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Un 'borinot' letal

El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón.
12 de marzo de 2025 22:18 h

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“Nada es ineluctable. La vida tiene sorpresas. La vida es absurda. Y como es absurda, siempre existe la esperanza”. Lo dice el doctor Plarr, uno de los personajes de El cónsul honorario, la novela de Graham Greene, y tiene razón. Con frecuencia en mis siete décadas en este planeta, he comprobado la veracidad de esta idea. Situaciones que ya casi daba por irresolubles han terminado teniendo un final feliz… siempre y cuando no me hubiera rendido de antemano.

O, por decirlo al modo de Rubén Blades, la vida te da sorpresas, sorpresas te da vida. ¿Quién me iba a decir a mí que, por una vez, estaría de acuerdo con una portada sentenciosa del Abc, el diario más viejuno de la carcunda española? Me refiero a la de este miércoles 12 de marzo, ese rotundo: “Mazón debe irse ya”. Un veredicto justificado así: “La investigación judicial ofrece conclusiones que evidencian la pésima gestión de la Generalitat en la catástrofe de la dana”.

¡Albricias! Resulta que teníamos razón los que pensábamos de esta manera, empezando por los familiares y amigos de las 228 víctimas mortales de la riada del 29 de octubre, las decenas de miles de valencianos afectados emocional y materialmente por el diluvio y las muchedumbres que han salido a las calles de la ciudad del Turia para exigir la dimisión del president de la Generalitat. No fueron los hados, no fue el malvado Sánchez, no fuimos los zurdos y los woke, fue Mazón el que no hizo lo que estaba obligado a hacer para amortiguar el desastre.

Con un auto argumentado como una demostración científica, lo ha dejado claro Nuria Ruiz Tobarra, la jueza de Catarroja. Era la Generalitat la encargada de actuar frente a la riada, no La Moncloa, no la Unión Europea, no el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. A la Generalitat le llegaron con antelación y contundencia los avisos de la catástrofe en marcha, pero no hizo nada para alertar a la población valenciana de la extrema gravedad y urgencia de la situación. Y Mazón, el jefe de la Generalitat, no ha explicado aún dónde estuvo en las horas capitales en las que debería haber dado la orden de desencadenar el máximo nivel de alerta.

Confieso que las caritas de Mazón me dan pena a veces, transmiten lo que mis familiares y amigos valencianos llaman un borinot, un bobo absoluto. Que un tipo con tan pocas luces, con tan poca honestidad, con tan poca valentía llegara a la presidencia de la Comunidad Valenciana nos produce desasosiego a los que aún creemos en el porvenir de la humanidad. Algo está fallando en nuestras democracias cuando los electorados escogen a tipos como él o como Trump.

Lo mejor que puede sospecharse de Mazón es que pasó las cruciales horas del almuerzo y la sobremesa del 29 de octubre en compañía de una periodista en el restaurante El Ventorro. Como bien sabía Graham Greene, el factor humano -las filias y las fobias, los sueños explícitos y las fantasías inconfesables- no es desdeñable en la actuación de los políticos. Aunque cabe añadir que había que ser muy borinot para seguir en El Ventorro con la que estaba cayendo. Un borinot letal, a la vista de lo que ocurrió.

El factor humano explica también la resistencia a la dimisión de este individuo. Miedo a una imputación expeditiva si deja de ser aforado por su condición de president. Miedo a quedarse sin ganapán si abandona la política. Ignacio Escolar ha dado en este diario una información muy relevante al respecto: de culminar una legislatura como president, Mazón tendría asegurado vitaliciamente un buen sueldo y unas cuantas prebendas. No está mal para quien empezó como un cantantucho que imitaba a Julio Iglesias en hoteles, saraos y festivales.

Me pregunto si Feijóo tendrá algo que ver con la expeditiva portada del Abc. Feijóo es tan oscuro y tan retorcido que igual le ha mandado por esa vía un mensaje a su correligionario valenciano. Vete, vete ya, que nos estás poniendo las cosas muy difíciles. Al PP le gusta enviar cabezas de caballo sangrientas a sus capos díscolos a través de los periódicos madrileños de derechas. También lo hizo Isabel Díaz Ayuso, la de los 7.291 muertos en las residencias de Madrid, la que tiene un novio tan mono como pillín, cuando deseó el destronamiento de Pablo Casado. “Casado, una dimisión obligada”, tituló el Abc del 21 de febrero de 2022.

 ¿Seguirá Mazón en el Palau de la Generalitat cuando se publique esta columna? No lo sé, no soy adivino. A tenor de su actuación en estos últimos meses, estoy seguro de que hará todo lo posible por seguir. A base de mentiras, a base de cambiar de versión, a base de prometer reconstrucción, a base de poner caritas de pobre pelanas abrumado por la vida, se aferrará al cargo. No tiene dónde ir.

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