Ahora los mercados sí son malos
Cómo cambian las cosas en un puñado de horas. Ayer el kiosco diestro—y parte del zurdo ma non troppo— ensanchaba sus pulmones porque en Grecia habían ganado los-que-tenían-que-ganar y creyó avistar la luz al final de túnel. Pronto se vio que en realidad era un AVE que venía a todo trapo con la prima de riesgo y el interés del bono a diez años como lúgubres pasajeros ávidos de sangre... española, por supuesto.
Ahí tienen, en la parte superior de la portada de La Razón, el gráfico de la acometida, igualito al de cualquier etapa reina del tour. La foto de la triunfante rojiceleste y la leyenda “El sueño de una nación” apenas funge como espejismo, igual que el voluntarista titular principal: “El G-20 y Bruselas apoyan a España frente al ataque de los mercados”.
¿Recuerdan cuando los tales mercados eran sólo inversores que actuaban en consecuencia con la ineptitud de un tal José Luis? Pues ahora son voraces tiburones que se ceban injustamente contra un país que hace las cosas muy bien. “Mercados insatisfechos”, titula el editorialista marhuendí, que ya no señala con la pluma a Moncloa --como hacía en tiempos de ZP-- sino a Bruselas: “De muy poco sirve que compartamos una moneda común administrada por un banco central si éste no se comporta como tal y se limita simplemente a controlar los procesos de inflación. La UE debe ya dar pasos en esa dirección porque el proceso de cambio normativo es largo y llena de dificultades”.more
En ABC, otra de victimeo plañidero y de contrapunto económico-deportivo. “España pasa líder”, proclama el vetusto para venirse con la rebaja a sí mismo unos centímetros al sur del eufórico titular: “España paga el acoso del euro”. Ya saben, lo del profe que nos tiene manía, que vuelve a ser la martingala que alimenta un editorial encabezado con el lema “Credibilidad para salvar al euro”.
No se refiere, faltaría más, a la credibilidad rajoyana, que se da por supuesta, sino a la de los grandes supertacañones: “Aprovechando la reunión del G-20 en Los Cabos, sería imperativo que los dirigentes europeos lanzasen de una vez un mensaje creíble sobre su determinación para convertir en hechos las buenas intenciones que pueblan habitualmente sus discursos. A estas alturas, prometer soluciones inmediatas o sencillas a corto plazo sería igualmente ilusorio”. Hace ocho meses no se decía lo mismo. Toda la culpa era del de la ceja circunfleja.
¿Y qué opina Pedro José de todo esto? Ya saben que la respuesta depende del minuto en que se formule la pregunta, porque el Randolph Hearst de Logroño defiende 'arre' o 'so' con idéntica contundencia en función de cómo se haya levantado. Incluso puede decir una cosa en una página y otra en la siguiente.
Hoy mismo, en la portada se apunta a la tesis del 'nos atacan', formulada en el doliente titular “Castigo a España”, mientras que en el editorial sentencia que nos lo tenemos merecido por no habernos clavado el cilicio lo suficiente: “Sólo hay una solución para recuperar posiciones en esta carrera: hacer más reformas como las que nos piden. La ruta está marcada por las últimas recomendaciones de la Comisión Europea y del FMI: subida del IVA y eliminación de la desgravación por vivienda, drástica reducción de la Administración en todos los niveles --esto es lo que más desean los ciudadanos--, nueva reforma de las pensiones, replanteamiento de las prestaciones por desempleo...”.
Si les ha dolido leer eso, a ver qué opinan de la versión en heavy de lo mismo firmada por Salvador Sostres en el mismo ejemplar de El Mundo: “Rajoy ha intentado hacer cualquier cosa por tratar de no hacer lo que sabe perfectamente que tiene que hacer: reducir un 40% nuestra masa funcionarial y a los que queden bajarles, de promedio, un 60% el salario”. Y luego, claro, encadenarlos y golpearlos con una fusta de siete colas.
Me van a permitir que me salte La Gaceta desdavilizada y ya convertida en un bostezo impreso para terminar con una sabrosa pieza capturada en Libertad Digital. Se la debemos al inmarcesible César Vidal, al que lo único que le quedaba a estas alturas es ejercer de gran defensor del proyecto Euro Vegas. Ya están pensando mal, ¿eh? Pues a juzgar por su “excusatio non petita”, es lo que procede: “Quiero dejar claro que, personalmente, no tengo el menor interés por el juego ni por la prostitución. Al primero no le dedico ni un céntimo ni siquiera en formas tan extendidas socialmente y que tan poco llaman la atención de socialistas y obispos como pueden ser el cupón de la ONCE o las quinielas y de la segunda, siempre me he mantenido a distancia aunque –lo reconozco– quizá más por repelús que por piedad”. Sí, sí...