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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Nunca abras la Caja de Pandora si eres ministro

11 de enero de 2022 22:45 h

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Es evidente que Alberto Garzón abrió la Caja de Pandora con sus declaraciones al diario inglés The Guardian. Mejor dicho: fue el bulo, la manipulación de sus palabras, la llave que dejó al descubierto el baúl de los secretos inconfesables que las gentes de buena familia guardan en casa a resguardo de las visitas inoportunas. El ministro de Consumo español no reconoció que España es superior siempre, en sus carnes todas tanto como en sus ejemplares instituciones y democracia. “España es la mejor”, ya lo dijo Manolo Escobar.

Esto no se hace así y menos en período electoral, es decir nunca. Ahora mismo la política del corto plazo debe atender a esa llamada a las urnas que el PP de Castilla y León –en plena sexta ola de pandemia- se ha montado a toda prisa para ver si distrae la atención de lo que le espera:  

1) El juicio en marzo del Caso Perla Negra, la construcción fallida de un polígono en Arroyo de la Encomienda, Valladolid, en el que está imputada, entre otros encausados, buena parte de la cúpula de la Consejería económica del gobierno de Mañueco. Con los habituales cargos de delito continuado de prevaricación, revelación de secretos, tráfico de influencia o malversación de caudales públicos. Esa “pasta gansa” que se distrae desde cargos públicos.

2) Pero, fíjense, que varios de ellos también andan en los tribunales por la “trama eólica”. Considerada “la mayor trama de corrupción de Castilla y León”, la Fiscalía pide 140 años de cárcel y 835 millones de multas. Sumados a los que les solicitan en los otros procesos, los condenados tendrían que requerir de un plus de inmortalidad para poder cumplir las sentencias. Las tramas eólicas suelen consistir en mordidas –de todo tipo- a políticos a cambio de concesiones.

 3) Y todavía queda la presunta financiación ilegal del PP de Salamanca durante la campaña que dio el triunfo precisamente a Alfonso Fernández Mañueco, presidente y actual candidato del PP.

Tras haber dado a Ciudadanos lo que en el argot de la calle se llama una puñalada trapera, Mañueco habría de gobernar con Vox. La formación aún más ultraderechista presenta un candidato que es un auténtico muestrario de su ideología: machista, homófobo y racista, tanto que discrimina dentro de la comunidad a salmantinos y leoneses diciéndoles unos insultos tan feos, pero tan feos, como nadie podría imaginar de alguien que recibe votos de personas. 

Pero la carne de las macrogranjas industriales es sagrada y de la mejor calidad. De hecho es que no existen, todos los cerdos españoles pastan en verdes prados rodeados de mariposas, si nos atenemos a las declaraciones del candidato Mañueco: “El concepto de macrogranja no existe, es una cortina de humo”.

Como recordarán, ni siquiera The Guardian tituló su entrevista al ministro de Consumo español con ningún ataque a nuestro sector cárnico, cosa que sí hubiera hecho cualquier periodista de haber hecho esa declaración. Y sí se hizo eco de la “polémica” suscitada por su manipulación, por el bulo. A estas alturas los datos sobre este tipo de industrias son abrumadores. Y se añaden cada día: España incumple sus propios límites de emisión de amoniaco desde hace 10 años por el 'boom' de las macrogranjas. Porque España suscribe los protocolos europeos y esas industrias ocasionan problemas no resueltos. También hemos oído opiniones encendidas a favor y en contra, pero por más que se intente educar a la gente en que ambas son válidas y basta con elegir la que más le guste a cada cual, la realidad no funciona así. Hay verdades y mentiras, realidades y bulos. Y cuando comemos no nos llevamos a la boca un bocado ficticio, sino completamente cierto aunque se aderece con salsa de patraña.

Pero la Caja de Pandora se había abierto y urgía cerrarla a toda prisa, sentarse encima y silbar. Mañueco lo ha resuelto a la perfección con el viejo axioma: si digo que no hay, no hay. Continuación de aquel otro: lo que no se dice, no existe. El ayusismo se impone cuando afirma por ejemplo que su Madrid tiene la mejor sanidad de España. Trump, el gran ideólogo del movimiento, lo llamó “hechos alternativos” (“alternative facts”). Y el concepto se interiorizó hasta hacerlo suyo en todas las granjas de la ignorancia fanática.

Lo peor es que se ha apuntado hasta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez que, en entrevista con Àngels Barceló en la Cadena SER, lamentó este lunes “muchísimo” la “polémica” desatada por las palabras del ministro de Consumo. No por el bulo, por las palabras de Garzón. Y añadió que “el sector cárnico español es de excelente calidad”. Todo él. Presidentes autonómicos y varias ministras del PSOE habían ido de avanzadilla. Y este martes, el de Agricultura, Luis Planas, aun admitiendo que las declaraciones de Garzón habían sido manipuladas, las ha calificado de “desafortunadas” afirmando que “poner en duda la calidad y la seguridad de los productos agroalimentarios españoles” daña al sector. Una entrevista en Más de Uno de Onda cero que ha emocionado al ex futuro ministro de Ciudadanos Marcos De Quinto.

Es la guerra. Por estatus y poder para hacer y deshacer… ¿en favor de los ciudadanos? A la vista de los historiales del PP en Castilla y León y sus socios necesarios, ¿era imprescindible que el Gobierno hiciera suyo el bulo para desautorizar a Garzón? El periodista Carlos Alsina, que entrevistaba a Planas, lo tiene claro, todo parte de “el desprecio constante de Pedro Sánchez hacia las opiniones de su ministro de Consumo, Alberto Garzón”. Y concluye que “Garzón debería haber dimitido hace tiempo. Por amor propio”. Diría que tampoco es así como funciona esto. No abras caja alguna, no seas ministro.

Pandora fue la primera mujer en la mitología griega. A ésta, iniciando la tradición, le cargaron la posesión de todos los males del mundo metidos en una vasija o caja, externa, a diferencia de otras culturas en las que la culpabilidad venía incorporada al hecho de ser la mujer originaria. Pandora solo estaba obligada a reprimir su curiosidad y no abrir ese contenedor de truenos. Pero lo hizo. Y el mal se esparció por doquier.

En nuestra Caja de Pandora está cuanto dicen que no existe: los productos cárnicos de peor calidad que contaminan la tierra y el agua, los medios hurtados a la atención de nuestra salud, tirar la toalla del Covid por “la economía”, la corrupción, los intereses malsanos, el egoísmo, las mentiras diarias tan abultadas que ya fuerzan la cerradura y tantas cosas más, quizás hasta el gusto por ser engañado.

Los dioses previeron que al fondo de la Caja de la Pandora original quedase Elpis, el espíritu de la Esperanza. Algunos quieren ver algo parecido en esta cochambre. No es imposible, no es mugre cuanto se ve, ni mucho menos. Pero meter “todos los males del mundo” en la caja de nuevo para que no se vean no es el camino. La esperanza, de haberla, se arruga. Claro que si cambiamos al menos el disco - más imaginativo y acorde con el siglo-, todo está en buscar con El Arrebato “un valiente que ponga primaveras en el pelo y cambie las piedras por pastillas de jabón”… Sobre todo pastillas de jabón.