Esto no ha terminado porque no era por la crisis sino por la ideología. Lo avisamos aquí mismo. La guerra contra lo público pasa a una segunda fase. Los piratas de lo público atacan de nuevo. Ya no pueden hacerlo en nombre de la crisis, porque el Gobierno de Rajoy sostiene que ha comenzado la recuperación y sería mortal para su propaganda; así que ahora invocan los nombres de la libertad y la justicia.
eldiario.es desvelaba esta semana uno de los temas clave en la negociación clandestina del Tratado de Libre Comercio entre Europa y USA. Planean cómo abrir mejor y más rápido a la empresa privada los mercados de la educación y sanidad mientras se deja fuera de tanta pasión liberalizadora a los servicios financieros. Liberales sí, pero solo con los derechos de los demás.
La mejor manera para convertir los servicios públicos en negocio pasa por negar su condición de derechos para convertirlos en productos que debamos comprar en el mercado. Con Tratado o sin Tratado, ya está pasando. En España, las principales beneficiaras de las privatizaciones sanitarias son Capio Sanidad, propiedad de CVC, un fondo americano de capital riesgo, Ribera Salud, propiedad del holding inglés BUPA, y el grupo puertoriqueno HIMA, asociado a la corporación sanitaria norteamericana Centene.
Con el cinismo que caracteriza las acciones del Ministerio de Educación, la secretaria de Estado, Montserrat Gomendio, acaba de proponer “evolucionar” desde el actual sistema de becas a un sistema de préstamos como en Inglaterra o USA, donde sus universitarios soportaban en 2013 la pesada carga de 850.000 millones de dólares en préstamos educativos.
Este es un Gobierno que solo ama a los jóvenes ricos. A los pobres los manda a la movilidad exterior y si son listos planea obligarles a hipotecarse para acceder a una educación superior. Recuerda a aquella camiseta que vistieron tantos jóvenes en la Inglaterra de Margaret Thatcher, parodiando la famosa campaña publicitaria de un banco: “¿Eres joven? ¿Estás preparado? ¿Buscas un trabajo? ¿Tienes ilusión?... Jódete”.
Las becas ya no constituyen un derecho universal, tampoco un mecanismo de redistribución de oportunidades entre generaciones y grupos de renta. Las becas se van transformando en una inversión a amortizar con intereses. Primero se las ha convertido en “unas cantidades importantes”, como dice la propia Gormendio, un privilegio que hay que merecer y ganarse. Ahora se las hará “evolucionar” a préstamos a devolver.
Se trata de hacer caja, pero también de matar al Estado del Bienestar. Al cambiar el modelo universal por modelos de prestaciones más selectivas se mina la legitimidad del Estado del Bienestar, y deslegitimarlo es lo único que aún no han logrado por completo los piratas de lo público.
Acabamos de conocer que la Seguridad Social reclama a la principal mutua de accidentes de la patronal, Fremap, más de cuarenta millones gastados indebidamente en dietas, marisco, turismo corporativo y contratación de comerciales. Las mutuas son asociaciones sin ánimo de lucro de empresarios para dar cobertura a bajas y accidentes o enfermedades laborales. Se financian con dinero público de la Seguridad Social. Ese es el futuro que nos ofrece la colaboración público-privada. Regresar al pasado franquista de entes privados financiados con cargo a los sueldos de todos los trabajadores. Nosotros pagamos, ellos se hacen ricos, como siempre.