces más grande que Suecia, esta diferencia es aún mayor.
En resumen, la inversión privada en I+D supone una parte fundamental de la contribución total a la inversión en I+D de un país y aunque es muy importante asegurar y aumentar la inversión pública necesitamos que la inversión privada española se convenza de que la inversión en I+D es beneficiosa económicamente tanto en el corto como en el largo plazo. No sólo conseguimos que nuestras empresas sean más competitivas en un mundo cada vez más tecnológico sino que damos muchas más oportunidades a todos esos graduados y doctores universitarios que tanto se han visto obligados a emigrar.
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