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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

¿Más País en las próximas elecciones?

Ahora que se da por amortizada la legislatura del Parlament y se han convocado las elecciones vascas y gallegas, el régimen del 78 encara el cierre territorial de su peor crisis. Urkullu y Feijóo, temerosos de ser arrastrados por la procelosa política catalana, no han esperado a que se aclare el futuro de Torra. Moderados y de orden, han preferido desligar los destinos de sus naciones del triunvirato Sánchez, Iglesias, Junqueras; obligado a resolver la crisis constitucional. Retirada a tiempo... ya se sabe.

Ante este horizonte electoral han aparecido algunas noticias guiadas por una pregunta común: ¿concurrirá Más País? La respuesta de Íñigo Errejón en una entrevista reciente ha sido más una invitación a debatir cómo articular un proyecto federal que anunciar candidaturas: “esa decisión”, ha dicho, “no la tengo que tomar yo, no la tiene que tomar Madrid. Nadie mejor que los compañeros de cada territorio para decidir cuál tiene que ser la orientación o los siguientes pasos”.

Ahora bien, la presentación de Más País el 10N respondía a una coyuntura y un imperativo: hacer un gesto para sacar el país del bloqueo institucional. Consciente del riesgo implícito en la ley electoral, solo presentó papeleta en las circunscripciones grandes. Para las nacionalidades esto significó presentarse tan solo en A Coruña, Pontevedra, Bizkaia y Barcelona: 4 de 11 provincias.

Las agitadas jornadas entre la sentencia del procés y el 10N arrojaron un escenario en las urnas tan complicado para Sánchez e Iglesias que, como apuntaría El Roto, al día siguiente se abrazaban para no caer. Al tiempo, ese “pacto del abrazo” interpelaba a Más País por su sentido de ser y reabría algunas preguntas zanjadas apresuradamente: ¿hay espacio para otra fuerza progresista?, ¿tendría que ser el partido verde que nunca cuajó en la política española o insistir en el populismo?, ¿debería limitarse a constituyente madrileño de un proyecto federal o promover la creación de otros constituyentes bajo un programa común?

Todas estas preguntas, y aún otras, nos interpelan sobre el balance y alcance de estos años; en especial a quienes los hemos vivido en primera línea. Para Más País, el 10N tuvo tres declinaciones básicas: Madrid, Valencia y el resto. No por casualidad, los electorados de Galeusca, acostumbrados a votar con terceras y más opciones, dejaron claro que no había sitio para más. Por eso mismo, el gesto hoy a la altura pasa más por algún punto entre el apoyo crítico y la confluencia que por irrumpir en solitario.