Mientras el pueblo venezolano sufre la pobreza en aumento y a ti te llenan la cabeza sobre los culpables y las luchas de poder, hay quien está haciendo negocios. El país con las mayores reservas de petróleo del mundo no es moco de pavo. Que el nombre del presunto cerebro financiero de la trama Gürtel, el español Ramón Blanco Balín, haya aparecido entre los que se mueven para sacar su parte del oro negro venezolano no es casualidad. Es otra historia de los que pescan en río revuelto. O de tiburones. De peces grandes que se comen al chico.
La historia de Blanco Balín, otro de los grandes amigos de Aznar, no tiene desperdicio. En otro país, seguramente estaría en la cárcel. Aquí, reaparece ahora en una sociedad autorizada por las autoridades venezolanas para explotar uno de los yacimientos petrolíferos más extensos del planeta, en la Franja del Orinoco. Según ha publicado El Mundo, el Tribunal Supremo venezolano aprueba una empresa mixta entre la estatal Petróleos de Venezuela y una sociedad domiciliada en Amsterdam, cuyo representante es el presunto blanqueador de Gürtel.
Ramón no será considerado en España ni chavista, ni bolivariano, ni radical, ni de extrema izquierda. Cuando Aznar llegó al poder y privatizó las principales empresas de la electricidad, el gas, el petróleo, el transporte, las telecomunicaciones, el tabaco o el acero, allí estaba su amiguete Blanco Balín, en la hornada de los liberales que fueron colocados al frente de las compañías públicas privatizadas. A Ramón le tocó Repsol, como consejero y presidente del Comité de Auditoría. Llegó a vicepresidente.
Eso sí, Blanco Balín, ahora inversor en el petróleo venezolano, ha llegado a tener más de veinte cargos en otras tantas empresas. Cuando os hablen de Maduro, no os hablarán de Ramón, el coleguita de Aznar. Hoy, imputado en la trama Gürtel, pero casi es lo de menos. Para la Policía y los tribunales españoles, Blanco Balín aparece señalado como uno de los principales estrategas ocultando el dinero de la corrupción en España, con sociedades, cuentas opacas, paraísos fiscales… Sigue impune. En libertad y haciendo negocios.
Y de impunidad presume. Para que entiendan la gravedad de lo que hablamos, recordaremos lo que Correa, cabecilla de la Gürtel, declaró en los tribunales: “Cuando se registra el despacho de Blanco Balín me puse muy nervioso, porque se llevaron todas mis escrituras y mi opacidad se podría hacer pública. Entonces le dije a Ramón que quería regularizar y me dijo que no”. Correa habla de “la impunidad que ofrecía Blanco Balín” al estar asociado a Arturo Fasana, gestor de la cuenta Soleado en Suiza: “La importancia de los clientes de Fasana y de uno en concreto hacía imposible cualquier problema judicial”.
“Blanco Balín me trasladó que todas las comisiones cobradas por él de países con los que cerraba acuerdos en Repsol, como Venezuela, también las depositó en la cuenta Soleado”, declaraba Correa. ¿Por qué Fasana, Blanco Balín y otros pueden sentirse impunes? En 2009, inspectores españoles entraron en las oficinas de Fasana en Ginebra. Éste reaccionó levantando la voz cuando quisieron ver la carpeta VIPS: “¡Si les enseño esa carpeta, hunden a España!”.