Siempre nos quedará el PSOE

Tras un año y medio de Gobierno del Partido Popular, dos huelgas generales, cientos de manifestaciones y más de seis millones de parados, mucha gente firmaría ahora mismo por unas elecciones anticipadas.

El “quita que tú no sabes” que le hizo el PP al PSOE y en el que confiaron once millones de almas, resultó ser –no puede ser, quién lo iba a decir– una estrategia para llegar al poder y hacer política de derechas cuyo último benefactor sería el pueblo que les votó. Muchos de esos millones de votos que recibió el Partido Popular fueron, como sabemos, socialistas cabreados; el famoso “voto castigo”, que es igual que el “voto útil” pero poniendo cara de cabreado en vez de cara de listo frente a la urna.

Es decir, miles y miles de personas de izquierdas se enfadaron con el PSOE por hacer política de derechas y, acto seguido, votaron a un partido de derechas. O lo que es lo mismo: cambiaron un partido de aficionados a la derecha por un partido de profesionales de la derecha. Millones de curritos poniéndose en fila para votar en masa a quien mirará por la patronal antes que por ellos es una foto que representa bastante bien a España. Ésa y Falete saltando de un trampolín.

Pero España puede estar tranquila, que el PSOE dice haberse dado cuenta de sus equivocaciones. Menos mal, porque había un montón de gente preocupada pensando que no iban a darse cuenta nunca de que llevan años mintiendo sin querer, recortando en gastos sociales sin querer, desahuciando sin querer y humillando al socialismo sin querer. Menos mal.

Claro que sí.

Sin ir más lejos, hace un par de meses, Rubalcaba dejó constancia:

A día de hoy no sabemos si se han puesto ya, pero lo que importa es que se han dado cuenta de que no se habían puesto y de que tenían que ponerse. Lo que importa es el detalle en sí.

Es un alivio para sus votantes más fieles, y también para los ocasionales, ver que se revuelven ante la corrupción, ante el robo sistemático al pueblo y que se enfadan como el que más.

Grande Elena. El caso Bárcenas supera a la ficción, no como el caso de los ERE, que es insuperable.

Dan muchísimas ganas de votarles cuando se les ve tan vivos, tan furiosos, tan olvidadizos. Como cuando Rubalcaba se enfada por la reforma laboral del Partido Popular y se dice a sí mismo “pues voy ir ahora a hacer oposición”, y sienta cátedra:

Hay que reconocer el meritazo que tiene quejarse de cosas que has empezado tú mismo y no parecer un oportunista sin conciencia. Rubalcaba, con este despliegue de sinceridad, nos tiene en el bote a todos.

Lo que hay que tener, eso sí, es paciencia para la conversión total del PSOE en un partido político de verdad, que haga oposición de verdad y se dé cuenta de que tanto ellos como el Gobierno están insultando a la sociedad con el eterno juego del “y tú más”. El ping-pong español.

PING.

PONG.

PING.

PONG.

Y cuando otro marca por la escuadra, el PSOE se apunta el tanto.

Y después de toda esta regeneración y creación de soluciones, yo ya no sé qué más necesita la gente para volver a confiar una vez más en ellos. El PSOE ahora mismo está tan a la izquierda de todo ya, que incluso han amenazado con pedir la revisión del concordato con la Santa Sede si se aprueba ley del aborto de Gallardón. ¡Brutal! ¡Qué sobredosis de progreso!

Con este trabajazo ha quedado demostrado que todos estos meses de silencio en la oposición no han sido porque no supieran qué decir, porque no les importara, porque les bailaran el agua al Gobierno o porque realmente sean la misma cosa.

Este silencio no significaba que se supieran parte del sistema ni que les interesara que nada cambie, no estaban esperando a que el tiempo pasara para tomar el relevo en las próximas elecciones. No es que no actuaran porque fueran plenamente conscientes de que su inactividad aumente la abstención, la misma abstención que favorece al bipartidismo y por lo tanto a ellos.

Nada más lejos de la realidad.

¡Todo este tiempo estaban regenerándose para darnos más años de PSOE! ¡Por si alguno no ha tenido ya bastante!

Ilusionante proyecto. Excelente autocrítica. Muchísimas ganas de que haya elecciones para votarles y no salir jamás de este bucle PPSOE.

¡Sólo nos queda daros las gracias, Partido Socialista Obrero Español!