No es nadie el notario de Pontevedra poniendo tiesos como velas a los levantiscos. Ya lo hizo, recordarán, cuando cogió de las solapas a los supertacañones europeos y les arrancó el rescate bancario a tirones. Pues ayer, lo mismo con el periférico que le fue a dar la vara a Moncloa. “Mas pierde el pulso”, festeja el editorialista de ABC antes de adornarse y, de paso, engrandecer la leyenda del cid rajoyador: “El Gobierno de Rajoy ha reducido la tensión sobre sí mismo con un sencillo «no» al chantaje nacionalista del pacto fiscal. Además, tiene otros instrumentos para responder a nuevas provocaciones”.
¿Otros instrumentos? Sí, esos que imaginan desfilando por la Diagonal. Se lo debía de estar recordando Mariano al disolvente en el momento que recoge la fotografía de portada del vetusto diario. Daría para una tesis la comparación de los gestos y las poses. Qué grandote el de arriba de la escalera y qué pequeñajo el otro, que hasta esconde la cara. Pero cuidado, que según se advierte en la leyenda al pie, va a seguir jorobando con la pelota: “Mas esconde su fracaso con nuevas amenazas”.
Sin embargo, no tiene nada que hacer, según advierte el portadista de La Razón. “No hay salida”, atruena el papel marhuendí sobre una imagen desenfocada del president (gracieta número uno) al lado de la clásica señal verde que indica la salida (gracieta número dos). Y para cortar el vacilón tras tanta brillantez, un brochazo de cuidadín-cuidadín: “El Gobierno anulará las catalanas si Más las plantea como elecciones constituyentes”.
En el editorial azulón, vuelta la burra al trigo del no-sabe-usted-con-quién-está-hablando. “Firmeza de Rajoy ante Mas” es el previsible título de una pieza en la que no falta la palabra talismán del momento. A ver si caen: “El encuentro ha confirmado la quimera nacionalista a la que se han entregado Mas y los independentistas”. ¿Quimera? A quién le habrán leído eso, ¿eh?
Prepárense para la versión pedrojotiana del encuentro-desencuentro. “Mas lanza al pueblo de Cataluña contra la pared de la Constitución”, se pone novelero El Mundo. Eso, para la portada. Para el editorial, los dos posibles desenlaces: “O se estampa contra la pared o la derriba”. Titular demasiado prometedor para lo que luego se ofrece en la letra pequeña. Purito raca-raca: “El presidente catalán ha encontrado en la apelación al instinto de tribu, clan o pueblo una forma descarada de tapar el fracaso de su gestión”. Y me llevo una.
En la página anterior, un desmarque por la banda ultraderecha. Firma Federico Jiménez Losantos: “No pidan más dinero, convoquen elecciones con la independencia como único programa y endevant! Ojalá ganen y se larguen de verdad. Dentro de diez años de hostil vecindad hablaríamos. O no”.
¿Sorprendidos? Si frecuentaran Libertad Digital, ciberchiringo del turolense, no lo estarían. Desde hace unos días se han abonado al anda y que os ondulen con la permanén, so catalufos. Por ahí van en el editorial de hoy: “Debería saber [Mas] que, para muchos españoles, la independencia de Cataluña, lejos de ser una amenaza, representaría un alivio, y bravatas como la de este jueves no hacen sino reafirmarles en su idea”.
Eso sí: si se van, que sea con las orejas calientes. Ya se encarga de ello el desmelenado Antonio Robles, que se remanga la camisa antes de soltarle cuatro frescas a Mas: “Un vulgar golpista. La misma confusión de Tejero. Aunque, como va sin tanques y con una estelada de corbata, se cree ungido. Lo dicho, un Tejero con espardenyes”. Qué carácter.