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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Los que ahora ya saben

Que los jueces determinen si hay un hecho reprobable, que es algo que todavía no se ha demostrado“, Ignacio Cosidó, ayer, sobre el enjuiciamiento del Caso Faisán.

“Corresponde a los jueces exigir las responsabilidades penales (...) que pueden llegar a los diez años (...) es fundamental que unos hechos de esta gravedad y naturaleza no queden impunes”, Ignacio Cosidó, en 2011, sobre el Caso Faisán.

¿Que ha cambiado en este tiempo? Que Cosidó, ahora, sabe.

“Que se haga Justicia” pero “dejando al lado las declaraciones políticas”, Jorge Fernández Díaz, ayer, sobre el Caso Faisán.

“Hemos venido aquí a hablar del Caso Faisán porque es un delito de colaboración con banda armada”, Jorge Fernández Díaz en el Congreso, en 2009.

¿Que ha cambiado en este tiempo? Que Fernández Díaz, ahora, sabe.

Rajoy, que ya había sido ministro del Interior, quizá supo siempre.

Yo no se. Mis lectores no saben. Pero ellos, que ahora sí saben, han cambiado muy mucho su discurso. Ellos y los pocos que saben, son conscientes también de que sigue siendo imposible revelar a la luz pública la verdad que no es, desde luego, nada que supusiera una colaboración con la banda terrorista sino, bien por el contrario, cuestiones que todavía pesan mucho en la seguridad del Estado, y en la nuestra, y que nos han traído hasta donde estamos.

No un “proceso de paz”. No una batalla política.

Pero hay cosas que sí sabemos.

Una es la indignidad de que dos fieles servidores de España, que han entregado más de 30 años de su vida a salvar otras, y a protegernos a todos, pudieran pasar ni un solo día de su vida en la cárcel. Una posibilidad que nos mancharía a todos como sociedad.

¿Saben lo que debe ser estar en el banquillo acusado de colaborar con lo que has combatido, por lo que te has arriesgado, con lo que has dedicado tu vida a erradicar?

¿No es una indignidad siquiera insinuar que estos hombres colaboraron con ETA? Colaborarían con la democracia.

Contextualizando los hechos, incluso si se produjeron, es una afrenta defender que Pamies y Ballesteros colaboraron con la banda terrorista. Es una infamia.

La teoría de que procedieron a alertar a ETA para que no se frustrara una negociación política es eso, una teoría. Una teoría malintencionada utilizada como ariete político por un Partido Popular en la oposición sin importarle lo más mínimo llevarse por delante a dos esforzados y arriesgados servidores públicos.

¿Y qué va a pasar ahora? ¿Van a pagar por esto dos funcionarios honestos? Probablemente sean condenados por esa revelación de secretos que patrocina, un poco cobardemente la Fiscalía, y no por la colaboración. Y esto nos llevará a un nuevo absurdo porque ¿si no colaboraban, con qué objetivo revelaban secretos?

Poco más podemos escribir, porque poco más sabemos.

Aunque ellos, que ahora sí saben, también se han vuelto parcos en palabras.