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El talento de los jóvenes en situación de vulnerabilidad: desafío y oportunidad para la sociedad y las empresas

Entre los jovenes el paro es del 28% y el nivel de pobreza, del 21%.

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El desempleo juvenil en España se ha convertido en una crisis perenne que afecta profundamente a nuestra sociedad. Con una tasa de desempleo juvenil del 28% en 2023, la más alta de la Unión Europea, y una tasa de pobreza del 21% entre jóvenes de 18 a 29 años, nos encontramos ante una situación inasumible que requiere atención urgente. Y esta situación afecta especialmente a los y las jóvenes que lo tienen más complicado: cuanto mayor es su vulnerabilidad, menos posibilidades tienen de encontrar un empleo digno. Este problema es un reflejo de las debilidades estructurales de nuestro sistema y alberga, a su vez, un importante desafío económico.

Las estadísticas son preocupantes, pero detrás de cada número está la historia de personas jóvenes con un enorme potencial. Sin embargo, muchas de ellas han sido abandonadas o descartadas del sistema educativo formal y de la sociedad, lo que les impide adquirir las cualificaciones y competencias necesarias para acceder el empleo. La situación es particularmente grave para los y las jóvenes en situación de pobreza y discriminación, jóvenes que transitaron por el sistema de protección, menores y jóvenes migrantes no acompañados, juventud gitana, y otros colectivos en situación de vulnerabilidad, quienes enfrentan tasas de empleo mucho más bajas y una mayor tasa de abandono educativo temprano.

Vulnerabilidades, exclusión y barreras estructurales

Las barreras que enfrenta esta juventud son complejas y multidimensionales, derivadas de una combinación de factores socioeconómicos, educativos, familiares y personales. Estas barreras no solo obstaculizan su acceso al empleo, sino también afectan su capacidad para desarrollarse plenamente, perseverar en su formación y proyecto de vida y tener la oportunidad de ser agentes de cambio y miembros activos y productivos de la sociedad.

El coste de esta exclusión también tiene un impacto económico y social. Las altas tasas de pobreza, desempleo y abandono escolar reflejan debilidades estructurales que se traducen en una pérdida significativa de potencial y talento productivo para la sociedad y las empresas. La exclusión de esta juventud, además, implica menores contribuciones fiscales y a la Seguridad Social, y un aumento en los gastos en prestaciones sociales y otros apoyos estatales.

Más allá del impacto económico y productivo, esta situación representa un fracaso colectivo. Es urgente devolverles a estos jóvenes la confianza en sí mismos, en la sociedad y en su futuro para aumentar sus expectativas, su horizonte y su empleabilidad. Es imperativo abordar las barreras estructurales que impiden a los y las jóvenes en situación de vulnerabilidad acceder a una formación de calidad y a oportunidades de empleo.

Jóvenes que suman a la sociedad

Ampliemos la visión: la inclusión sociolaboral real de estos y estas jóvenes no solo tiene un impacto directo en sus vidas, su desarrollo, su futuro, también tiene un retorno significativo en sus comunidades, familias y barrios, en empresas a través de la suma de talento en nichos en los que se necesita, en términos de ahorro público, y en la contribución al bienestar general y en la estabilidad y sostenibilidad de la sociedad.

Y pongamos este desafío en clave de oportunidad: los grandes cambios que estamos viviendo hoy a través de la transición económica, ecológica y digital están reconfigurando el mundo y abren una gran ventana de posibilidades. Las empresas enfrentan dificultades para cubrir nuevos puestos de trabajo derivados de esta imparable transición. Este desajuste entre la oferta y la demanda de competencias supone una enorme oportunidad para empresas y jóvenes, si se aborda adecuadamente. Para ello, los y las jóvenes necesitan una formación y unas competencias con las que enfrentar los desafíos de ese mercado laboral actual y futuro. Esta situación paradójica demanda una acción colectiva, una respuesta específica urgente, eficaz y coordinada para que esa transición sea, además, justa e inclusiva.

Formación y acompañamiento para potenciar un talento ilimitado

Es pertinente, por tanto, la suma de esfuerzos y la construcción de alianzas que reúnan a diferentes actores que empujen en la misma dirección. Un ejemplo de ello es Generation Unlimited España, una alianza multiactor impulsada por Unicef España, de la que forman parte empresas, organizaciones sociales, sector público, Academia, sociedad civil y, especialmente, jóvenes. Juntos, estamos promoviendo un modelo de inclusión sociolaboral para jóvenes en situación de vulnerabilidad en nuestro país basado en formación y acompañamiento hacia el empleo.

En nuestro camino conjunto desde hace tres años, hemos detectado la importancia de poner a la persona joven en el centro del modelo de inclusión sociolaboral hacia el que deberíamos avanzar. Un modelo que gire en torno a su realidad y sus necesidades, enfrentando sus vulnerabilidades y, sobre todo, rescatando el potencial y el talento que cada una tiene. Igualmente importante es abordar su realidad desde un enfoque integral, proporcionando un acompañamiento multidimensional, incluyendo atención a necesidades básicas, apoyo jurídico y de salud mental, educación financiera, así como la creación de vínculos comunitarios y espacios de encuentro, deporte, ocio y cultura.

En el plano formativo, hemos recabado evidencias de la trascendencia de que estas personas jóvenes puedan contar con formaciones flexibles. Estas formaciones, implementadas por organizaciones sociales referentes y especializadas, se basan en metodologías innovadoras de carácter técnico-práctico, e incluyen el desarrollo de competencias transversales adaptadas a la realidad de cada joven y a las necesidades reales del mercado laboral, involucrando de manera activa al sector privado desde el inicio. La visión empresarial es relevante en tanto en cuanto las compañías aportan su experiencia, y el análisis de las necesidades de perfiles laborales requeridos, implicando a sus grupos de interés y su cadena de valor, voluntariado corporativo, proveedores, y generando prácticas tutorizadas y empleo de calidad. 

Políticas para una inclusión sociolaboral

Pero para promover transformaciones de calado, es esencial adoptar cambios sistémicos y estructurales y promover políticas que diseñen e inviertan en soluciones integrales y adaptadas al perfil de estas personas jóvenes. Solo así lograremos fomentar la formación y el empleo inclusivo de calidad. De manera prioritaria, es crucial desarrollar una política pública de formación y empleabilidad de jóvenes en situación de vulnerabilidad, tanto a nivel estatal como autonómico, tomando como referencia modelos como el propuesto para escalarlo y replicarlo. Esto solo es posible si al mismo tiempo se fortalece el trabajo de las organizaciones sociales que ya están implementando con éxito metodologías innovadoras con los y las jóvenes, con una financiación a largo plazo, mediante un “concierto social”, que asegure su sostenibilidad.

Debemos avanzar, además, hacia el reconocimiento de las formaciones no regladas, las cuales responden tanto a las necesidades del mercado laboral como de los jóvenes en situación de vulnerabilidad, considerando dichas formaciones para la solicitud del arraigo para la formación y acelerando los trámites de su resolución y de asignación del número de Seguridad Social. De este modo, los y las jóvenes podrían acreditar oficialmente sus competencias, facilitando su entrada al mundo laboral. Asimismo, sigue siendo clave reforzar los programas de formación en alternancia con el empleo, con los que las personas jóvenes combinan formación teórica con experiencia práctica en empresas.

Todo ello debe ir de la mano de la participación activa de jóvenes como protagonistas y agentes de cambio. Por su parte, el sector privado debe invertir y participar activamente en este modelo de inclusión sociolaboral, promover políticas corporativas de empleo inclusivas y proporcionar oportunidades de formación innovadoras, prácticas, empleo de calidad y desarrollo profesional.

El desarrollo del potencial y del talento de los y las jóvenes en España y su inclusión sociolaboral, en particular de aquellos en situación de vulnerabilidad, no solo es una cuestión de justicia social, sino también una necesidad económica y de talento productivo. Es imperativo que las políticas públicas y las estrategias corporativas se alineen para crear un entorno donde estos y estas jóvenes puedan prosperar y desarrollar su talento. La inversión en su formación y desarrollo beneficiará a la juventud, pero también fortalecerá el tejido social y económico del país. 

Creer en estos y estas jóvenes es creer en nuestra sociedad, en su futuro y en nuestro futuro, en que trabajando conjuntamente podemos alcanzar un impacto a mayor escala. Solo avanzando juntos, con compromiso y determinación, podremos asegurar un presente y un futuro más humano para la próxima generación y una sociedad más justa, inclusiva y sostenible.

La Alianza multiactor Generation Unlimited España está impulsada por UNICEF España y conformada por nueve entidades sociales (Asociación Norte Joven, CESAL, Fundación Exit, Fundación Secretariado Gitano, Fundación Tomillo, Fundación Nantik Lum, Pinardi, Fundación San Juan del Castillo-Pueblos Unidos y Fundación Santa María la Real), así como por dos empresas (Iberdrola e ING España).

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