La gente no vota por lo que son los partidos, por sus ideologías o por el valor de sus candidatos, de igual forma que no lee un periódico por el nombre de sus periodistas o por el de la capacidad de su director; sino por el conjunto de creencias, miedos y anhelos que pueden proyectar en ese programa político o candidato o en ese medio de comunicación, al que hacen depositario de su identidad política y su relación con una comunidad de valores.
Sin embargo, es con personas con quienes realizamos esa cadena de confianza, sean representantes políticos o sean periodistas que nos informan y nos guían en la construcción de nuestra opinión y nuestra decisión. En España hay pocos y buenos cronistas políticos. Seguramente hay más tertulianos y “todólogos” que interpretadores de calidad. Uno de esos cronistas buenos es Fernando Garea, quien acaba de dejar el diario El País, según él mismo dijo, “para poder seguir escribiendo de política y parlamento”. Desconozco los intringulados motivos personales y profesionales del periodista para no poder seguir haciéndolo en la cabecera del grupo PRISA, pero solo nos resta agradecerle que así sea. Que quiera y pueda seguir haciéndolo. La madurez política requiere de buenos análisis, fríos y desapasionados, como los de Garea, una atinada selección de lo que es lo importante, de lo que nos hace más poderosos a la hora de escoger y de votar.
Es de los pocos periodistas con memoria, con responsabilidad y de esos que piensan en el siguiente movimiento, como un buen jugador de ajedrez. He tenido ocasión de conversar largo y frecuente con él, en esas reuniones en que intercambiamos puntos de vista para enriquecer nuestro trabajo los asesores y para contrastar fuentes los periodistas. Su mirada inquieta, su sentido de la justicia y su inteligencia algo retorcida permite una combinación perfecta para el análisis lúcido y certero. De argumentos acorazados, es difícil para un político o un asesor encontrarle flaquezas por las que penetrar en sus intenciones objetivadoras. Es tenaz y testarudo, inconformista con la verdad, crítico con la chapuza e inflexible con la inmoralidad política. Los consultores políticos tenemos la ocasión de encontrarnos en muchas situaciones con los periodistas parlamentarios, de rozarnos, de compadrear y de intercambiar, de pedir y de tomar. Con Garea es difícil cualquiera de estas cosas porque es de los pocos que no pierde su papel ni por la amistad, ni por la posibilidad de ganar algo en la transacción. Un gran periodista, un periodista limpio.
Consciente de su responsabilidad en este trozo de historia del periodismo en España, y de su propia historia, ha dejado el medio que le dio cobertura y nombre, y que también le apartó de su pasión por su trabajo, para “poder seguir escribiendo de política y de parlamento”. Le agradecemos que así sea y nos alegramos, por él y por nosotros, de que triunfe el periodismo, de que triunfe la política. Necesitamos de un buen periodismo y de una buena política para nuestra propia madurez democrática. Gracias, Garea. Y gracias a ese buen periodismo que este medio decidió hacer hace 5 años, puedo escribir esto, que es justo y necesario, independientemente de corporativismos y de nociones de negocio. eldiario.es cumple cinco años y qué mejor celebración que invocando al buen periodismo y reconociendo la necesidad que tenemos de buenos periodistas. Gracias eldiario.es y feliz cumpleaños.