La auténtica historia del Caso Bárcenas-PP
Caja B había en el PP. Lo ha confirmado Cristóbal Páez, el sucesor de Barcenas como gerente del partido. Otros altos cargos, incluido el presidente del Senado Pío García Escudero, también habían admitido el cobro de dinero en negro pero Páez ha hecho posible visualizar los sobres que se llenan de billetes de 500 euros y se entregan bajo mano. Una caja B. Pequeña, eso sí, justo para los 12.000 euros de Páez y poco más, migajas. El resto de la cúpula del PP se declaran impolutos -aunque desmemoriados-, gente honrada donde las haya.
Que a Arenas le guste comer y dormir de lujo sin pagarlo de su bolsillo no tiene nada que ver y es fruto solo de su hombría de bien y saber vivir. Como Álvarez Cascos. Aquél que junto a todo su partido, tanto combatió la ley del divorcio antes de aprobarse para luego entregarse a ella con pasión, tuvo la deferencia de comprar unos cuadros a su tercera futura esposa con dinero del ministerio de Fomento -del que era titular en el gobierno de Aznar- para colocarlos en un despacho, que nadie piense otra cosa. De Bárcenas y no recuerdan apenas nada. Que ellos no cobraron.
Cospedal tampoco, por supuesto. Ella no intervino en el asunto del contrato para recoger las basuras de Toledo, según declara. Bárcenas aportó un recibo firmado por el gerente del PP de Castilla-La Mancha por importe de 200.000 euros que, según él, constituía la comisión por adjudicar este servicio a la empresa donante. Una ganga: el contrato por varios años asciende a 43 millones de euros. Cospedal no sabe nada. Es lo normal que la presidenta regional permanezca al margen. Con los trasiegos de la campaña electoral ¿quién se ocupa de menudencias? Eso sí, sobre su éxito estelar del año –la indemnización en diferido- Cospedal ha declarado que el tema lo acordaron y gestionaron Rajoy y Arenas. Aunque sí sabía que las nóminas eran parte de esa simulación de la indemnización diferida en forma de finiquito. ¿Quién no despide a un empleado manteniéndole la nómina simulada mensual porque es una indemnización diferida, además de otras prebendas?
En el PP no son corruptos, no, lo que pasa es que a Rajoy –el presidente del gobierno de España- le engañan porque es un bendito (no hay más que ver la empatía que muestra hacia las víctimas de sus recortes) y se equivoca como todo ser humano. El resto tiene una memoria atroz. En general ellos no se enteran de nada. Ni de un Jaguar en el garaje de casa ni de cómo corría el dinero en Génova hasta perder la cuenta. Cascos y Arenas admiten “descontrol” en las donaciones. Gente simpática regalaba dinero al PP que solo los tesoreros anotaban y controlaban, los demás -ni desde los más altos cargos- tenían otra constancia que el disfrute del caudal económico a su disposición. Tan fluido que daba para generosos sobresueldos –de esos que se cobran “en todas partes, es de justicia” según Rajoy-, o “complementos” como Cospedal asegura hay que llamarlos. El sueldo público no basta a la eficaz y generosa entrega a los ciudadanos. Además ¿Qué mejor uso podía hacerse de las subvenciones públicas que recibe el partido para cubrir el 90% de su presupuesto? O bien de los ricos presentes de los empresarios amigos. Pura casualidad que luego éstos recibieran contratos de las administraciones que gestionaba el PP. ¿Quién mejor? Porque no cabe imaginar que, dado que en el PP no se han enterado ni del dinero que tenian ni de dónde venía, se haya colado algún mafioso indeseable como donante.
En realidad, todo lo que cuenta Luis Bárcenas es mentira… “salvo alguna cosa”. Lo dicen como una piña los miembros del PP…“ salvo algunos descarriados súbitos”. Lo repiten con fruición los medios y tertulianos de la derecha, en horas extra desde que se acrecentó el escándalo.
Luis Bárcenas entra en el PP como administrativo en 1982, año fatídico para la derecha que pierde el poder. Momento que sin embargo tanto se presta a la esforzada creatividad emprendedora. Anda por allí Naseiro para aprender, el del archivado caso de financiación irregular, sí. Y no tarda mucho en aparecer por la sede la agencia de viajes de un tal Correa, muy generoso y servicial. Pero el joven Bárcenas solo tiene un objetivo. Ha reparado en la brillantez del director general de Relaciones Institucionales de de Galicia, quien –en meteórica carrera- al año siguiente es elegido concejal del ayuntamiento de Pontevedra y que terminará siendo en 1986 vicepresidente del gobierno gallego. Ha descubierto a Mariano Rajoy.
Frío y calculador, previendo que un día Rajoy llegará a presidente del Gobierno -aunque sea a través de dos derrotas electorales previas y las consecuencias de una crisis financiera internacional-, se dedica a hacer anotaciones falsas en unos cuadernos de contabilidad. Su maldad llega al punto de colocar algunos apuntes ciertos, solo algunos, para que los maledicientes de turno y los rojos demonios de la izquierda tengan donde agarrarse y mostrar su inmundicia.
El PP siempre ha colaborado para esclarecer la verdad y ahuyentar sospechas. Desde que iniciara la causa el Juez Baltasar Garzón, y las entonces cúpulas de y de odos ellos están hoy defenestrados, disfrutando del sosiego que aporta no lidiar con el estrés de la primera línea. Los medios y tertulianos del partido lo mismo, ejercen un periodismo documentado y crítico para que la ciudadanía cuente con todos los datos. Sus imaginativas portadas y narraciones panfletarias buscan afianzar a los devotos, sí, pero también divertir a los adversarios que son unos amargados. Y sirven a una idea fundamental que no debe olvidarse: ¿Robar? ¿Corromperse en cohechos? todos lo hacen, otros más… y, lo que es mucho mejor, ¡compensa! “La corrupción compensa si las cosas marchan económicamente”, aseguran más personas de las que imaginamos. Muchos de ellos son especialistas en ver signos de recuperación incluso si las estrecheces les oprimen cada día más. No pierden la esperanza, eso nunca.
Tenemos ya la prima de riesgo -ésa que cae alentadora- a uno de los niveles máximos que se dieron con Zapatero cuando era imprescindible cambiar de gobierno. Debemos el doble que al inició la crisis, 20 puntos más de deuda pública que con el gobierno socialista. Han crecido los parados por esporas y con los pagos y repagos, mermas y emigración, cada vez somos menos, más pobres y más vulnerables. Nuestro amigo Olli Rehn acaba de decir que ofrece alguna expectativa positiva, pero no –en concreto- España y Grecia que precisan muchas más “reformas”. Mas tijera, pues. Aunque no funcione, que no funciona.
Pero compensa, este circo es muy útil. Cumple el secular objetivo de mantener una sociedad analfabeta funcional, sumisa y corrupta de la que aprovecharse… “como toda la vida”. La que en su alegre egoísmo no siente tampoco el menor empacho en perjudicar al conjunto de los ciudadanos y al propio país con los efectos de sus “creencias” irracionales. Ése es el germen y nido de todas las corrupciones. Esa es nuestra historia.