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Sin perdón para los estudiantes de la URJC

Ignacio Aguado

Candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Comunidad de Madrid —

Cuando dejé la empresa privada para presentarme a las elecciones autonómicas de 2015, jamás pensé que asistiría a un bochorno como el que vivimos hace ahora justo un año en la Asamblea de Madrid.

Nunca imaginé que una presidenta autonómica mentiría descaradamente para intentar ocultar que le regalaron, sin ir a clase, un título oficial. Tampoco imaginé que una ministra socialista se vería obligada a dimitir tras conocerse el mar de irregularidades asociadas a la obtención de su máster, ni que PP y PSOE se aliarían para impedir que el líder de los conservadores explicase en sede parlamentaria cómo aprobó su máster, sin pisar el aula ni examinarse.

Sin embargo, lo que más me indigna de todo ello es que, a día de hoy, ninguno ha sido capaz de pedir perdón a los estudiantes de la URJC. Ni a los estudiantes ni a los profesores.

Los implicados han ignorado a quienes madrugan, se dejan los codos estudiando o pierden horas de sueño compatibilizando estudios y trabajo. Se han reído del esfuerzo que padres y familias hacen para poder pagar las matrículas de sus hijos. Y, de paso, han emborronado la imagen de la Universidad y el prestigio de sus títulos.

PP y PSOE no solo se niegan a reconocer el mal que han causado, sino que han pactado para intentar ocultar lo que ha ocurrido y han puesto todos los palos en la rueda que han podido para boicotear la comisión de investigación parlamentaria que Ciudadanos impulsó en la Asamblea de Madrid.

Los 'máster fake' de Cifuentes, Montón y Casado son el síntoma de los males que afectan a algunas de nuestras universidades: politización, endogamia y falta de transparencia.

En Ciudadanos queremos una universidad innovadora, con más becas para quienes se esfuerzan, que favorezca los intercambios con otros países, que sitúe los idiomas en el centro de los planes de estudios y que sea capaz de reclutar a los mejores profesores e investigadores del mundo. Queremos quitar las telarañas que aún perviven en algunas de ellas y convertirlas en el trampolín que los estudiantes necesitan para alcanzar sus metas.

Lamentablemente, los viejos partidos han demostrado que son incapaces de liderar las reformas necesarias, que jamás sacarán sus manos de la universidad por voluntad propia y que seguirán pactando con tal de mantener sus privilegios y sus chiringuitos.

Por eso es más necesario que nunca ganarles. Imagino que los estudiantes nunca llegarán a escuchar el perdón en boca del bipartidismo, pero el próximo 26 de mayo tienen la oportunidad de mandarles a la oposición. Los madrileños merecemos un gobierno que trabaje para situar nuestras universidades entre las mejores de Europa. No podemos permitirnos perder más tiempo.