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Los adictos al bulo andan alborotados

29 de abril de 2024 23:41 h

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Pedro Sánchez se queda en la Presidencia del Gobierno sembrando el desconcierto y la desesperación en quienes creían tener ya vencida a la víctima. Han reaccionado de variadas formas: desde una profunda agresividad y cinismo, como Isabel Díaz Ayuso, a la típica respuesta de los acomodados en el sistema mediático que, de repente, se han enterado de que en la prensa española se miente y se manipula. Como pasaba con el juego en aquellos casinos de Casablanca. Y temen, dicen, que se acabe la libertad de expresión. No va a pasar, pero conviene que se termine la libertad de extorsión, y de eso no dicen nada, porque, claro, como, según ellos, no existe o lo hacen todos...

Los adictos al bulo andan alborotados. Pedro Sánchez, al valorar su continuidad en el Gobierno en su comparecencia de este lunes, citó varias veces las noticias falsas como causa esencial del daño a la convivencia. “Si permitimos que las mentiras más groseras sustituyan el debate respetuoso y racional basado en evidencias, entonces no merece la pena”. (...) “Si consentimos que los bulos deliberados dirigen o dirijan el debate político, si obligamos a las víctimas de esas mentiras a tener que demostrar su inocencia en contra de la regla más elemental de nuestro Estado de derecho (...) la consecuencia será que habremos hecho un daño irreparable a nuestra democracia”.

Los periodistas o tertulianos más suaves –tibios, con más precisión– han recurrido al viejo concepto de “todos lo hacen, todos son iguales”. Muchos de ellos. No ha habido mesa de opinión que no haya contado con alguien dispuesto a convencer a la audiencia de que ni esto es una dictadura autoritaria “como afirma la derecha”, ni tampoco un Estado fascista en el que reinen las mentiras “como insiste la izquierda”. Tras años, años, de denunciar portadas, artículos, titulares, columnas enormemente sesgadas, de comprobar que el deterioro del periodismo es causa fundamental de los daños de España, te quedas perpleja.

Carlos Alsina, en Onda Cero, inauguraba la mañana, antes de saber la decisión de Pedro Sánchez, con uno de esos editoriales coreados por sus fans con el habitual “menudo repaso le ha dado al PSOE” y similares. El comunicador era también del perfil “eso se ha hecho siempre”, “todos son iguales”. Ha defendido a Ana Botella y a Ayuso, al haber sido criticadas, para demostrar su teoría. No se las echó de la vida política como ha ocurrido con las víctimas de –lawfare que es otra cosa– de la izquierda. De hecho la ley pasa de largo por ellas, casualmente. Y el principal golpe de efecto ha sido leer un editorial de El País que abundaba en su teoría: “Todo gobernante, cuando se siente en apuros, acostumbra a presentarse como víctima de alguna conspiración, advertir que algunas fuerzas perversas amenazan la unidad y la seguridad del país y presentar a la oposición como un verdadero agente de la subversión”. Bien, sigamos.

“El guion es conocido y el presidente lo ha hecho suyo. A este paso dejará España con una fractura política y social sin precedentes en la historia de nuestra democracia”.

El golpe de efecto era que ese editorial estaba fechado el 8 abril de 2003. El 16 de marzo Bush, Blair y Aznar habían decidido en la Cumbre de las Azores la invasión ilegal de Irak, y ésta se produjo el 19 de marzo. La critica estaba inmensamente justificada. De hecho Alsina no ha citado la causa que el editorial sí contaba: “Ha sido el presidente quien ha metido a España en una guerra ilegal contra la opinión del 90% de los ciudadanos y quien ha roto el consenso en política internacional laboriosamente trabajado durante los últimos 25 años”. Una guerra que causó más de 600.000 e intensificó el terrorismo yihadista.

Es un ejemplo paradigmático, la génesis de una manipulación bien construida. Demuestra que la verdad debe parecerles tan irrelevante a algunos comunicadores como para que no tenga relación con la crítica. Han insistido mucho los ofendiditos de los medios en que todos lo hacen. Con motivo unos, sin motivo y cargados de bulos, otros. En inglés se llama cherry picking. Y es coger unos datos que convengan al margen de la realidad completa.

 El editorial se titulaba 'El gran crispador' y el tiempo ha demostrado que lo era. Y lo que es peor, lo sigue siendo, y nos ha dejado en herencia a Isabel Díaz Ayuso. En este su lunes amargo cuando lo creía glorioso ha llegado a decir las mayores barbaridades. Claro que hace falta normas para que no se mienta con resultados trágicos a veces, para que no se pague de nuestros impuestos para engañar a la ciudadanía. Hasta ha defendido al periodismo independiente tras haber amenazado a ElDiario.es por via de su asesor con el cierre.

Para que no se amenace. El más terrible de los comentarios ha llegado en la voz de uno de los submedios del chiringuito madrileño. El director de El Debate, de la Asociación de Propagandistas Católicos y antes Director de ABC, Bieto Rubido. Con lo que da la impresión de ser una amenaza gravísima, o una de las que cargue el diablo. Parece ser que el fascismo no tolera que la regeneración llegue a ciertos extremos, por lo que dice.

Lo ha encontrado el periodista de ElDiario.es Aitor Rivero.

Tampoco han faltado declaraciones estentóreas de Feijóo que no tiene el menor pudor en decir barbaridades de grueso calibre sin pruebas como esa memez de “colar un régimen por atrás”. Que es un presidente electo por una mayoría del Congreso. Es inaudito lo que hay soportar para que tantos periodistas se empeñen en que Sánchez tiene que llamarle. ¿No ven aún como es y a qué partido representa? No, los medios se lo venden como una “denuncia”. Así estamos.

De la entrevista en TVE preocupa a periódicos como ABC que se ha referido a “la financiación de algunos medios” y a rebajar la mayoría para renovar el Poder Judicial. Lo que les lleva a editoriales de los que todos ellos llaman críticos con el gobierno.

“Llevamos demasiado tiempo dejando que el fango colonice impunemente la vida política, la vida pública, contaminándonos de prácticas tóxicas inimaginables hace apenas unos años”, decía Sánchez en la mañana de este lunes. No va a ser fácil. Por varios flancos le piden más, que haga lo que no hizo, que si eso ya para qué. Esa España típica y tópica cainita y poco pragmática. La continuidad de Sánchez ha tranquilizado y alegrado a muchos ciudadanos que ni siquiera son sus votantes. Empecemos de nuevo a construir, con la mirada limpia, por la democracia y los ciudadanos decentes.  “Mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia. Pongamos fin a este fango de la única manera posible: mediante el rechazo colectivo, sereno, democrático, más allá de las siglas y de las ideologías”, como ha dicho el presidente. Anunciando que se compromete a liderarlo. Debe hacerlo. Con firmeza, sin eludir nada,  ni dilatar más lo que en efecto no se ha hecho. Ahí tendrá apoyos frente a esas nubes tóxicas que todavía están más cargada que ayer de furia.