Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La verdad ni interesa ni importa

Señal de la calle Largo Caballero, en Madrid

18

No hay que esperar nada, en lo tocante a memoria histórica, de los fundadores de Vox. No tanto por las acusaciones de algunos militantes “arrepentidos” que denuncian lo que no es más que un chiringuito pseudo patriótico, sino porque su modelo de negocio es la manipulación, la mentira, la falsedad histórica y la provocación. La verdad alternativa de Trump en versión castiza.

No tendría más interés que una curiosidad antropológica, esta secta interesada, si no fuera porque condiciona, chantajea y obliga a fuerzas políticas que eran serias, a aprobar aberraciones como la que ayer aprobó el pleno del Ayuntamiento de Madrid.

Que especímenes como los que afirmaron, con toda la caradura del mundo, que las Trece Rosas torturaron y violaron, suelten ayer una soflama barata acusando de asesinos y golpistas a Indalecio Prieto y Largo Caballero, no tendría más importancia que la contemplación de un espectáculo de estupidez y falsedades históricas … si no fuese porque PP y Ciudadanos votaron y se mancharon con ellos.

Sr. Almeida-el-dialogante: no vale todo.

Si durante 25 años la ciudad de Madrid se erigió en el bastión antidemocrático de no cambiar el callejero (como ya habían hecho la mayoría de las ciudades españolas, con alcaldes del PSOE, del PP, de UCD, del PC y de todos los colores), si durante el gobierno de Manuela, al que le tocó abordar un asunto que debería haber heredado resuelto, el PP se alió con lo más granado de la reacción ideológica española (algunos ya bastante apolillados), con la votación de anteayer han puesto la guinda a su ignominia.

Pero, como la verdad no importa, sino el poder, el acceso al mismo o su mantenimiento, no merece la pena argumentar en contra de la tesis ayer avalada por votos espurios.

No merece la pena recordar el odio de la derecha fascista al periodista Indalecio Prieto, que en sus crónicas de la guerra de Marruecos destapaba los escándalos financieros de generales patriotas vendiendo armas a la guerrilla de Abd el Krim con la que mataban a los soldados españoles, o la escena de Franco y Millán Astray recibiendo al general Berenguer en una doble fila de picas con cabezas cortadas de moros en la punta hasta llegar a su tienda.

No merece la pena recordar su odio por haber conseguido que, con parte del tesoro español evacuado a México (y protegido por Lázaro Cárdenas frente al coronel de la CIA enviado por EEUU atendiendo a la petición del general fascista) una generación de exiliados españoles recibiera socorro, se fundase el Colegio Madrid y se siguiese rescatando náufragos de la guerra en los campos de concentración franceses.

Tampoco merece la pena recordar cómo los abuelos de alguno de los presentes ayer en el pleno, al llegar a presidente del gobierno el delincuente Lerroux con el apoyo de la CEDA, derogaron la normativa laboral de Largo Caballero que protegía a los jornaleros de cada pueblo de la inicua subasta de carne humana con salarios de miseria, cuando desde la camioneta el capataz escogía (como ahora, por cierto, a los emigrantes sin papeles): tú, tú y tú. ¡Tú no, que eres comunista! ¿Queríais tierra? ¡Pues comed tierra! o ¡Que os dé de comer la república!

No. Lo más indignante no es todo eso.

Lo más repugnante es la complicidad vergonzante de un Partido Popular, el de “Almeida-el-dialogante”, que aprobaba la propuesta de Vox, sabiendo que no tiene el más mínimo amparo en el artículo 15 de la ley de Memoria Histórica en que se basan (en vez de la resolución de Naciones Unidas que nada tiene que ver, que proponía el partido ultra); sabiendo que los jueces, a los que desde el grupo municipal de Más Madrid tenemos la obligación de recurrir en cuanto intenten hacer ejecutivo el acuerdo en la junta de gobierno, lo van a anular.

Lo más desconcertante es que se ponen en ridículo desdiciéndose, como expertos en nada, de su postura en la pasada legislatura, cuando se aprobaron por unanimidad en la comisión de expertos que presidió Paca Sauquillo y en la que PP y Ciudadanos designaron representantes, los cambios de calles y la decisión de no cambiar otras (estas entre ellas).

¡Es todo tan obsceno!

Saben, además, que no pueden mover las estatuas porque están en el espacio de Nuevos Ministerios donde ni Vox ni Almeida-el-dialogante pueden tocarlas, aunque vamos a solicitar al ministro de Fomento que ponga cámaras, como en el museo al aire libre de la Castellana, para evitar el permanente vandalismo del odio sectario.

Engañan a Vox, engañan a los madrileños, e insultan a todos cuantos tenemos la piel muy fina (y ojalá no se nos endurezca, como la cara a algunos) con los derechos humanos, la democracia y la memoria.

Etiquetas
stats