Madrid, lo primero
En el año 2015, una conjunción de factores permitió el acceso de fuerzas progresistas a las alcaldías de la mayoría de las grandes ciudades de España: la crisis profunda del PP (sumido en una sucesión de escándalos de corrupción), la crisis económica que arrastrábamos desde 2008, la división del antiguo monopolio del voto de la derecha, y el impulso todavía latente del 15M, además de la ilusión que impregnaba la esfera pública, resultaron determinantes para que el cambio fuera posible.
En Madrid, el carisma y la transversalidad de la candidata Manuela Carmena, las alianzas de los inveterados minoritarios que siempre fraccionaban el voto de la izquierda y la pésima campaña de Esperanza Aguirre, nos permitieron conquistar el que había sido feudo inexpugnable del PP durante casi veinticinco años.
En 2019, aun ganando las elecciones, Madrid no tuvo un Valls, que permitió la continuidad de fuerzas progresistas en la alcaldía de Barcelona para impedir el acceso de las candidaturas nacionalistas al Gobierno de la Ciudad Condal y, por ello, fue apartado de Ciudadanos. Aquí, por el contrario, el partido naranja optó por gobernar con los votos de la ultraderecha. Las elecciones del 10N, celebradas apenas cinco meses después, expresaron con toda claridad el rechazo que a sus propios votantes produjo aquella decisión.
Tras la marcha de Manuela, que no había llegado a la política para quedarse, conviven en el “proyecto” Más Madrid dos visiones que progresivamente han ido alejándose entre sí. Por un lado, quienes plantean que Más Madrid debe crear una nueva estructura como partido de ámbito autonómico (sin concretar la situación en que quedan los dos diputados de Más País en el Congreso), para tratar de consolidar un espacio electoral propio que “asegure” cierta representación institucional. Con toda seguridad, muy minorada respecto de la actual.
Por otro lado, quienes apostamos por mantener y potenciar lo que, desde el principio, ha sido nuestra candidatura, nítidamente municipalista. Cuando hace año y medio lanzamos esta “Plataforma Ciudadana”, su vocación era diferenciarse de los partidos políticos, tal y como recogía la carta fundacional que firmaron Manuela e Íñigo, donde se decía literalmente “este es un llamamiento a juntarse, a las fuerzas progresistas y a toda la ciudadanía con o sin adscripción de partido”.
A nuestro juicio, este planteamiento casa mucho más con la idea de una organización abierta, muy flexible y poco jerárquica, que va tejiendo alianzas con aquellas personas y organizaciones progresistas que comparten (total o parcialmente) los mismos objetivos. Esa fue la fórmula con la que nos presentamos y ganamos las elecciones, obteniendo el respaldo de más de medio millón de votos en la ciudad de Madrid. De hecho, en un contexto como el actual, donde hay una gran desconfianza de la ciudadanía hacia la política convencional, uno de nuestros mayores atractivos debería ser, precisamente, no ser “otro más” dentro de la variada oferta electoral.
Creemos que no debemos gastar nuestras energías y las de tanta gente que colabora con nosotros y nosotras en inútiles estructuras de nuevos partidos. Debemos, por el contrario, fortalecer a nuestras doscientas diez vocalías vecinales, a los grupos sectoriales que están trabajando con entusiasmo (Vivienda, Mayores, LGTBI, Educación, Memoria, Empleo, etc.), recuperar con fuerza los Foros Locales... Dar, en definitiva, el protagonismo a la ciudadanía de Madrid, aprovechando los recursos y estructuras ya existentes.
Otro de los elementos que nos parece imprescindible recuperar es la “mirada local”. No olvidemos que Más Madrid surgió en octubre de 2018 como el germen de una candidatura ceñida únicamente al ámbito municipal, con una candidata independiente, a la que meses después se sumaron otros compañeros de viaje.
Entendemos que es fundamentalmente en el ámbito municipal donde contamos con base social suficiente como para aspirar a recuperar el gobierno, y así lo hemos defendido desde nuestro trabajo como concejalas y concejales, apostando por recuperar la autonomía del proyecto con el que nos presentamos ante la ciudadanía. Recordemos que ya en las elecciones del 26 de mayo de 2019, la candidatura autonómica del mismo nombre obtuvo en la ciudad de Madrid 241.550 votos menos que la papeleta encabezada por Manuela Carmena. Y si analizamos los resultados de las generales de noviembre, Más País consiguió 111.023 votos en la capital; esto es, 392.967 votos menos que en los comicios celebrados en mayo del mismo año. Es decir, muchas personas votaron diferente en las municipales, las autonómicas y las estatales.
A todos estos argumentos hay que añadir la gran incertidumbre que presenta el panorama político actual, extraordinariamente cambiante y con hechos sobrevenidos que hacen muy difícil, por no decir imposible, anticipar el medio plazo. No sabemos qué escenario nos vamos a encontrar en 2023, pero intuimos que ahora no somos capaces casi ni de imaginarlo. En este contexto, quienes defendemos mantenernos en el proyecto original, creemos que lo más sensato es dejar la puerta abierta a recuperar complicidades con otros actores y fuerzas políticas para construir una amplia alianza progresista con capacidad de alcanzar unos resultados similares a los que obtuvimos en 2015 y en 2019. Seguro que la fórmula será diferente, pero debemos encontrar la manera de lograrlo y, en ese sentido, los corsés de partido no van a resultar de gran ayuda.
Por último, y verdaderamente lo más importante, debemos centrarnos en construir y ofrecer a la ciudadanía madrileña una alternativa de gobierno a la que hoy encarna Martínez-Almeida. El alcalde, que por comparación con Ayuso y Casado ha conseguido pasar por “hombre de Estado” durante la pandemia (con el único mérito de no meter, mucho, la pata) no ha renunciado al proyecto que tenía para Madrid.
Recortar, en inversión, en medidas de lucha contra la contaminación, en servicios municipales de calidad, en políticas de reequilibrio, en vivienda pública, en equipamientos, en memoria democrática… y a cambio llenarnos la ciudad de coches. Almeida sigue siendo Martínez, el heredero de Aguirre, y corremos el riesgo de que lo sea por muchos años, si no somos capaces de ofrecer una alternativa fuerte y sólida al Gobierno de la derecha y la extrema derecha madrileña. Una alternativa que ponga a Madrid de nuevo mirando hacia el futuro, que se la devuelva a sus vecinos y vecinas, y que debe aprovechar la experiencia de nuestra gestión.
Esto no supone abandonar la lealtad institucional que venimos manteniendo desde que comenzó la crisis. Pero esa lealtad no puede ser un cheque en blanco a Almeida y a sus políticas. Nuestra lealtad es, ante todo, con la ciudadanía madrileña y también con el Gobierno de España, de coalición progresista, sometido a un acoso sin precedentes por esa misma derecha que en Madrid pide colaboración a la oposición.
En esta encrucijada es clave tomar ahora la decisión de hacia dónde queremos ir. Nos quedan poco menos de tres años para volver a seducir a esa mayoría de madrileños y madrileñas que votaron una política diferente. Solo disponemos de ese tiempo para construir una alternativa de progreso, viable y deseable, al Gobierno de Almeida. Porque oposiciones hay muchas (incluso Vox se pone a veces la careta de partido de oposición) pero hasta el momento esa alternativa sigue vacante.
Como concejales y concejalas del Ayuntamiento de Madrid vamos a seguir trabajando para armar esa alternativa, conscientes de que debemos trabajar codo con codo con todas aquellas personas y organizaciones progresistas que compartan este mismo objetivo, vengan de donde vengan y sin otra exigencia que el compromiso por mejorar nuestra ciudad y las condiciones de vida de sus habitantes.
Mirar al futuro es continuar el proyecto progresista desarrollado en Madrid, sin miedo a recuperar las alianzas que posibilitaron un Madrid progresista y avanzado; un espacio de regeneración democrática vinculado al concepto más avanzado de sostenibilidad como palanca para recuperar y reorganizar el liderazgo social. Partiendo de esta nueva realidad en la que nos encontramos pero sin necesidad de aferrarse al corsé de las estructuras de los partidos políticos.
En este sentido, lanzamos una invitación a quienes les resulte ilusionante aspirar a recuperar un gobierno de progreso en Madrid, a trabajar conjuntamente en este proyecto. Madrid lo primero.
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