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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Talegón

A mí el vídeo de Talegón hablando a la Internacional me llegó en un tuit, y estuve a punto de retuitearlo, entusiasmado porque alguien en el partido de los muertos vivientes diera por fin signos de vida verdadera. Aunque me gustó su rapapolvo, no me decidí a hacer el retuit porque había algo en aquella performance que no acababa de encajar.

Pensé si no se trataría de un montaje, de un discurso falso. ¿Habrían cogido a Talegón, la habrían puesto a hablar en un plató de croma y luego habrían sustituido el fondo por un panel de puñitos y rosas socialistas?

Me vino a la memoria un reciente vídeo, glosado aquí, de unos jóvenes socialistas pidiendo perdón a la gente, y pensé si no estaríamos ante una ofensiva publicitaria de las Juventudes. O del aparato. Rubalcaba será un zombi pero no es tonto, y sabe que la única manera de resucitar es lanzando a alguien que esté (o parezca estar) en contra de sus mayores.

Que el vídeo esté editado y que no se enfoque al público aumentaba esa sensación de extrañeza y desconfianza. ¿A quién hablaba Talegón? ¿A una sala llena? ¿A cuatro gatos? ¿Qué líderes estaban escuchando? ¿Estaba entre ellos Rubalcaba?

Bah, imaginaciones mías. Déjate de conspiraciones, me dije, y acepta la explicación más simple: Talegón ha estado allí y ha soltado un discurso honrado y sincero que expresa con rabia la decepción y el desengaño de muchos simpatizantes del PSOE.

Y sin embargo aquella intervención seguía dejándome mal sabor de boca. He vuelto a verla varias veces y finalmente he descubierto por qué no acabo de adherirme al entusiasmo general por Talegón.

(Perdón; retiro lo de general: he leído que en la manifestación del sábado pasado, convocada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, un grupo de manifestantes la abucheó, haciéndola tal vez responsable de todas las cagadas socialistas desde el congreso de Suresnes).

A lo que voy: si es verdad todo lo que Talegón dice en el vídeo, si sus acusaciones de hipocresía, derechización, censura e insensibilidad son ciertas, ¿por qué diablos sigue militando en esa organización tan horrible? ¿Por qué no escapa de semejante horror?

Ah, ya sé: porque desde dentro del partido se puede contribuir mejor al blablablá.

El cuerpo me pide creerla, pero la brillante carrera en Telefónica de don Javier de Paz, exsecretario general de las Juventudes Socialistas, ha hecho mucho daño a la credibilidad de los cachorros del PSOE, que ahora tienen que hacer el doble para que les creamos la mitad.