El camino hacia la dictadura de Sánchez

22 de septiembre de 2024 22:38 h

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Bueeeeno, pues ya estamos un poquito más cerca de la dictadura en España. Esta semana hemos dado un paso de gigante hacia el fin de la democracia y la instauración del régimen sanchista, como bien han denunciado desde la clandestinidad los valientes miembros de la resistencia, mediante mensajes en clave y octavillas impresas en las viejas ‘vietnamitas’ rescatadas del trastero de sus abuelos antifranquistas: “Persecución y censura de los periodistas, no se veía una cosa así desde Franco”. “El gobierno se está contagiando de los tics autoritarios de Maduro”. “Censurar la prensa es propio de una dictadura”. “Un plan contra la prensa libre”. “La deriva autoritaria del sanchismo”. “La dictadura perfecta”. “Acelerón de Sánchez hacia la dictadura”. “Un paso más para convertir España en una autocracia”.

He preferido no identificar la autoría de todas esas frases, para no facilitar la persecución de los disidentes. Solo informo de que han sido dichas en la última semana por dirigentes políticos y periodistas de medios que ni siquiera la dictadura sanchista consideraría “pseudomedios”. Si ponéis en Google: dictadura Pedro Sánchez, encontraréis todas esas y muchas más de los últimos años. Pero no os lo recomiendo, que seguro que el Gran Hermano sanchista controla también las búsquedas en Internet.

Podemos hacer muchas bromas con la querencia de la derecha política y mediática a exagerar locamente sus críticas al gobierno. Una semana tras otra es una competición muy reñida entre la derecha, la ultraderecha y la ultraderecha plus ultra por ver quién la dice más gorda. Y todo eso, insisto, hablando solo de políticos y medios, no quiero ni asomarme a lo que circula en redes sociales. Podemos hacer mucha broma, pero maldita la gracia de vivir un clima tan polarizado, y que encima lo recalienten diputados y tertulianos con disparates que ni ellos ni sus seguidores se creen, pero los siguen soltando y compartiendo. Incluso publican libros, como ese superventas que en plena dictadura se puede encontrar en cualquier aeropuerto o estación, y cuyo valiente título he tomado prestado para mi artículo.

¿Cuándo empezó la cantinela de “la dictadura de Sánchez”? Bicheo un rato en la hemeroteca (tristes domingos los míos, sí) para ver de cuándo viene la matraca y quién la inició. Busco hacia atrás en el tiempo, tirando del hilo. Compruebo que su uso y abuso se ha generalizado este año, con varios picos: el anuncio hace meses de un plan de regeneración (el que han acabado aprobando); los días de reflexión de Sánchez y su discurso contra “el fango”; y por supuesto la amnistía y los acuerdos de investidura. En cada uno de esos momentos se disparó el exagerómetro.

Si tiro un poco más del hilo, veo que ya en la legislatura anterior era moneda corriente la acusación por parte de la derecha. Y si remonto un poco más en el tiempo, 2022, 2021, 2020, compruebo que es durante la pandemia cuando se fija el argumentario “vamos camino de una dictadura”. El confinamiento y las posteriores restricciones para frenar los contagios sirvieron para que la derecha comenzase a denunciar que las libertades estaban en peligro y que el sanchismo aprovecharía el shock pandémico para imponer una dictadura.

¿Y quién empezó en aquel entonces con el cuento? En Vox ni me fijo, porque ellos no han dicho otra cosa desde su llegada. Prefiero mirar quién en el PP lanzó por primera vez el racarraca del dictador Sánchez. A ver, a ver… ¡Ajá! Aquí está: mayo de 2020. Es decir, todavía en pleno confinamiento domiciliario, con cientos de muertos a diario. En ese momento hubo dos líderes del PP con la boca muy caliente: el entonces presidente del partido, cuyo nombre ni recuerdo ya (míralo en wikipedia), que acusó a Sánchez de buscar “una dictadura constitucional”. Y la otra fue, oh sorpresa, la valiente presidenta de cierta comunidad autónoma, que mantendré en el anonimato para que no sufra la visita nocturna de la policía política. Dijo entonces que “los señores que están instalados en Moncloa” querían imponer “una suerte de dictadura”. Ella, la pionera, es precisamente la que más ha insistido desde entonces en denunciar la deriva dictatorial. La verdadera líder de la resistencia. Se merece un monumento.