Se ha puesto de moda en Tuiter que los dirigentes y exdirigentes de todos los bandos políticos bloqueen a todo el que, no ya les insulte, sino simplemente les lleve la contraria, no pudiendo acceder ya ninguno de los bloqueados a la información que dichos políticos tuiteen o retuiteen.
La verdad es que hay ciudadanos pesadísimos que se pasan el día pidiendo explicaciones sobre las gestiones de cada político y poniendo en duda la credibilidad del Gobierno y la oposición. La culpa es del paro, imagínate lo que es tener a millones de españoles ociosos y aburridos sin nada mejor que hacer que darte la lata.
Esta semana, un montón de tuiteros (seguramente parados de larga duración) se han cebado con la socialista María Antonia Trujillo, que ya está hasta retirada de la vida política, pero es que ni eso se respeta. La misma que fue ministra de Vivienda durante los años de soplar e inflar la burbuja inmobiliaria como si no hubiera un mañana, nos regaló la siguiente reflexión:
Lo creyó ella oportuno.
También es verdad que una vez que los votos y las campañas electorales te la traen floja, ya puedes decir lo que verdaderamente piensas. Esto es así desde que el mundo es mundo. Pues María Antonia (y yo, muchísimo) se indignó ante la avalancha de menciones a su tuit. Conque no sólo os endeudáis y no pagáis, sino que encima os enfadáis con quien no tiene culpa. Normal que os bloqueara en masa y cerrara su cuenta al público. Poco me parece.
Pero sin duda la “Reina del Block” no es otra que la actual delegada del Gobierno en Madrid: Cristina Cifuentes. Cristina es poco de diálogo social, la verdad. A ella no hace falta que le recrimines nada sobre su trabajo, con que no le guste tu pregunta es suficiente para que le dé al botón de “tú ya no me lees más”. Y muy bien que hace, ni que fuera un cargo público al servicio del ciudadano.
Hace unos meses en Tuiter se puso de moda preguntarle a Cifuentes si conocía el artículo 21 sobre el derecho a reunión de nuestra Constitución, sólo porque era sabido que se enfadaba y te bloqueaba en tiempo récord. Se rieron de ella por encima de nuestras posibilidades y, claro, de aquellos barros estos lodos; ahora nos la devuelve siempre que puede. El día de la manifestación del 14N, por ejemplo, Cifuentes se hizo eco en su cuenta del siguiente tuit de la Delegación del Gobierno (lo sé porque la sigo desde otra cuenta, que a mí también me tiene bloqueada desde un día que nos llamó antisistemas y le recordé amablemente que su marido también lo era):
Pero Tuiter, lejos de cabrearse por la manipulación se puso a hacer chistes. Qué insufribles.
Cristina Cifuentes, máxima responsable de dicha delegación, se vio obligada a estar toda la noche bloqueando a insolentes que se tomaron a risa sus estimaciones y sus intentos de quitar hierro a la jornada.
Pero los maleantes de Tuiter, no contentos con esto, también han acabado esta semana con la paciencia del único político sensible de España: González Pons, el Paulo Coelho del Partido Popular. Autor de éxitos como “La burbuja inmobiliaria no fue mala” o el gran “Sobran políticos, no funcionarios” dicho en precampaña y olvidado en postcampaña.
Pons, en un intento de emocionar a sus seguidores y hacerles reflexionar sobre la vida, tuiteó lo siguiente:
Seguro que en su cabeza sonaba mejor.
Y la foto, bueno, FOTAZA.
“Ser libre es confundir la libertad con el mero hecho de vivir”, dice. Y una gaviota. Crack.
Pero no sabéis respetar nada. Provocáis la fatiga hasta en el más incansable. A Pons ya no le quedaron ganas ni de discutir:
Los políticos están deseando acabar con el paro sólo para no teneros todo el día dándoles la lata en las redes sociales.