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Por qué la oposición no quiere gobernar Madrid

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y la vicealcaldesa, Begoña Villacís

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Ya se ha constituido la comisión que debe investigar ese supuesto espionaje que altos cargos del gobierno de Almeida habrían tratado de encargar a través del Ayuntamiento de Madrid, más concretamente de la empresa municipal de vivienda (EMVS), para investigar a la presidenta de la Comunidad. Sin embargo, por la manera que ha empezado -asumiendo Ciudadanos, que es parte del gobierno, la presidencia con el apoyo de Más Madrid y PSOE, que a cambio se han quedado con las vicepresidencias primera y segunda- todo apunta a que va a servir para lo mismo que han servido otras comisiones de investigación. Conseguir unos cuantos titulares y dar el caso por cerrado sin esclarecer nada de lo que realmente haya ocurrido.

Un paripé para limpiar la imagen de un gobierno que no quiere dar explicaciones y una oposición que solo las necesita para evitar tener que tomar decisiones más drásticas. Porque si en el Ayuntamiento de Madrid ha ocurrido lo que todos sospechamos que ha ocurrido, el Partido Popular no debería seguir ni un minuto más gestionando nuestros asuntos, lo que obligaría a quienes aspiramos a restituir el prestigio y la dignidad de nuestro consistorio a plantear seriamente una moción de censura para desalojar a Almeida de la alcaldía.

Los números dan de sobra para conformar un gobierno alternativo si tenemos en cuenta que, a priori, solo Vox parece no estar por la labor pues, a pesar de sus supuestas discrepancias con Almeida en cuestiones como la ordenanza de movilidad o los presupuestos, sabe perfectamente que no puede coadyuvar a su destitución. Los demás estamos ante la oportunidad única de sumar fuerzas en beneficio de los madrileños, porque sanear la institución de este tipo de prácticas debe estar por encima de cualquier rédito particular o partidista.

Sin embargo, tanto Más Madrid como PSOE, y no digamos Ciudadanos, parecen tener poco interés en este asunto. Pero ¿por qué no quieren gobernar Madrid? Analicemos caso a caso.

Para que la moción saliera adelante, el partido de Rita Maestre tendría que apoyar a Begoña Villacís como alcaldesa -algo que no sería nuevo para ellos pues ya se lo plantearon justo después de las elecciones municipales de 2019-, pero ahora no parecen dispuestos a hacerlo. Quizá porque se encuentran muy cómodos con la situación actual pues creen haber tomado ventaja sobre el Partido Socialista en la carrera por ser primera fuerza de la oposición en las próximas elecciones, que es a lo que realmente aspiran. Además, se han ido amoldando al papel histórico de Izquierda Unida de ser la eterna oposición de izquierdas que se opone a cualquier cosa que venga de la derecha y piensan que con eso les basta para consolidar un nicho electoral que les asegure entre ocho y doce concejales, siempre que no haya grandes cambios en la política madrileña de aquí a las elecciones. La moción de censura podría alternar sustancialmente ese escenario y eso no les conviene.

El PSOE, por su parte, se vería ante la oportunidad de entrar en el gobierno de la ciudad de Madrid después de más de tres décadas en la oposición, lo que le permitiría volver a situarse como fuerza de gobierno ante la ciudadanía madrileña. En teoría, esto es algo que debería interesarles, precisamente por haber perdido su posición hegemónica dentro de la izquierda, pero también andan distraídos en un sinfín de disputas internas por dirimir quienes serán los candidatos en las elecciones municipales y autonómicas del próximo año.

Si la moción prosperase, la actual portavoz del grupo municipal socialista, Mar Espinar, estaría llamada a asumir un papel destacado en el nuevo gobierno municipal, lo que la situaría como principal favorita a disputar la alcaldía en 2023. Sin embargo, la delegada del gobierno, Mercedes González, que parece haber sido designada por el aparato del partido para encabezar esa lista, no debe tener el menor interés en que esto suceda. Y como la propia González es la líder orgánica del PSOE en la ciudad de Madrid, su capacidad de decisión en esta cuestión es mucho mayor que la cualquiera de los integrantes de su grupo municipal.

Por último, tenemos a Ciudadanos, que sería el más beneficiado puesto que, si la moción saliera adelante, Villacís se haría con la alcaldía. Aun así, los naranjas tampoco se atreven a dar el paso. Siguiendo el mismo razonamiento de Rivera que condujo a su partido prácticamente a la desaparición, consideran que su electorado sigue siendo mayoritariamente de derechas y que, por tanto, no les perdonaría que rompieran con el PP para aliarse con Sánchez. Pero, si esto fuera realmente así, ¿por qué no aplicaron la misma lógica cuando presentaron las mociones de censura tanto en el Ayuntamiento como en el Parlamento autonómico de Murcia para gobernar con el Partido Socialista? Siguen perdidos en esa falta de rumbo, y de coraje, que es de donde proviene realmente su imparable retroceso electoral.

Además, la vicealcaldesa insiste en su apuesta por “ofrecer estabilidad” y “huir del oportunismo”, creyendo que eso le va a permitir sobrevivir al próximo ciclo electoral. Pese a estar convencida de que el PP, en su situación, hubiera aprovechado la oportunidad, tal y como ha declarado en varias entrevistas, ella prefiere mantener a Almeida en la alcaldía y confiar en que la ciudadanía identifique a su partido como el garante de que el PP no haga de las suyas.

Se equivoca doblemente Ciudadanos en este razonamiento. En primer lugar, porque ya estaban cogobernando con los populares cuando se produjo el supuesto intento de espionaje utilizando la empresa pública de vivienda; cuya vicepresidencia, por cierto, ostentan los de Villacís. En segundo lugar, porque las recientes elecciones en Castilla y León han demostrado que ese papel de supuesta responsabilidad que representó a la perfección Igea durante toda la campaña no les ha servido más que para certificar la defunción del partido naranja en este territorio, perdiendo nueve de los diez diputados que tenían.

Se equivocan también las fuerzas de la izquierda, que para no asumir riesgos buscan refugio tras esa comisión de investigación que el PP tratará de entorpecer y dilatar al máximo, y que probablemente solo servirá para constatar que nada de lo que supuestamente ha pasado se puede demostrar.

Quien no se equivoca es Vox, el único grupo que no ha votado a favor de que se investigue, como gesto de buena voluntad hacia el PP, al menos hasta ver qué sucede en Castilla y León. Además, tampoco podrían apoyar a un candidato alternativo a la alcaldía dado que, descartada la opción de Ortega Smith, los demás son peligrosos “comunistas” a ojos del partido de extrema derecha. Y es que, aunque no dejen de repetir que Almeida está convirtiendo Madrid en un soviet comunista, el actual alcalde es para Vox menos comunista que cualquiera de sus potenciales sustitutos. Así pues, seguirán acusándole de haberse vendido a la izquierda, pero no le retirarán su apoyo porque, aunque no quieran admitirlo, saben perfectamente que cualquier posibilidad de entrar en el gobierno en 2023 pasa por entenderse con Almeida.

Con el paso de los días, la ventana de oportunidad se va cerrando, pero nos resistimos a tirar la toalla. Desde Recupera Madrid creemos que la credibilidad perdida en las instituciones se gana con hechos y no con postureo ni palabrería. Nosotros hemos arriesgado apoyando al Gobierno cuando consideramos que era lo mejor para los madrileños y pedimos ahora la censura, de la parte del Partido Popular, por la misma razón que otras veces han contado con nuestro apoyo. Tenemos esa legitimidad, que las acusaciones de “Tirios y Troyanos” por nuestra incómoda independencia, no hace más que reforzar.

Hemos visto cómo los partidos anteponen sistemáticamente los intereses de “la organización” a los de la ciudadanía que dicen representar. Ahora estamos ante una ocasión única de demostrar que no es así. La izquierda puede trasladar el mensaje de que es capaz de superar sus diferencias y unirse en pro de un objetivo superior: volver a gobernar Madrid y recuperar uno de los principales bastiones de la derecha. Y el llamado centro-liberal está delante de uno de sus últimos trenes para visualizar su utilidad: garantizar limpieza en la gestión y capacidad de establecer alianzas superando las trincheras ideológicas.

Quienes aspiramos a un Madrid libre de las corruptelas del PP, tenemos la ocasión de cambiar el rumbo de esta ciudad y sacar del gobierno a un partido que es incapaz de dejar de utilizar las instituciones en su propio beneficio. Los madrileños saldrían ganando.

Nadie entendería que quienes hoy tenemos esta oportunidad, la desaprovechemos. Quien mire para otro lado será cómplice de entregar Madrid a la derecha más rancia. Algo en lo que la izquierda, y especialmente el PSOE, tiene un largo historial a sus espaldas. Es hora de arriesgarse.

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