Hastiados, indignados, cabreados, son algunos de los calificativos que podíamos aplicar al sentimiento que tienen que tener muchos jóvenes al comprobar como los políticos nos hemos pasado los últimos días tirándonos los títulos a la cabeza, cuando muchos de ellos sobradamente preparados y titulados, y mucho más que la mayoría de representantes políticos, o no tienen trabajo o tienen un trabajo precario.
Actualmente poseo dos títulos de másteres y uno universitario, y ello no me hace mejor que los que no tienen ninguno. Por suerte pude estudiar gracias a las becas de los gobiernos socialistas y al esfuerzo de mis padres. Pero no todo el mundo a día de hoy en España tiene las mismas oportunidades.
A lo largo de mis años en política he visto a muchas personas que mentían al publicar sus currículums, inflaban sus títulos de máster y postgrados, e incluso decían haber terminados carreras universitarias siendo falso. Nunca entendí ese afán por aparentar lo que uno no es. He trabajado muchos años en la empresa privada y tuve jefes que sin ser ingenieros sabían mucho más que los que teníamos el título. Por experiencia puedo afirmar que el título sólo supone demostrar que hemos adquirido determinados conocimientos, pero en la mayoría de los casos no garantiza: ni habilidades, ni actitudes, ni aptitudes. Si yo fuera uno de esos jóvenes con mucha formación, muchos títulos y que a día de hoy se encuentran en paro o con trabajos precarios me sentiría indignado por ver el debate de los títulos de algunos políticos, y gritaría bien alto: ¡por favor dejen de hacer el ridículo, aunque sea por dignidad propia!
La indignación con la presidenta de la Comunidad de Madrid en la mayoría de los casos no es por poseer más o menos títulos, sino por sentirnos engañados, y por ver como ante la avalancha de información sobre su máster que demuestra lo evidente ella lo sigue negando.
Comparto la idoneidad de presentar una moción de censura en la Comunidad de Madrid, por parte del PSOE, los ciudadanos tienen que poder confiar en sus gobernantes y la actitud de la presidenta de Madrid en los últimos días hace que esto sea muy complicado a partir de ahora y que cualquier cosa que diga sea poco creíble. Además, que esta moción de censura esté encabezada por Ángel Gabilondo le da mayor valor, por el perfil y la trayectoria de la persona. El partido de Ciudadanos tiene la oportunidad de demostrar que su declaración de intenciones en este tiempo no son simples gestos y que convierten las palabras en una verdadera forma de entender la política, de lo contrario quedarán desacreditados ante toda la opinión pública.
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