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Turquía: última llamada para restaurar la democracia

Director de la Plataforma Pro Derechos y Libertades. Exiliado en España
Plaza decorada con un retrato del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y la bandera nacional de Turquía.

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Turquía se encuentra en una encrucijada histórica que demanda la restauración de la democracia. A medida que se acercan las próximas elecciones, los ciudadanos turcos anhelan un cambio que revierta las graves deficiencias en el ámbito democrático y garantice el respeto por los derechos y libertades fundamentales. Como ciudadano turco y español, tengo serias preocupaciones acerca de las deficiencias democráticas que han surgido sobre todo durante la última década bajo el gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco), liderado por Recep Tayyip Erdogan en los últimos 20 años.

Según la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa publicada por Reporteros sin Fronteras (RSF), Turquía ha caído en la categoría más baja y ahora ocupa el puesto 165 de 180, junto con Tayikistán e India. RSF ha constatado que el Gobierno de Erdogan ha intensificado la persecución de periodistas en vísperas de las elecciones previstas para el 14 de mayo. “Turquía encarcela a más periodistas que cualquier otra democracia”, ha declarado RSF. Esta situación refleja el alarmante deterioro de la libertad de prensa y la falta de respeto por la libertad de expresión en el país.

Además, según varios informes de ONG internacionales de derechos humanos, después del fallido golpe de Estado en julio de 2016, entre 2016 y 2021 se iniciaron en Turquía un total de 1.768.000 investigaciones por presunta pertenencia a una organización terrorista armada. Estas cifras revelan un uso excesivo y desproporcionado de las leyes antiterroristas como herramienta de represión y control político, socavando así los principios básicos de un sistema legal justo.

Freedom House anunció que Turquía seguía siendo considerada “no libre” con una puntuación de 32/100 en 2022. Este informe destaca la falta de avances en materia de derechos humanos y democracia en el país y la persistencia de restricciones en la libertad de prensa, la libertad de expresión y la independencia.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha declarado que Turquía encabeza la lista de países con casos pendientes de sentencia, con casi 20.100 solicitudes en 2022, correspondientes al 26,9% del total. Esto pone de manifiesto la preocupante falta de respeto por los derechos humanos y la justicia en el país.

Este domingo, Turquía elegirá entre la democracia y más represión bajo el gobierno autoritario populista-islamista del AKP de Erdogan. La comunidad internacional tiene un papel crucial que desempeñar en este proceso. La Unión Europea, como defensora de los valores democráticos, debe utilizar todos los instrumentos a su disposición para presionar al Gobierno turco a respetar los derechos humanos, la libertad de expresión y el Estado de derecho. Esto incluye el monitoreo cercano de las elecciones y la denuncia de cualquier irregularidad o falta de transparencia.

Además, el Consejo de Europa y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) también deben desempeñar un papel activo en la supervisión de las elecciones y garantizar que se respeten los principios democráticos. Estas instituciones internacionales deben estar preparadas para tomar medidas concretas en caso de violaciones de los derechos fundamentales o manipulación de los resultados electorales.

La restauración de la democracia en Turquía no solo beneficiaría a los ciudadanos turcos, sino que también enviaría un mensaje poderoso a otros países de la región. Turquía, como una de las principales democracias musulmanas en Oriente Medio, desempeña un papel crucial en la estabilidad y el equilibrio de la región. Una Turquía democrática y respetuosa de los derechos humanos podría convertirse en un modelo a seguir para otros países y promover un cambio positivo en toda la región.

Sin embargo, esta meta no puede lograrse solo a través de la presión externa. Es esencial que el pueblo turco también se una en defensa de los derechos fundamentales y exija un cambio real. Los ciudadanos turcos merecen vivir en un país donde se respeten sus derechos y libertades fundamentales, donde la diversidad política sea valorada y donde la voz de la oposición sea escuchada y respetada.

La lucha por la democracia no debe ser tomada a la ligera. Requiere el compromiso y la solidaridad de todos los actores políticos y sociales en Turquía. Es necesario que los ciudadanos turcos se movilicen, se involucren en el proceso político y defiendan sus derechos y libertades de manera pacífica pero decidida.

El futuro de Turquía está en juego en estas elecciones. Es una oportunidad crucial para el pueblo turco de expresar su voluntad y determinar el rumbo del país. Pero también es una oportunidad para que la comunidad internacional muestre su apoyo y solidaridad hacia la restauración de la democracia en Turquía.

En resumen, Turquía se encuentra en una situación crítica que requiere una restauración de la democracia. La erosión de los pilares democráticos, la falta de libertad de prensa, las restricciones en la libertad de expresión y los abusos en materia de derechos humanos son preocupantes. La comunidad internacional debe apoyar al pueblo turco en su búsqueda de un cambio real y garantizar elecciones libres y justas. La restauración de la democracia en Turquía no solo es crucial para el bienestar y los derechos de sus ciudadanos, sino que también tiene implicaciones significativas para la estabilidad regional y la promoción de los valores democráticos en todo el mundo. Es hora de unir fuerzas, tanto a nivel nacional como internacional, para impulsar un cambio positivo y asegurar que los principios democráticos y los derechos humanos sean respetados en Turquía. Solo a través de un compromiso conjunto y una determinación inquebrantable podemos allanar el camino hacia un futuro más democrático y libre para el pueblo turco. El momento de la restauración de la democracia en Turquía es ahora, y debemos perseverar en esta lucha por un futuro mejor y más justo.

Es hora de actuar y presionar por un cambio positivo en Turquía. El destino del país y la protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos turcos dependen de ello.

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