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¿Por qué seguimos sin invertir en ciencia?

Francisco Polo

Secretario de Área de Emprendimiento, Ciencia e Innovación del PSOE —

La ciencia es muy importante. He escuchado eso de todo el mundo, tanto de científicos con exitosas carreras a sus espaldas como de taxistas con la antena puesta en la actualidad. No hay debate sobre esta cuestión. ¿Por qué entonces seguimos sin invertir en ciencia?

Permitidme pensar que es quizás porque no está totalmente extendido el significado de ese “importante”. ¿Por qué la ciencia es importante? Y aquí inmediatamente podría entrar en cómo el progreso que disfrutamos hoy es fruto de décadas de investigación por parte de miles de científicos en sus laboratorios, tanto en el terreno de la ciencia básica como de la aplicada, y que no podemos prescindir de esos avances.

Sin embargo, tengo la sensación de que la gente ya sabe que eso es así. Quizás me equivoco. Pero creo que necesitamos unir la ciencia a otra expresión más importante o más clara para mostrar por qué la ciencia es importante. Pienso que es fundamental que expliquemos tenazmente la correlación existente entre ciencia y progreso económico.

Nadie quiere vivir en un país peor que el que ha conocido. Todos vamos a estar de acuerdo en que queremos una España que progrese económicamente para que a todos nos vaya mejor y podamos desarrollar plenamente nuestros proyectos de vida. Necesitamos una España moderna, basada en el conocimiento y que esté a la cabeza del progreso científico y tecnológico en el mundo.

Hacer de la ciencia uno de nuestros motores de progreso no puede ser el empeño de científicos y unos pocos políticos. Es una necesidad de país. Es una apuesta que debemos hacer todos los ciudadanos porque es una apuesta segura. Probada. Lo que históricamente se había considerado una asunción -el hecho de que una mayor inversión en I+D contribuye a un mayor crecimiento económico- ha pasado a convertirse en una certeza constatada por numerosos estudios. Uno de los más recientes es The Effects of R&D Spending in the EU: A Meta Analysis el cual, además, demuestra que los países que más invierten en ciencia son aquellos a quienes menos ha afectado la última crisis económica.

Hay dos países en el entorno europeo que nos sirven para mostrar esta relación entre I+D y progreso: Países Bajos y Estonia. Países Bajos es uno de los países que obtiene mejores retornos de los programas europeos de investigación, destacando especialmente en los programas del Consejo Europeo de Investigación (ERC) que financian la mejor ciencia básica. Holanda también es líder global en innovación, siendo el tercer país en el Global Innovation Index 2017 que evalúa las políticas que generan crecimiento, productividad y empleo a largo plazo.

Por otro lado, Estonia es el ejemplo de innovación digital de Europa. Los ciudadanos estonios pueden tramitar el pago de sus impuestos, comprobar archivos médicos, votar e incluso registrar una empresa en cuestión de minutos a través de internet. El programa impulsado desde el gobierno llamado e-Estonia se gestó en el año 2000 y los sucesivos ejecutivos lo han mantenido. Uno de sus efectos ha sido la mejora en la eficiencia de la recaudación fiscal: la recaudación de impuestos digitales ha hecho que el sistema fiscal estonio sea el más eficiente de la OCDE.

Queda claro que para progresar económicamente hay que invertir en ciencia e innovación. ¿Qué estamos haciendo en España? ¿Incrementar la inversión? No. Lo que está haciendo el gobierno es recortar. Tras haber hecho un gran esfuerzo en el último gobierno de Zapatero para poner a España en el camino adecuado y acercarnos a la inversión europea media, el Partido Popular ha hecho un esfuerzo diametralmente opuesto: colocarnos a la cola de Europa en inversión en I+D y encima tener la cara de decir que no estamos tan mal.

Estamos muy mal no porque en España no haya buena ciencia, sino porque estamos muy lejos de los principales países del mundo en inversión científica. El último dato que tenemos es que España está invirtiendo un 1,2% del PIB en I+D. Mientras tanto, Israel invierte el 4,25%, Corea del Sur el 4,23% y Suiza el 3,4%. Son los que más invierten de la OCDE. Quizás en lugar de compararnos con los mejores (que es lo que deberíamos hacer) preferimos compararnos solo con los campeones europeos. Salimos también muy mal parados: Suecia invierte un 3,28%, Austria un 3,12% y Alemania un 2,92%. Pero no solo nos alejamos de los que van en cabeza. Como recoge el Informe Cotec 2017, el conjunto de la UE invierte hoy un 25% más en I+D que antes del inicio de la crisis económica y España invierte un 10% menos. Y a mayor abundamiento, como mostró este periódico, el gobierno es incapaz de ejecutar el poco presupuesto dedicado a ciencia. Lamentable.

Sin embargo, hay esperanza. Al principio de este artículo preguntaba por qué no invertimos en ciencia si sabemos que es importante. Y creo que la verdadera respuesta está, en parte, en que es preciso que la necesidad de invertir sea compartida por un amplio espectro de la ciudadanía y que ésta conozca el impacto que ello puede tener en sus vidas; pero también precisa de algo fundamental en política: visión de futuro.

Desde este nuevo PSOE estamos ya trabajando para presentar una nueva visión de futuro para España. No solo tenemos el compromiso de elevar la inversión en I+D+i civil para colocarnos lo antes posible en un nivel de inversión estatal que represente al menos el 2,5% de los Presupuestos Generales del Estado, sino que queremos retomar con determinación la senda hacia el objetivo europeo de destinar una inversión total del 3% del PIB y hacer de España un país de ciencia. Nuestra visión de futuro es la de un país en el que el sistema educativo promueve el interés por la ciencia despertando y alimentando un número creciente de carreras investigadoras. En el que investigadores e investigadoras pueden tener una carrera clara y estable. En esa España hay una ciencia inclusiva, donde jóvenes y mayores, mujeres y hombres, tienen las mismas oportunidades y donde se fomenta el talento. La España que estamos diseñando consigue albergar grandes infraestructuras internacionales, centros de investigación con grandes y pequeños laboratorios, así como hubs y clústeres científicos. La España que queremos se convierte en el país más interconectado con otros sistemas científicos y con los mejores centros de investigación y es, sin duda, el principal espacio de encuentro y colaboración entre la investigación de Latinoamérica y la de Europa. En la España que vamos a construir, investigadores de todo el mundo vienen a nuestro país a desarrollar su carrera científica, en centros internacionalmente reconocidos dentro de un entorno y marco regulatorio que fomentan el conocimiento científico.

En el futuro que este nuevo PSOE está empezando a construir España es un paraíso del talento en el que la ciencia, la innovación y el emprendimiento se han convertido en los ejes de un nuevo círculo virtuoso de progreso económico y social. Para conseguirlo, estamos reuniendo a las mejores mentes del país para trazar un plan que haga de puente entre la triste situación de hoy y nuestra visión de España como el país de la ciencia. Con ellos vamos a dibujar el puente entre la nefasta situación en la que nos ha dejado el Gobierno del Partido Popular y el futuro que precisamos. Es esta visión de futuro la que marca la diferencia.