El juez y la 'epidermiología'
Sostiene el magistrado Luis Ángel Garrido que las medidas de los gobiernos contra la Covid-19 son “todas aleatorias”, que no hay ninguna evidencia científica y que “un epidemiólogo es un médico de cabecera que ha hecho un cursillito. No hay doctorado de esto”. En cierta forma, qué bien que el conocimiento de la epidemiología hubiese seguido siendo epidérmico, señal de buena salud de la población. Ahora mucha gente sabe pronunciar epidemiología, nos conoce y hasta se ha aficionado a nuestra disciplina.
Más allá de que nuestra asociación haya pedido algunas cosas al presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ del País Vasco, yo quería agradecerle al señor Garrido su atracción por la epidemiología, necesitamos gente como usted, quizá nos ayuda a luchar contra algunas de las principales causas de los problemas de salud. No obstante, permítame que le sugiera algo.
Se dice que ustedes hablan a través de sus autos y sentencias. El auto sobre medidas cautelares 12/2021 del que fue ponente hace una interpretación epidemiológica de la relación causal entre las medidas del Gobierno Vasco y la incidencia de infección por Covid-19 con consideraciones sobre el período de incubación. Con nueve líneas de análisis concluye que no hay relación entre apertura de establecimientos hosteleros y la incidencia en enero. A nosotros nos cuesta mucho más, fíjese que hay no centenares, sino miles de personas realizando investigaciones epidemiológicas complejas y duraderas sobre la contribución de cada medida a la incidencia, las publican en las mejores revistas científicas del mundo y sopesan la verosimilitud de sus hallazgos. Le aconsejaría que deje el laconismo para la radio, donde con una sola frase se ha ciscado en las personas dedicadas a la medicina familiar y a la epidemiología, dos por uno magistral haciendo honor a su cargo. Le diría que motivar una sentencia que dirime cuestiones que afectan a la salud de la población y a los intereses legítimos y que merecen toda la empatía y ayuda de los hosteleros, exige algo más de trabajo.
Apoya su conclusión en que una parte importante de epidemiólogos reduce la proporción de contagios atribuibles a la restauración. Aquí mi consejo es que cuantifique, como se hace en epidemiología, no es lo mismo cuatro de cien epidemiólogos que cuatro de seis. Olvídese de la brevedad, sea prolijo, díganos qué significa importante para usted. Añada datos que fundamenten su tesis, eso también lo hacemos en epidemiología, quizá en las sentencias es ocioso, pero me suena que no. Se me olvidaba, para su próximo auto, el virus se denomina SARS-CoV-2 (ya sé que es virología y eso sí lo considera usted difícil).
Por último, la gente de epidemiología se pasa el día discutiendo de sesgos en todo el proceso de investigación y tenemos la manía de establecer mecanismos para que nuestros apriorismos no afecten a la calidad de nuestras investigaciones. Por ejemplo, controlamos los sesgos del observador. Me atrevo por ello a hacerle una recomendación en su labor como magistrado, si en algún momento notase que usted tiene mucha afinidad por una visión de la realidad, incluso ha comentado en radio y con sus allegados que las medidas anti Covid-19 son azarosas, deje que sea ponente del auto una de sus compañeras.
Un reconocido epidemiólogo español, Enrique Nájera, acuñó jocosamente la palabra “epidermiología” para referirse a un dermatólogo que se había pasado a la epidemiología, diciendo en broma que su saber era muy superficial. Lo he recordado con regocijo con este asunto, por lo que le doy las gracias.
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