Con el verano, las posibilidades de que recibamos picaduras y mordeduras de insectos se multiplican considerablemente. El buen tiempo y las vacaciones animan a salir al exterior, disfrutando (o sufriendo) la naturaleza con prendas cortas y ligeras, muchas veces descalzos y en bañador. Este comportamiento ofrece en bandeja nuestra piel a todos aquellos insectos que buscan alimentarse de nuestra sangre y que suelen ser más abundantes y activos durante esta época del año.
En ocasiones, cuando nos pican o nos muerden, no nos damos cuenta de qué animal ha sido el responsable, ya sea porque no lo llegamos a ver en ese momento o porque solo nos damos cuenta de que nos han picado o mordido horas después, cuando la inflamación, el picor y/o el dolor hacen acto de presencia. Durante estos instantes es cuando muchos se preguntan “¿qué bicho me ha picado?”. En este artículo vamos a describir las lesiones típicas que dejan los bichos chupadores de sangre más frecuentes en España para poder salir de dudas sobre a quién culpar de la desgracia y aplicar el mejor tratamiento en cada caso.
Mosquito
El insecto picador por antonomasia, prácticamente nadie se libra de haber padecido sus picaduras, así que suelen ser las más fáciles de identificar por experiencias previas. En general, los síntomas que provoca su picadura son leves, aunque molestos debido al picor. No obstante, cada persona experimenta de forma diferente las picaduras de mosquito (y de otros insectos). Hay personas que reaccionan con una inflamación ligera y muy limitada a la zona de la picadura, mientras que en otras esta inflamación es mucho más extensa y con síntomas más evidentes.
Las picaduras típicas de mosquito se caracterizan por producir pequeños bultitos enrojecidos y blandos en la piel que se encuentran aislados o separados entre ellos. No suelen producir dolor salvo en ocasiones, pero sí picor lo que lleva a una intensa necesidad de rascarse. Estas picaduras suelen darse en las zonas de la piel que quedan expuestas, que son normalmente las piernas, los brazos, el cuello y la cabeza. Se producen durante el amanecer y el anochecer, que es cuando salen estos insectos a alimentarse. Las picaduras del mosquito tigre muestran unos síntomas más intensos que las picaduras de los mosquitos convencionales, siendo la inflamación mayor y también aparece dolor localizado en la zona de la picadura.
Las picaduras de mosquito, por su levedad, no suelen necesitar un tratamiento específico, aunque no viene mal lavar las zonas de las picaduras con agua y jabón y aplicar frío o locaciones con amoníaco para disminuir la inflamación y el picor asociado. Por muy tentador que sea, lo mejor es evitar rascarse. Si los síntomas fueran lo suficientemente importantes como para necesitar fármacos, los antihistamínicos y corticoides tópicos son útiles para reducir los síntomas.
Pulga
Las picaduras de la pulga se suelen concentrar en las piernas y pies, que son las zonas a las que suelen tener acceso estos insectos. Sus picaduras producen bultitos enrojecidos más pequeños y delimitados que las picaduras de mosquito. Además, estos bultitos suelen aparecer muy juntos entre ellos, a veces organizados en grupos de 3 o 4. Otra diferencia con respecto a las picaduras de mosquito es que sentimos los síntomas desde el momento de la picadura y que prácticamente nunca producen dolor, pero sí un picor normalmente más intenso y molesto. El tratamiento es el mismo que el que se usaría para las picaduras de mosquito.
Garrapata
Las picaduras de garrapatas suelen ser muy fáciles de identificar una vez que te das cuenta de ellas por casualidad, claro. Aunque existe una inflamación difusa, estas picaduras no suelen provocar ni dolor ni picor que nos avisen de que algo está ocurriendo. Por eso es recomendable revisarse las piernas y pies tras una marcha por el campo o el bosque para comprobar que efectivamente no tenemos a un polizón a bordo de nuestro cuerpo.
En la absoluta mayoría de los casos, las reconocerás porque encontrarás a la garrapata anclada en tu piel, chupándote literalmente la sangre. No notas que está ahí porque el bicho inyecta un anestésico local, lo que es ideal para mantenerse unido a ti durante días hasta que decida soltarse.
Para quitarlas, lo mejor es usar unas pinzas finas de borde romo. Con ellas, colocamos las pinzas sobre la cabeza de la garrapata y separamos al bicho moviendo lentamente las pinzas hacia adelante y hacia arriba, como si quitáramos un anzuelo. Es conveniente guardar la garrapata en algún bote con papel húmedo durante 3 semanas por si aparecieran más tarde síntomas generales. En este caso, deberíamos acudir al médico con dicha muestra para ayudar al diagnóstico. Si no hay complicaciones, salvo la extracción de la garrapata, no es necesario ningún tratamiento específico salvo lavar la zona con agua y jabón para prevenir infecciones.
En ocasiones, este bicho puede soltarse antes de que te des cuenta de que había estado ahí (la bendición de la ignorancia) y entonces sí es más complicado identificar esta picadura. Recuerda estas tres claves: Inflamación difusa aislada, con una zona interior redondeada más enrojecida y delimitada, que no suele doler ni picar.
En muy raras ocasiones, días o semanas después de la picadura de la garrapata, puede aparecer una amplia lesión cutánea en forma de diana (llamado eritema migratorio) que es un signo muy específico y que aparece en el 80 % de los casos de la enfermedad de Lyme (una enfermedad infecciosa bacteriana). Si detectas esta lesión, debes ir urgentemente al médico.
Chinche
A diferencia de otros países, las chinches de cama han sido bastante desconocidas en España durante décadas gracias a las excelentes condiciones de la hostelería. Sin embargo, en los últimos años, se ha observado un incremento de su presencia debido, en parte, al alquiler de pisos y habitaciones de viviendas sin las condiciones higiénicas que normalmente se exigen a los hoteles y también por la proliferación de venta de ropa y muebles de segunda mano.
Es fácil reconocer las picaduras de chinches porque son lesiones rojizas diminutas y planas, con presencia de puntos de sangre que no provocan dolor, aunque sí picor, y suelen agruparse en línea. Estas picaduras pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo y se suelen dar durante la noche, cuando estamos durmiendo. En caso de que sufras estas picaduras, es fácil encontrar pequeños restos de sangre entre las sábanas. El tratamiento es el equivalente al de los mosquitos.
Tábano
A diferencia de los mosquitos, los tábanos muerden con su boca en forma de tijeras. Por ello, en lugar de encontrar un diminuto agujero en el lugar de la lesión, encontramos un pequeño corte. Esta zona del corte está ligeramente elevada con respecto a la zona rojiza de alrededor y puede sangrar. Además, estas mordeduras son bastante dolorosas y suelen encontrarse en las zonas descubiertas de la piel. Solo en ocasiones provocan picor e inflamación. Su tratamiento es el mismo que para las picaduras de mosquito.
Mosca negra
Aunque no es de los bichos más frecuentemente molestos en España, estos días los habitantes de Madrid, Zaragoza y otras poblaciones cercanas a ríos están siendo acribillados por plagas de mosca negra. Al igual que los tábanos, estas moscas muerden y no pican, así que provocan lesiones muy similares, con forma de corte en las zonas expuestas de la piel. Su mordedura es muy dolorosa horas después de que se haya producido (cuando desaparece el efecto analgésico del bicho). Las lesiones pueden sangrar e inflamarse a su alrededor. Su tratamiento es igual que para mosquitos y tábanos.