Algo falla en nuestro sistema cuando en pleno siglo XXI, el derecho a la educación de una mujer se convierte en un hecho noticiable. Aunque siendo sincera, lo noticiable de este caso no ha sido el derecho a la educación sino, una vez más, el cuerpo de una mujer y más concretamente su indumentaria. Enviar a una alumna a casa por su vestimenta no-normativa, lanza un mensaje claro: el cuerpo de las musulmanas es objeto de debate público y este debate es más importante que su educación.
Takwa Rejeb, una joven estudiante de 23 años, se convierte en objeto de debate nacional en plena efervescencia pre-electoral, tal y como manda la tradición. Te ha tocado amiga, tu cuerpo está de moda, o mejor dicho, opinar sobre él y tus decisiones individuales. Y para moda, la del instituto por expulsar a alumnas musulmanas, cuatro para ser más exacta. Todo se resume en una misma idea: que las alumnas no sean visiblemente musulmanas, negar su identidad. Exactamente igual que los edictos de conversión forzada promulgados cinco siglos atrás.
“[...] ni sean osados los moros de fazer pascuas ni quaresmas mahometicas publicamente ni secreta, ni cosas concernientes a la perfida secta mahometica, so pena de ser esclavos irremisiblemente [...]” (Edicto de Conversión de 1526 para el Reino de Aragón).
Y parece ser que el pañuelo con el que algunas musulmanas tapan su cabeza, es una de esas “cosas concernientes a la pérfida secta mahomética”... Porque aunque no lo sea, ya hay periodistas, tertulianos y “expertas” (no musulmanes, claro) que se encargan de reproducir el discurso patriarcal –el único que escuchan y atienden– como si de su vocero se tratara, insistiendo una y otra vez que se trata de una prenda obligatoria, llamada hiyab y añaden además, que es un símbolo religioso. Como son “expertos” ya está todo dicho.
Tal vez habría que recordar a estos nuevos expertos “todólogos”, que al afirmar que el Corán obliga a las mujeres a tapar sus cabezas con un hiyab, mienten de forma descarada, y lo saben. Por dignidad y ética profesional uno no puede afirmar cuestiones de lo que no se sabe, dándoselas públicamente de experto en una materia que se desmonta en cero coma.
No, en el Corán hiyab no es sinónimo de velo, ni de tela que cubra la cabeza de las mujeres, las siete únicas menciones de la palabra hiyab se refiere a cortina o muro... Por lo tanto, no puede haber una simbología religiosa en el hiyab, a no ser que las mujeres se envolvieran con una cortina o fortificaran sus cuerpos con algún tipo de muro o barrera... Por favor, dejen de decir chorradas.
Por suerte para la ciudadanía que aspira a vivir en sociedades democráticas, la Constitución española –esa misma que acabó con quinientos años de monolitismo religioso impuesto por la fuerza– está por encima de las normas internas de los centros y los deseos de algunas personas de privar a las musulmanas la potestad para ejercer su plena ciudadanía. Hoy, lo que nos toca vivir, ya va de derechos, de respeto y de dignidad.