Un impresionante viaducto nos da la bienvenida a la entrada de Guadalupe, uno de los mayores referentes emocionales de Extremadura. Esta obra de ingeniería es uno de los vestigios de la vía férrea Talavera de la Reina-Villanueva de la Serena, que nunca llegó a entrar en funcionamiento y que quedó definitivamente abandonada en 1960, junto con el resto de la obra.
Como esta, muchas obras ferroviarias casi finalizadas fueron abandonadas durante la dictadura franquista. En 1985, esta situación se vería agravada por el cierre de más de 300 kilómetros de línea férrea de la Ruta de la Plata entre Plasencia y Astorga, acordado por el Gobierno de Felipe González. Y más recientemente, en 2012, Extremadura vivió la supresión del servicio ´Lusitania’ desde Madrid, en su recorrido por Cáceres hasta Lisboa.
El abandono ferroviario de Extremadura es, por tanto, una deuda histórica en nuestro país, profundizada por los sucesivos gobiernos del Partido Socialista y del Partido Popular. Las consecuencias son evidentes. En la actualidad, esta región no tiene ni un sólo kilometro de vía ferroviaria electrificada, en el país con más kilómetros de Alta Velocidad del mundo, sólo por detrás de China. Los extremeños y extremeñas tardan cinco horas y media en llegar a Madrid desde Badajoz, si las averías lo permiten, y para ellos es prácticamente imposible viajar de norte a sur y de este a oeste en condiciones mínimas de velocidad y fiabilidad.
No sólo eso, exportar los productos agroalimentarios de primera calidad que produce Extremadura es extraordinariamente caro porque debe hacerse por carretera. La línea ferroviaria que permite transportar mercancías, la de Braza tortas-Puertollano, es la más antigua de España, con traviesas de madera del siglo XIX, lo que implica serias limitaciones de velocidad (30 km/h.) y de tonelaje. Un anacronismo a todas luces.
Además, los viajeros y viajeras vienen denunciando un sinnúmero de incidencias, averías y retrasos en los trenes procedentes y con destino Extremadura. Sin ir más lejos, entre julio y agosto de este año se produjeron más de 30 averías y sólo el jueves 13 de julio se produjeron 4 averías, incluido un incendio en uno de los trenes.
Es más que evidente que Extremadura necesita y exige un tren digno para sus ciudadanas y ciudadanos. En los últimos meses esta reivindicación histórica de la ciudadanía extremeña ha adquirido los mejores tintes del 15M o Gamonal, y plataformas como “Milana Bonita” han adquirido una gran visibilidad en todo el país. Este es, desde nuestro punto de vista, el camino a seguir. Los representantes públicos debemos reforzar y apoyar una demanda ciudadana que debe ser protagonizada por la gente, porque es la gente quien sufre cada día las consecuencias de tener un tren del siglo XIX.
Las actuaciones de Fernández Vara en nada están contribuyendo a avanzar en la consecución de un tren digno para Extremadura. Desde su connivencia con el Ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, hasta sus esfuerzos por invisibilizar a las plataformas ciudadanas como “Milana Bonita”, pasando por el desmantelamiento de la red ferroviaria norte de Extremadura, el señor Vara no hace sino dificultar que los extremeños y extremeñas tengan un tren digno. Parece que para él esta justa demanda ciudadana sólo sirve como elemento de autopromoción política. La ciudadanía extremeña está cansada ya de las falsas promesas y argumentarios en prensa del ministro de Fomento y del presidente de la Junta.
Desde Podemos apostamos sin duda por un Tren de Altas Prestaciones para Extremadura, y así lo hemos defendido a todos los niveles, tanto autonómico y local, como estatal. Una infraestructura y servicios de Altas Prestaciones permitirían transportar viajeros respetando un número de paradas adecuado a la distribución de la población extremeña y a la potencial afluencia de usuarios desde otros puntos. Además, reduciría significativamente los tiempos de viaje y facilitaría la interconexión con otras opciones de transporte público. Una vía de Altas Prestaciones permitía, por otro lado, la circulación de trenes de mercancías que puedan conectar dos de los principales puertos de la Península Ibérica como son Sines y Valencia. Esta conexión ofrecería una alternativa a la A5 para el transporte de mercancías extremeñas hasta Madrid, su gran centro de consumo cercano, además de diversificar las posibilidades de exportación, ya sea por puertos, por Madrid o mediante la conexión con el corredor mediterráneo.
Más aún, la necesaria sustitución del diésel, no puede verse sino como una oportunidad para apostar por un nuevo modelo de consumo energético, por la eficiencia, la innovación y la investigación, que contemple la electrificación de la vía, pero también otras opciones. En concreto, es urgente una apuesta en la misma dirección que otros países como Alemania, Japón o Estados Unidos, que plantean el uso de tecnologías alternativas como las baterías o el hidrógeno que puedan alimentarse con electricidad a partir de fuentes renovables, en líneas con una baja densidad de tráficos regionales.
No podemos olvidar, además, que uno de los grandes inconvenientes del diésel es la dependencia energética del exterior, frente al uso de fuentes renovables que redundan en una mayor soberanía energética y económica. Esto es especialmente importante en una Comunidad Autónoma como Extremadura que exporta el 76% de la energía eléctrica que produce. La apuesta por la electricidad y por combustibles alternativos a partir de fuentes renovables, también en el ferrocarril, es una forma de fomentar el desarrollo del I+D y de la promoción de las energías limpias en Extremadura, facilitando la transición hacia un nuevo modelo productivo sostenible que fomente la producción y la eficiencia.
Por último, si bien el ferrocarril es clave para un sistema de transporte eficiente, accesible y sostenible, su planificación y operación desde una óptica de intermodalidad es esencial para lograr consolidar un buen sistema de transporte. La conexión de las estaciones extremeñas con las comarcas y con las localidades más pequeñas mediante autobuses y otros servicios de transporte, deben contar con una planificación integral, de la que ha carecido hasta ahora la gestión del transporte realizada por el Gobierno de la Junta. La reclamación de un tren digno también es una reivindicación para conectar Extremadura con el aeropuerto de Barajas y con el resto del mundo.
Extremadura tiene derecho a un tren digno, un tren a la altura de su gente. Desde Podemos hemos defendido y seguiremos defendiendo un modelo de país que no deje a ningún territorio, ni a nadie atrás. Para ello no vamos a dejar de apoyar a la ciudadanía organizada que ha clamado por un tren sostenible, ecológico y de primer nivel.