La sociedad española ha avanzado posiciones hacia un consenso muy claro que apela a potenciar y modernizar la formación profesional como una prioridad compartida. Es una demanda que el Gobierno hace suya desde el momento en que la denominación oficial del Ministerio pasa a ser de Educación y Formación Profesional. Desde el primer día, nos propusimos liderar el cambio modernizador de una formación profesional más integrada y avanzada concitando un mérito que es y será de todos los agentes sociales y económicos. En este caso, nadie puede ganar si no ganamos todos y lo que tenemos en juego es tan trascendental como no perder el tren combinado de la transición ecológica y la revolución digital con el horizonte puesto en 2030. La España digital, verde, del emprendimiento y del conocimiento se va a articular en torno a la formación profesional como nunca antes en nuestra historia.
El desarrollo de la creatividad, la experimentación, el trabajo en equipo y el pensamiento crítico son competencias transversales que conforman el nuevo salario mínimo cultural para toda la ciudadanía. Las competencias necesarias del siglo XXI deben estar al alcance de un capital humano capacitado para aprender a aprender y saber adaptarse a los cambios de cualificación que depara el futuro. En esa línea se sitúa la LOMLOE, ahora en trámite parlamentario, que plantea el desarrollo de un currículo competencial, integrado y nucleado en aprendizajes profundos y metacognitivos donde el error es una fuente más de conocimiento y esfuerzo y no una penalización que cierra puertas y oportunidades.
En este cambio de paradigma pedagógico, la formación profesional es una pieza fundamental que recupera aquel espíritu ilustrado que atribuía valor a los saberes útiles y las ciencias experimentales y lo actualiza para responder a los desafíos de la industria 4.0 y la sociedad digital.
La década 2020-2030 será la década ganada para la formación profesional y para ello el Gobierno va a invertir 1.500 millones de euros en los próximos cuatro años a través del Plan de Modernización de la Formación Profesional. Uno de sus objetivos principales es la acreditación de competencias básicas y profesionales del 40% de la población activa menor de 55 años que carece de titulación, 3,3 millones de personas. Supone el mayor esfuerzo público de re-skilling del capital humano hecho hasta ahora en España con una inversión en los cuatro años de duración del Plan de 852 millones de euros. Toda experiencia profesional debe poder ser acreditada y dar acceso a procesos de mejora continua de las cualificaciones para garantizar la empleabilidad personal y la competitividad del tejido productivo.
La segunda medida importante del plan es la creación de 200.000 nuevas plazas de FP hasta 2023, algo más de 60.000 ya en este año. Hoy los titulados en FP tienen casi 5 veces menor tasa de desempleo que la media del conjunto de jóvenes. La Formación Profesional desarrolla el talento personal y compite con éxito al garantizar una entrada laboral, un salario y una perspectiva de carrera muy atractiva. Sin embargo, tan solo el 12% de los jóvenes españoles opta tras la ESO por la FP frente al 29% de la media europea. Una cuestión que claramente exige ser revisada.
Precisamente, el plan persigue atraer a los jóvenes a una renovada oferta de títulos que, a su vez, responde mejor a las necesidades de las empresas y de los sectores emergentes, identificando mejor y más rápidamente sus demandas. En el curso 2020-21 se diseñarán y aprobarán nuevos títulos como Inteligencia Artificial y Big Data, Fabricación 3D, Ciberseguridad o Videojuegos. El objetivo es aprobar hasta 80 nuevas titulaciones vinculadas a la Industria 4.0, la transición ecológica y la economía circular, incorporando en todos los títulos de FP un módulo de digitalización aplicada al sector correspondiente.
El Plan incorpora además la flexibilización y armonización de la oferta, permitiendo la elección y combinación de módulos profesionales de diferentes títulos así como la formación a la carta para las empresas y sectores. Se creará un registro individual de trayectorias formativas profesionales que permitirá basar la contratación en competencias. A su vez, se dará un mayor impulso a la FP a distancia, a la orientación profesional, a la cultura emprendedora y a la FP dual y en alternancia para que llegue también a las pequeñas empresas.
Queremos reforzar la colaboración público-privada en la articulación de un ecosistema de FP en corresponsabilidad con la empresa y otros sectores para que la formación de alumnos y profesores, las prácticas y la innovación tecnológica intensifiquen la creación de valor, las sinergias y las redes colaborativas. Todo ello con el objetivo de fortalecer una FP+i moderna, avanzada e internacionalizada que sea motivo de orgullo para nuestro tejido productivo y nuestra ciudadanía.
El Gobierno apuesta por la educación y la formación profesional para relanzar la economía y el empleo y para acelerar, a la vez, nuestra competitividad en el actual contexto. Es una inversión de futuro, semilla de una prosperidad más inclusiva y duradera.
En conclusión, la nueva formación profesional nace para incentivar, entre todos, una trasformación de gran calado que será palanca de crecimiento y mejora de la productividad. Una transformación que también descansa en la LOMLOE y en la política educativa ambiciosa que nos merecemos como país. La nueva FP constituye una prioridad para la política económica, industrial y de empleo. Nos permitirá emprender la transición ecológica y digital con garantías de éxito desde la corresponsabilidad y el compromiso de todos los agentes sociales. El ideal ilustrado de la educación y la formación profesional como elementos generadores de ciudadanía y prosperidad se fusiona y materializa así en la nueva FP 4.0.