Ayuso quiere MENAS violentos

Lo primero es pedir disculpas por usar el término MENA para hablar de niños extranjeros sin padres y solos en un país extraño, pero a veces es necesario ponerse en la mente del otro para explicar cuál es la intencionalidad de sus políticas. Porque Isabel Díaz Ayuso necesita que esos niños se comporten como esa figura deshumanizadora que lleva implícito el concepto MENA y por eso es necesario exponerlo de manera tan cruda. Ayuso quiere crear MENAS violentos en poblaciones del sur de Madrid donde gobierna el PSOE para utilizarlo políticamente.
La propaganda funciona creando realidades paralelas sobre hechos para alterar la percepción social. La intensa actividad de odio de la extrema derecha contra esos menores ha generado una percepción negativa en la sociedad de todos aquellos inmigrantes que deambulan por las calles porque no tienen familia ni lugar donde alojarse, incluso teniéndolo, los hacen que salgan del centro desde la mañana a la noche. Decir MENA se ha convertido en sinónimo de delincuente, una palabra que da miedo y es equiparable a peligro. A ello ha ayudado el poco interés de los medios en acercarse a hablar con ellos, de ellos, de su situación, de sus deseos, de sus miedos y anhelos, de sus perspectivas de futuro, de su pasado traumático, o mísero, en definitiva, de su humanidad. Era necesario hacerlo así para criminalizarlos, porque lo que se desconoce se teme.
Una vez lograda esa percepción en la sociedad se puede utilizar políticamente para mediante el odio sacar rédito electoral. Pero incluso, quienes se aprovechan capitalizando ese odio sin ejercerlo de manera activa, utilizan esa criminalización para usar a esos menores como carne de cañón con la que provocar conflictos sociales que aumenten esa sensación de rechazo entre la sociedad. Ayuso confronta con VOX en este tema, pero solo porque sabe que los ultras le hacen el trabajo sucio que ella puede usar para confrontar con el PSOE. Esta breve introducción sirve para comprender cómo funciona el reparto de menores y la politización de su destino. Ahora la estrategia infame de la novia de Alberto Quirón.
Isabel Díaz Ayuso se ha empeñado en que todos los menores que Madrid reciba acaben en un macrocentro situado entre Parla, Getafe y Fuenlabrada. Es normal que todo aquello que consideren basura, y para ellos estos niños lo son, lo manden al sur de Madrid. Al fin y al cabo somos los más pobres y los que aún mantienen una cierta, pequeña, resistencia electoral a sus soflamas. La estrategia de la quironesa es sencilla, quiere que los ayuntamientos en los que gobierna el PSOE sean los que soporten toda la carga asistencial que ella evita para las poblaciones del norte. Pero eso no es un problema, no lo sería porque son niños y no delincuentes como ellos pretenden hacer creer y si lo hiciera de manera adecuada los acogeríamos e integraríamos sin problema porque somos poblaciones creadas con migrantes internos y externos. Así que para solucionar ese pequeño problema se ha propuesto hacer lo posible para marginarlos de tal manera que su única salida sea la criminalidad.
El centro de La Cantueña, donde ahora mismo hay alojados una centena de menores no acompañados, y que más parece una cárcel, se encuentra en un cerro perdido dentro de los dos polígonos más grandes de Europa, el de La Cantueña y el de Cobo Calleja. Una zona insalubre, llena de basura, de ruidos, y alejada de cualquier civilización y posibilidad de socialización. El centro está completamente aislado de lugares de ocio, centros sociales, instituciones educativos o sanitarias, y de cualquier posibilidad de integrarse con nosotros, los habitantes de Fuenlabrada, Parla y Getafe, porque se encuentran en un gueto que busca crear en los ciudadanos la percepción de peligro al mantenerlos en una ubicación extraña. El centro se encuentra a orillas de la carretera de Toledo y solo hay un puente para pasar al otro lado que termina en uno de los prostíbulos más grandes de la zona sur. El entorno idóneo para la integración.
Porque Ayuso no quiere integración. Ayuso quiere que esos chavales se conviertan en delincuentes y como en una profecía autocumplida marginarlos tanto para que solo les quede el recurso de la violencia, el robo y la criminalidad y generar un problema donde podría haber integración, respeto y solidaridad. Después de eso el relato vendrá solo, acusará a los alcaldes socialistas de la zona sur de ser unos hipócritas por pedir empatía y rechazar su inclusión en sus poblaciones. No se dejen engañar por ese juego de una trilera sin escrúpulos que solo quiere menas violentos, y si no los tiene, los crea, para seguir emponzoñando la sociedad por tacticismo electoral miserable. Los menores deben estar acogidos en los mejores lugares posibles para favorecer su desarrollo humano y que se integren entre los vecinos, no tratarlos como alimañas a la espera de que se conviertan en lo que esperan que sean para poder criminalizarlos.
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