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Necesitamos formar más médicos, aún no es tarde

Secretario General de Sanidad 2005-2011 ý profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública —
2 de febrero de 2023 06:01 h

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La planificación de necesidades de profesionales sanitarios es una herramienta imprescindible para asegurar que el sistema sanitario en su conjunto pueda responder de manera anticipada a la evolución de los problemas de salud de la población y a la previsión de jubilación de dichos profesionales.

Ahora está de actualidad el debate relativo a la falta de médicos en España (especialmente especialistas en medicina familiar y comunitaria o pediatras en atención primaria) como si fuera algo inevitable sobre lo que no se podría haber hecho nada antes; y es que uno de los desafíos más relevantes de la planificación de las necesidades a futuro de estos profesionales, radica en el hecho de que las previsiones sólo se pueden ver hechas reales 10 u 11 años después de haber adoptado las medidas adecuadas. Se necesitan 6 años mínimo para obtener el Grado de medicina y 4 o 5 más (según la especialidad) para obtener el título de especialista tras la formación de médico interno residente (MIR). 

Es por eso que es una obligación de los poderes públicos anticiparse a las necesidades que debe atender el sistema sanitario y, por tanto, al número y tipo de profesionales sanitarios en general (y de médicos en particular), para evitar situaciones de insuficiencia como las que se están viviendo en la actualidad.

Si faltan médicos en España en 2023, es claramente por la ausencia de planificación del Gobierno Rajoy de 2012 y 2013 en adelante y, también, por insuficiente respuesta institucional desde la universidad española. Los informes y estudios elaborados al efecto muestran desde hace casi 20 años que hace falta formar más médicos para atender necesidades y anticiparse así al enorme número de jubilaciones que eran previsibles y conocidas desde entonces. 

Tuve ocasión de colaborar bajo el mandato de las 3 ministras y el ministro de sanidad que hubo en las dos legislaturas del presidente Zapatero en el encargo de los primeros estudios de oferta-necesidad de médicos especialistas publicados en 2007, 2009 y 2011, iniciando así una línea de trabajo que tuvo su continuidad con los estudios publicados en 2018 y 2022. Todos ellos, realizados por profesionales de enorme prestigio, están disponibles en la página web del Ministerio de Sanidad

Desde aquel primer estudio de 2007 ya se alertó sobre la necesidad de incrementar el número de plazas en las facultades de medicina en España al tiempo que se planteaba la necesidad de ofrecer más plazas MIR, sobre todo en determinadas especialidades.

Si echamos la mirada atrás en este inicio de 2023 podemos afirmar que no se han hecho los deberes respecto de las necesidades que los diferentes estudios señalaban entonces para evitar las graves carencias que en estos últimos años se vienen apreciando, en especial en atención primaria. Ni la universidad pública ha respondido, ni el Gobierno de Rajoy cumplió tampoco con su obligación.

Así hay que señalar que, tras la publicación del primer estudio en 2007, el Gobierno de Zapatero impulsó un enorme incremento en la oferta de plazas en las facultades de medicina de la universidad pública en casi un 40%, pasando de 4113 en 2006 a 5773 en 2011. También en ese periodo, la oferta de plazas MIR creció casi un 20%, pasando de las 5653 de 2006 a las 6729 de 2011. Seguramente un esfuerzo mejorable, pero, sin duda, se trató del despliegue de una política coherente con las necesidades.

Sin embargo, en el periodo de Gobierno del presidente Rajoy la política en relación con las necesidades de profesionales médicos giró hacia la disminución de la oferta: de las 5773 plazas ofrecidas en las facultades de medicina de la universidad pública en 2011 pasamos a las 5660 de 2018, lo que supuso un descenso de alrededor del -2%. Eso sí, la universidad privada duplicó su oferta en ese periodo pasando de las 779 plazas de 2011 en sus facultades de medicina, a las 1310 de 2018. Conviene tener en cuenta que, para acceder a estas facultades, no se requiere la exigencia en puntuación de selectividad que opera en la universidad pública.

Y en la misma línea, la oferta de plazas MIR disminuyó bajo el Gobierno del presidente Rajoy alrededor de un -3% pasando de las 6729 plazas de 2011, a las 6513 plazas de 2018, al aplicar los recortes impulsados desde el Ministerio de Hacienda dirigido por el señor Montoro.

Este periodo 2012-2018, en el que claramente no se responde a las necesidades de profesionales médicos, es el que tiene efectos desde 2022 y lo tendrá hasta 2028 en lo que se refiere a la capacidad de nuestro país de formar el número de médicos que las autoridades sanitarias consideran necesario. La falta de médicos tiene así un claro responsable: el Gobierno de Rajoy.

Y es que, si analizamos el periodo 2018 a 2022, el cambio de política en relación a disponer de más plazas en facultades de medicina y en la oferta MIR, es evidente. De hecho, en este periodo se ha incrementado el número de plazas en las facultades de medicina de la universidad pública de las 5660 plazas de 2018 a las 5753 de 2020 (un incremento que sitúa la oferta en los niveles que había en 2011, antes de los recortes de 2012), mientras que la oferta MIR se incrementa en casi un 30%, pasando de las 6513 de 2018 a las 8850 de 2023.

Soy consciente de que hay que adoptar otras muchas medidas para paliar las necesidades de aquí a 2028; entre otras, estoy de acuerdo con las propuestas en el último informe publicado en 2022 y cuyos resultados fueron presentados en un pleno del Consejo Interterritorial hace pocas semanas. Mejores contratos, incentivos para la atención primaria en zonas rurales o despobladas y otras muchas medidas son necesarias a corto plazo y es deseable que se adopten bajo el liderazgo del Ministerio de Sanidad. Pero es necesario conocer que no se ha hecho igual por unos Gobiernos que por otros. Sobre todo, para no repetir errores.

También, porque es evidente que tenemos que trabajar con rigor y anticipación en la previsión de necesidades de otras profesiones sanitarias, como es el caso de la enfermería, a la vez que generar procesos de cooperación entre médicos, enfermeras, farmacéuticos, veterinarios y otras profesiones, para responder colaborativamente en las necesidades de la ciudadanía.

La planificación de necesidades en relación a las profesiones sanitarias es una prioridad que requiere colaboración estrecha entre el sistema sanitario y el sistema educativo y es el sistema sanitario quien debe definir tipo de profesionales y el número necesario de ellos. Al sistema educativo, exigiendo los recursos necesarios para una formación de calidad, corresponde responder a esas necesidades, definidas por las autoridades sanitarias. 

Y como casi todo lo importante en sanidad, a las autoridades sanitarias del Gobierno de España y de las Comunidades Autónomas, a los partidos políticos y a los sindicatos, trabajar con un amplio consenso en beneficio de asegurar un sistema sanitario solvente, algo que depende en buena medida de una buena planificación de recursos humanos. La sanidad pública es un elemento clave para el bienestar y la cohesión social. Conviene cuidarla.