En la era en la que vivimos, los cambios se producen a mayor velocidad que en épocas previas. Cambios que están suponiendo una revolución en todos los ámbitos imaginables. Esto está provocando movimientos sísmicos que tienen visos de convertirse en terremoto político. Modificando considerablemente, en la mayoría de países desarrollados, el reparto entre partido que venía siendo normal, con la aparición de nuevos partidos y nuevos personajes públicos que en otros tiempo hubiera sido impensable. A esto seguramente responda una frase que escuché hace unos días en una reunión: la nueva sociedad y las nuevas herramientas nos permiten a todos sentirnos relevantes e influyentes.
Ante esta realidad, si los partidos tradicionales quieren sobrevivir deben modificar sustancialmente su funcionamiento, pero también sus postulados. Todos deberán hacerlo, pero para los partidos progresistas el reto es mayor: tendrán que acertar en el diagnóstico de lo que está ocurriendo y de lo que está por venir, para ofrecer las respuestas y soluciones acorde a los mismos principios y los mismos valores con los que nacieron.
Hacer esto en otras épocas era mucho más sencillo, los cambios se producían a un ritmo que permitía un tiempo mayor para la reflexión y la búsqueda de soluciones, y para la labor pedagógica interna y externa imprescindible ante cualquier cambio.
Hoy propongo una herramienta que es necesaria poner en marcha de forma urgente para dar respuesta a los nuevos retos: un laboratorio de tendencias, que agrupe a personas con capacidad para analizar y detectar los cambios que están por llegar, que haga de forma permanente y sistemática un ejercicio de futurología, que permita conocer los escenarios a los que vamos a tener que dar respuestas en los próximos años. Ello garantizaría una reflexión previa y compartida entre todos los miembros de la organización, además de permitir la labor pedagógica que consiga que estas nuevas propuestas calen como lluvia fina.
Ello dará certidumbre y seguridad, a una sociedad que se encuentra en buena medida huérfana de referentes públicos en los que confiar las soluciones a problemas complejos y nuevos, de lo contrario los espacios políticos se llenarán de perfiles como el de Donald Trump que promete mantener las lógicas de una realidad que está muriendo y que tiene pocas posibilidades de sobrevivir, provocando un choque entre la resistencia de cambio y una nueva sociedad que ya es imparable.
Ante esto el PSOE tiene una oportunidad única, volver a convertirse en el partido referente de los cambios, el que tenía la capacidad de ser pionero ante las nuevas tendencias y los nuevos retos. Ello además debería permitir recuperar a los sectores jóvenes y urbanos, que son los que en mayor medida han abandonado al PSOE en los últimos años. Aunque viendo los debates que se están produciendo en esta época de pre congreso, soy muy pesimista en seamos capaces de hacer algo que considero urgente e imprescindible.