Líderes o modelos

Guido Stein

Profesor del IESE —

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“El gobierno adoptará las medidas que considere oportunas para el país, sean cuales fueren las consecuencias que tales medidas tengan para el propio gobierno”. Esta declaración de intenciones exige asumir sobre las espaldas una hipoteca política que no se puede condonar ni por decreto, por eso rara vez se hace, y España 2020 no parece una excepción.

La exigencia del ahora es peculiar y única. Rara vez resultan sustituibles la mujer o el hombre que pueden estar a la altura: “la persona oportuna para la hora oportuna”. La vanidad y la aprobación pública o publicada tampoco ayuda a identificarla.

Las situaciones críticas suelen demandar un liderazgo carismático, que se caracteriza por la fe en la persona, la confianza que irradia, la atracción que suscita, la lealtad y la identificación de uno mismo. Se escribe mucho sobre líderes, pero no sobre la importancia, la eficacia y la fuerza de la impronta que dejan en nosotros los modelos. Aquellos viven en la superficie, estos subyacen, pero configuran los modos de querer.

El líder tiene que saber que es líder y tiene que querer liderar, pero lo es sólo si tiene seguidores, se trata de una relación recíproca. Se le puede despreciar, pero si guía, ejerce su función. Puede resultar un salvador o un demagogo, alguien positivamente valioso o un seductor.

El modelo es distinto, ni necesita saber que lo es, ni quererlo; el modelo entraña siempre un concepto de valor. Un modelo lo es también por sus ideas. Nos fijamos en los modelos. Los líderes pueden ser modelos, pero no necesitan serlo.

Los modelos nos ayudan a responder a la preguntar: ¿qué lideres queremos? Los modelos son eficaces cuando determinan los líderes que seleccionamos, causan su elección y contribuyen a las cualidades del liderazgo. A los modelos, en cambio, no los elegimos, sino que nos atraen con su fuerza, ya que apelan a lo más íntimo. Naturalmente, no todos los modelos son positivos.

Al líder no le pedimos lo que Miguel Delibes dice de su Mujer de rojo sobre fondo gris, “cuya sola presencia aligeraba la pesadumbre de vivir”, que era un modelo para el escritor.

Sólo un modelo hecho carne en un líder preocupado sobre todo por su país y sus conciudadanos realizaría la declaración con la que se abrieron estas líneas.