Esquerra Republicana, EH Bildu y el BNG han presentado el martes en el Congreso de los Diputados la reforma laboral que hace falta y que habría sido necesaria hace un año. Es una proposición de ley para ampliar en derechos la reforma laboral aprobada, que era una modificación de la del PP y no una derogación, como se había prometido por parte de PSOE y Podemos.
Hacer un recorrido en el tiempo permitirá entender los motivos de mi afirmación. En 2012, el PP aprueba una ley de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral (3/2012). Al cabo de un tiempo, las consecuencias ya se notan en el entorno laboral y son gravísimas: precarización de la ocupación, abaratamiento de los despidos individuales, pérdida del control público de los despidos colectivos, trabajo temporal convertido en estructural en todo el Estado y en muchos sectores, precariedad para jóvenes y mujeres trabajadoras, subcontrataciones indecentes…
En resumen, un desequilibrio de las relaciones laborales hacia un refuerzo del peso empresarial por encima de la fuerza negociadora sindical. Y, además, con la constatación de que se ampliaron las razones objetivas para despidos o modificaciones de las condiciones de trabajo, se abarataron y redujeron las indemnizaciones del despido, y se eliminó el control administrativo y los salarios de tramitación.
Todo esto comportó una destrucción de puestos de trabajo y una precarización generalizada del mundo laboral. Hubo protestas ciudadanas, huelgas generales convocadas por los sindicatos y se creó un consenso en el entorno político, social y sindical de las izquierdas para pedir y exigir la derogación de esta reforma y para recuperar los derechos laborales previos. Desde entonces, muchos partidos llevaban en su programa electoral la demanda de la derogación de la reforma laboral.
En diciembre de 2021, el gobierno del Estado (PSOE y Podemos) aprobó una nueva reforma, no la derogación -tal y como habían prometido-, ¡con Ciudadanos! Una reforma entrada como real decreto ley sin posibilidad de debatir ni de presentar enmiendas en el mismo Congreso por parte de los otros partidos —parece que era condición previa de la CEOE no mover ningún aspecto.
Es verdad que tienen el consenso del diálogo social, entre los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO y las patronales. Y hay que decir que este decreto ley aporta cambios en algunas regresiones, como en la no aplicación de los convenios colectivos en la ultractividad o la mejora de los datos de la temporalidad en la ocupación. Pero quedó sin resolver todo lo que tiene que ver con los despidos y con las indemnizaciones, así como con la autoridad administrativa de los EROs.
Esquerra Republicana, EH Bildu y el BNG han presentado modificaciones a los artículos 16, 34, 41, 47, 51, 56, 82, 83, 84 y 110 para recuperar los aspectos relevantes de protección laboral que quedaron fuera el año pasado, como las indemnizaciones, la modificación de las causas de despido o la recuperación de los salarios de tramitación, la tramitación administrativa de los EROs y el refuerzo de la negociación colectiva, además de garantizar unas condiciones más justas en general.
Está claro que cuando hay cierta incertidumbre económica y social, es necesario ofrecer seguridad y mejores condiciones de vida, y esto solo es posible si volvemos a un equilibrio legal y social para las negociaciones.
Desde Esquerra Republicana creemos que los derechos nunca se deberían recortar y que, si otros lo han hecho, tenemos que luchar y trabajar para, no solo recuperarlos lo antes posible, sino lo mejor posible. Por eso, también queremos que haya debate, que nada sea impuesto.
Muchos trabajadores y trabajadoras a día de hoy están y viven de forma precaria. No es suficiente lo que tenemos. Hay que ser valientes, combatir la precariedad y la parcialidad y eliminar los abusos de ciertos empresarios y de subcontrataciones. Mejorar lo que existe es avanzar en derechos y mejorar la sociedad.
Pero esta semana PSOE y Podemos ni siquiera han dejado que se debatiera en el pleno del Congreso la nueva propuesta republicana de reforma laboral. Una lástima, habría sido la verdadera reforma laboral, la necesaria, la que implicaría la derogación de las del 2010 y 2012 de PSOE y PP. Y quedará pendiente, a pesar de la mayoría supuestamente progresista que la hubiera podido hacer posible.