Ha sido un parto doloroso, no solo por los últimos tiempos. La lucha de las personas trans es una lucha histórica. Llevamos años peleando para conseguir algo tan sencillo como nuestro derecho a ser. Sí, a ser las personas que realmente somos, con los mismos derechos que cualquiera, también con las mismas obligaciones, simplemente a ser y a existir en igualdad de condiciones, con las mismas oportunidades, sin miedo, con plena libertad. Y ese momento ha llegado, al menos en nuestro país. El Gobierno de España dio a luz ayer al Anteproyecto de Ley para la igualdad efectiva de las personas Trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI.
Por el camino nos dejamos mucha sangre derramada, pagando incluso caros peajes, de los que no nos arrepentimos ni nos arrepentiremos. Conflictos estériles y fracturas innecesarias que habrá que ir arreglando con el tiempo y también con el empeño de construir una sociedad en la que, como decía el compañero Pedro Zerolo, quepamos todos, todas y, también, todes. Ahora toca mirar hacia delante, dejar que la alegría cicatrice las heridas y nos dé fuerzas para el camino que comienza. Porque no lo olvidemos: estamos dando un paso histórico, fundamental… Pero no será el último.
Celebremos haber reconquistado las líneas rojas infranqueables: la autodeterminación de género será un derecho y la transexualidad ya no será una enfermedad. Celebremos también la prohibición de las terapias de conversión y de la modificación genital de bebés intersexuales. Celebremos que mujeres solteras, lesbianas, bisexuales y personas trans con capacidad gestante podrán acudir a las técnicas de reproducción asistida del Sistema Nacional de Salud, o que las aulas y los centros de trabajo se van a llenar de contenido arcoíris. Celebremos sin olvidar que en la travesía parlamentaria debemos trabajar por los derechos de los y las menores de 14 años y por el reconocimiento de las personas no binarias, así como el pleno reconocimiento en igualdad de las personas migrantes en su tarjeta de residencia.
Celebremos mientras luchamos, luchemos mientras celebramos… Para que España pueda decir con orgullo, con sororidad, con ahínco, que no va a dejar a nadie atrás. Que va a proteger a todos los colectivos con las máximas garantías jurídicas y sociales.
Hoy estoy contenta porque mi partido y mi Gobierno se colocan en el lado correcto de la historia, el que hemos defendido siempre desde el inicio miles de personas, el de la razón y lo justo. Estoy contenta porque, una vez más, vence la luz frente a toda la oscuridad.