El periodista de The Atlantic, Ti glory m Alberta, acaba de publicar 'The kingdom, the power and the glory' ('El reino, el poder y la gloria'), un descarnado reportaje sobre la cultura evangélica en Estados Unidos en el último medio siglo.
En 1976, con motivo del bicentenario de los Estados Unidos, el influyente pastor y tele evangelista Jerry Falwell indicaba que “los padres fundadores creían que estaban creando una nación cristiana. La idea de que no se puede mezclar política y religión fue inventada por el diablo para impedir que los cristianos pudieran gobernar en su propio país”.
Según Falwell había que rescatar América de las elites liberales con una llamada a la “mayoría moral” para apoyar las causas cristianas y elegir candidatos republicanos.
Falwell ayudó a la radicalización de la cultura protestante y a la creación de la alianza entre “evangélicos” y nacionalistas de derechas. Fue uno de los principales apoyos en la carrera política de Trump, al que votaron en las últimas elecciones el 85% de los evangélicos blancos practicantes. Claro que el otro candidato, Biden, era, según otro pastor, “un traficante de sexo, un bastardo poseído por el demonio”, según leemos en The Economist.
Trump, sin embargo, “ha sido enviado por Dios para enfrentarse a los marxistas”, según el vídeo que el expresidente distribuyó en su red 'Truth Social': “Y Dios bajó la mirada hacia el paraíso que planeaba y dijo: Necesito un responsable. Y así Dios nos dio a Trump”.
Según el semanario británico, los conservadores cristianos apoyan masivamente a Trump por sus políticas, especialmente la designación de jueces que han devuelto a los estados el poder para prohibir el aborto, por la nostalgia del MAGA (acrónimo en inglés del 'Hagamos a América grande otra vez'), en referencia a una época en la que los cristianos blancos dominaban el país y por la creencia de que Dios le ha designado para dirigir el país.
Esto lo declaran normalmente los líderes del movimiento de renovación cristiana New Apostolic Reformation, del que forman parte el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y varios miembros de esta. Creen que Dios les ha encargado la construcción de su reino en la tierra para echar a los demonios que controlan “las siete montañas”: familia, religión, educación, industria del entretenimiento, medios de comunicación, los negocios y el Gobierno.
Para vencer a los demonios hay que reformar la iglesia protestante, que debe ser dirigida por apóstoles y profetas con poderes sobrenaturales como en los orígenes, porque son los únicos con el carisma, el dinamismo y la autoridad moral necesarios para vencer a los demonios.
Muchos estadounidenses apoyan los principios del movimiento apostólico como señala un estudio de la Universidad Denison de Ohio, del año pasado. Uno de cada cuatro cree en las profecías. En una encuesta de Pew de 2021, más de la mitad de los evangélicos blancos aseguran que el gobierno debería dejar de imponer la separación entre Iglesia y Estado.
Unos pocos dirigentes señalaron en la campaña del 2016 que Trump ya había conquistado la montaña de los negocios y la de los medios de comunicación y que Dios había presagiado que también conquistaría la del Gobierno. Inmediatamente todo el movimiento apostólico apoyó al candidato. Durante su presidencia algunos de ellos trabajaron para su gobierno. Crearon una “fuerza de choque espiritual –Potus Shield (escudo presidencial)– para protegerle de Satán.
En una encuesta de la misma Universidad de Ohio, poco antes de las elecciones del 2020, tres de cada 10 estadounidenses creían que Trump “había sido bendecido por Dios para convertirse en presidente”, por lo que su victoria era inevitable. Tras la derrota, no reconocida, iniciaron la operación Valkiria para impedir que Satán se apoderara de la nación. Confiaban en una intervención divina, que se materializó el 6 de enero del 2021.
Los profetas lucharon contra los espíritus malignos empotrados en el Capitolio, algunos rezando, otros soplando el shofar (cuerno), que es también un instrumento litúrgico, citado en la Biblia, para llamar a las fuerzas del cielo, otros portaban banderas con el mismo objetivo, cuyos palos también servían como armas.Trump asegura que fueron “injustamente encarcelados” y ha prometido indultarlos. Los profetas están seguros de que, sea cual sea, el resultado en las elecciones de noviembre habrá violencia.
Parece un regreso del grito de la primera cruzada Deus lo vult, Dios lo quiso, también usado por los puritanos antecesores de los actuales apostólicos, por algunos generales y obispos franquistas durante la guerra civil , por el presidente George W. Bush para justificar la invasión de Irak y por los colonos israelíes en Cisjordania, entre otros.